La eutanasia del rentista – ¿Un camino hacia una economía estacionaria?

Ecological Economics 84 (2012)

Dirk Loehr (Octubre, 2011)
Trier University of Applied Sciences, Environment Campus Birkenfeld, PO Box 1380, 55761 Birkenfeld, Germany

Traducció R.G.

Resumen.
Una tasa de interés positiva tiene importantes efectos en la ecología. Uno de ellos se deriva de impulsar el crecimiento económico. En la economía actual, la acumulación de capital es un fin en sí mismo. De acuerdo con la «regla de oro de la acumulación», la velocidad de extensión del capital es igual a la tasa de interés. Sin embargo, en las actuales condiciones económicas la tasa de interés es siempre significativamente mayor de cero, debido a la prima de liquidez de dinero (Keynes). En este contexto, las viejas propuestas, como el enfoque de «dinero libre» de Silvio Gesell podrían proporcionar soluciones interesantes. Gesell quería neutralizar la prima de liquidez poniendo aplicar costes «artificiales» al dinero (nota del traductor: “costes de mantenimiento del capital financiero” ¿algo así como “oxidación” del dinero”?). Al aumentar el stock de inversiones de capital ininterrumpidamente a pesar de las crisis económicas, el interés y el nivel de rentabilidad deberían reducirse a cero. Dado que en esta situación todo ahorro e inversión marginal causarían un interés o tasa de rentabilidad negativo, ese aumento del stock se detendría. Aunque Keynes estaba muy emocionado por las propuestas de Gesell, criticó el hecho de que Gesell no vio muchos de los posteriores obstáculos (nota del traductor: del texto deducimos que serían de índole política). Sin embargo, estos obstáculos pueden superarse a través de nuevas reformas institucionales.
1. Introducción
Durante el siglo XX, la población mundial se cuadruplicó hasta los 6.400 millones, mientras que el uso global de las materias primas se multiplicó por 8 y la producción económica mundial, medida por el PIB, creció más de 20 veces (Krausmann et al, 2009). Tan solo en el período comprendido entre 1990 y 2005, el PIB mundial se ha más que duplicado (UNCTAD, 2007). Como Meadows et al, (1972) ya había reconocido, cada euro o dólar del crecimiento económico causa estrés en el consumo de energía, producción de residuos, uso del suelo y problemas de agua, etc. Especialmente desde que la India y China en tanto que países emergentes tratan de copiar los modelos económicos no sostenibles de los países occidentales, el problema del crecimiento es más urgente que nunca.
No obstante, los libros de texto económicos normalmente hacen hincapié en la necesidad de crecer. En la medida en que los economistas contemporáneos están preocupados por la sostenibilidad, tienen la intención de minimizar el consumo de materia (nota del traductor: ¿disminuir la economía basada en un uso intensivo de los recursos materiales?) como base del crecimiento económico (nota del traductor: a partir de ahora ‘desmaterializar’). Esto debe lograrse desacoplando el consumo de energía y la producción de residuos del crecimiento económico. Las actuales estrategias para desvincular los residuos y el consumo de energía del crecimiento se basan en los avances tecnológicos. En contraste con las declaraciones del Club de Roma (Meadows et al, 1972 ”Límites del crecimiento»), se hace hincapié en un crecimiento que sea limpio en sus límites. Por lo tanto, la ”sostenibilidad” se define en términos de ingeniería. Básicamente, existen dos enfoques que son objeto de debate (Paech, 2006): desmaterialización, aumentando la eficiencia ecológica («mejor” uso de los recursos naturales; von Weizsäcker et al, 1995; Schmidt- Bleek, 1997) y neutralización ecológica por ”coherencia”(«otro” uso de los recursos naturales). La coherencia significa una estrategia de transformación técnica, que se discute en la Ecología Industrial y tiene por objeto un metabolismo industrial que sea consistente con el metabolismo de la naturaleza (Huber, 2000). A primera vista parece que los países que persiguen estas estrategias (como Alemania) tienen éxito. Por ejemplo, las emisiones de CO2 de la economía alemana se han reducido significativamente desde 1990 (Oficina Federal de Medio Ambiente de Alemania, 2010). 
Sin embargo, los críticos argumentan que una gran parte de los tramos ”sucios” de la cadena de valor (la extracción de recursos, la industria pesada, etc. con impactos sociales y ecológicos negativos) se exterioriza a países subdesarrollados (Wuppertal Institute, 2005). Para la economía mundial en su conjunto, las emisiones totales de CO2 crecieron continuamente. Aunque los avances técnicos, manifestados en la evolución de la eco-eficiencia y coherencia, causaron una desmaterialización relativa del proceso económico, este decremento ha sido más que compensado por el crecimiento (cf, Krausmann et al, 2009, Raupach et al, 2007). Se refieren muchas otras razones para el fracaso de la ”estrategia tecnológica” (Paech, 2006), por ejemplo contraproducentes efectos rebote, que se calcula que representan perder entre un 10% y un 50% del aumento de la eficiencia (Sorell, 2007): la mayor eficiencia en los motores no se utiliza para producir coches dotados de un mayor ahorro de combustible, sino más rápidos, más potentes y más grandes. Por ello, los críticos argumentan que, si bien es conveniente proseguir en las estrategias de coherencia y eco-eficiencia, no debe hacerse de manera aislada. Ese camino sólo es útil con el fin de ganar tiempo para el desarrollo de estrategias complementarias. De acuerdo con la opinión de los críticos, y debido al fracaso de las estrategias de desmaterialización de la economía,  una economía sostenible sólo es posible con crecimiento cero (estacionaria) o incluso con estrategias de decrecimiento.
Básicamente, esta idea no es nueva. Muchos economistas clásicos están convencidos de que (en teoría) el desarrollo económico tiende a largo plazo a un estado de equilibrio constante de crecimiento cero (Costanza et al., 2001). Sin embargo, sólo el previsor John Stuart Mill (1848) considera este estado de equilibrio de crecimiento cero como positivo, pues pensaba en las consecuencias para el medio ambiente natural. El estado estacionario de crecimiento cero en la comprensión de Mill  no es el mismo que el estado de equilibrio que inspira a los economistas contemporáneos (nota del traductor: de la corriente hegemónica), que son del parecer que el estado estacionario se caracteriza por tasas de crecimiento constantes, o sea, tasas estacionarias positivas. La interpretación clásica del estado estacionario fue recogida de nuevo por Daly (1973), que interpreta el estado estacionario como el crecimiento cero de los flujos de entrada (insumos) de energía y material.
Debido a la imposibilidad de que funcione una solución tecnológica aislada (desmaterialización del crecimiento), muchos de los partidarios del crecimiento cero o decrecimiento hacen hincapié en la necesidad de un cambio cultural e institucional. No promueven una estrategia de eficiencia (mejor uso de los recursos) o de coherencia (otro uso de los recursos), sino una estrategia de suficiencia (menor uso de recursos), como la propuesta por Paech, 2006 y Soddy, 1933. Esta «estrategia de cambio cultural» significa un cambio absoluto de estilo de vida.

2. Hipótesis
En lo que sigue no vamos a intentar desvelar las posibilidades y condiciones previas para una «estrategia de cambio cultural». En su lugar, asumiremos a favor de los partidarios de esta estrategia que es posible conseguir que la gente esté dispuesta a cambiar su estilo de vida. ¿Qué significa en particular esto para las economías maduras (países industrializados)? En las últimas décadas, la parte del león del crecimiento económico en los países desarrollados es debido a un crecimiento de la productividad (cf. Bormann et al., 2009). El cambio cultural significaría que el crecimiento de la productividad podría ser utilizado para la reducción del tiempo de trabajo en lugar de apoyar el crecimiento económico. Bajo este supuesto, podemos obviar el crecimiento de la productividad como motor del crecimiento económico . En cambio, sostenemos que incluso bajo las condiciones de un cambio cultural, el crecimiento cero no es posible en tanto exista un interés positivo. Con el fin de lograr una tasa de interés cero, podría tenerse en cuenta la reforma monetaria según el modelo heterodoxo de Gesell (1916/1958) o Johannsen (1913) . Sin embargo, e incluso aunque tuviera éxito, esta reforma es sólo una condición necesaria, pero en absoluto suficiente, para una economía estacionaria. Muchos otros requisitos adicionales deberían cumplirse para lograr una económica sostenible.

3. Teoría: Una tasa de interés positiva como motor del crecimiento económico
3.1. Crecimiento económico, Esfera de acumulación y Tasa de interés
Según Keynes (1936/2008) una economía activa requiere un ciclo económico cerrado. Un ciclo económico cerrado significa que el (ex ante) ahorro «S» es transferido a lo largo del ciclo a (ex ante) inversión «I» (en nuestro análisis, «I» comprende las inversiones netas y los reemplazos, mientras que «S» comprende el ahorro neto, así como la depreciación) . Siguiendo con nuestra hipótesis de cambio cultural, podemos no considerar el crecimiento de la productividad. Los aumentos en la productividad del trabajo (ya sea por reemplazo o por inversión neta) se traducirán en una disminución de las horas de trabajo. Por lo tanto, las sustituciones no pueden causar el crecimiento económico; si lo causarían las inversiones netas, ya que aumentan el stock de capital. De lo que se deriva que el crecimiento cero requiere como condición necesaria una  inversión neta de cero. Sin embargo, como consecuencia (nota del traductor: derivada de la existencia de excedente y de su apropiación por parte del capital financiero, lo que provocaría un crecimiento cero, aquello que de alguna manera llamamos ecofascismo) (ex ante) «S» excede «I» por lo que la circulación económica se interrumpirá. Las consecuencias de tal interrupción podrán ser graves. Al igual que la interrupción de la circulación de la sangre, la interrupción de la circulación económica puede conducir a un colapso del organismo (económico). Debido a los efectos multiplicadores, la interrupción del ciclo económico puede extenderse a otros sectores de la economía. La Tabla 1 muestra los componentes del PIB en una economía cerrada y sin actividad gubernamental. El área más crítica del ciclo económico y del crecimiento económico es la esfera de la acumulación de ahorro neto e inversiones netas.
Tabla 1

Si no consideramos el crecimiento de la productividad ni el crecimiento de la población, el motor que queda del crecimiento económico es la esfera de la acumulación. Seguidamente, queremos mostrar que la esfera de acumulación de la Tabla 1 se conecta estrechamente con la tasa de interés (Olah et al., 2010). Para ahorrar texto, tenemos que simplificar y sólo podemos elegir algunos de los argumentos de la «regla de oro de la acumulación» en el sentido que han sido desarrollado por Phelps (1961). En particular, no vamos a discutir las diferencias entre la Regla de Oro y la regla de equilibrio Keynes-Ramsey (véase Frenkel y Hemmer, 1999), ni tampoco nos referiremos a los cambios en la fuerza de trabajo y en el progreso tecnológico. No es nuestra intención crear una teoría alternativa de crecimiento, sino que se limita a ilustrar la importancia de una modificación importante [la tasa de interés] en un modelo simple. Como hemos dicho, suponemos que la economía es cerrada y no tiene un sector gubernamental.
Si asumimos equilibrio (I = S), obtenemos
Y = C + S ∧ I = S ⇒ C = Y−I
La tarea económica es maximizar el consumo “C” (véase más abajo):
C = Y − I =! max, y
C = Y − S =! max.
Por otra parte, y de acuerdo con la Tabla 1,
I = K’ + δK.
Las inversiones brutas «I» son iguales a las inversiones netas «K’ » (durante un período de tiempo) más la restitución del capital existente «δK».
Por lo tanto, la tarea de maximización es:
C = Y − K’ – δK =! max.
Debemos tener en cuenta que estamos buscando la tasa de acumulación óptima de del stock de capital. Lo obtenemos mediante el cálculo de la derivada parcial para los cambios de «K». Con el fin de optimizar el nivel de consumo (que es el fin de la actividad económica), tenemos que establecer esta ecuación igual a cero:
∂C / ∂K = ∂Y / ∂K − g − δ = 0   de lo que   ∂Y / ∂K − δ = g   de lo que   MPK = g.
«MPK» es la productividad marginal del capital. Según Phelps, «MPK» es igual a la tasa de interés real «r» (MPK = r) . Por lo tanto, también la tasa de acumulación «g» es igual a la tasa de interés real «r» (r = g). El neoclásico «MPK» expresa la escasez física de los factores de producción sin tener en cuenta el tiempo. Por el contrario, para Keynes «MEC» («eficiencia marginal del capital», lo que en el modelo de Keynes significa tasa de retorno sobre el coste, Keynes, 1936/2008) se refiere al valor y considera las expectativas sobre la evolución futura. A pesar de estas diferencias, y para simplificar, estableceremos en la siguiente argumentación la igualdad de «MPK» con «MEC». Por lo tanto, la producción, a la cual se optimiza el nivel de consumo, se alcanza siguiendo, como condición necesaria, el camino MPK, o, alternativamente MEC = r = g.
Hasta ahora, básicamente, hemos estado siguiendo la teoría estándar del crecimiento. Ahora vamos a considerar una modificación. Keynes (1936/2008) describe que en el ciclo económico (original: during the business cycle), y debido a un aumento de los activos fijos, la rentabilidad de las inversiones reales y el «MEC» puede disminuir debido a la creciente competencia de las nuevas inversiones. Sin embargo, Keynes demostró que en particular la tasa de interés «r» es más reacia a caer que el MEC y que no puede caer por debajo de un cierto mínimo. Este mínimo está fijado por la prima de liquidez «λ». Según Keynes (1936/2008), la prima de liquidez oscila entre 2,0-2,5%. Debido a que el límite inferior para la tasa de interés sobre el dinero «r» es la prima de liquidez «λ», Keynes (1936/2008) afirma que la tasa de interés sobre el dinero «r» «establece un estándar al cual la eficiencia marginal de un nuevo capital activo debe atenerse». Por lo tanto, «MEC» y «r» siempre tienen que ser al menos no menores que «λ» (MEC ≥ r Λ r ≥ λ). Así, el capital sólo puede crecer hasta el «punto de estancamiento», punto que está determinado por MPK, o alternativamente por MEC = r = g = λ.
La Tabla 2 muestra el cambio del valor del stock de capital neto en Alemania como ejemplo de una economía madura cerca del punto de estancamiento, siempre y cuando no se den cambios significativos en la fuerza de trabajo. Es fácil ver que la tasa de crecimiento del stock de capital de la economía alemana está, en efecto, en el rango en el que Keynes asume para la prima de liquidez.
Más allá del punto de estancamiento (cuando MEC ≤ r), la mayor producción de bienes de capital alcanza un punto muerto debido a que S > I (cf. Keynes, 1936/2008). Cada punto muerto provoca una crisis -los bienes de capital son destruidos en términos de valor y también físicamente-. Por otro lado, la destrucción de capital provoca de nuevo la escasez. La escasez es la base de la rentabilidad de los activos de capital. Por lo tanto, una «crisis de purificación» es la condición previa para la siguiente fase de expansión económica. Sin embargo, teniendo en cuenta estas destrucciones y reconstrucciones, no debe olvidarse que cada reconstrucción necesita una gran cantidad de recursos. Teniendo en cuenta este tipo de crisis de purificación, Keynes (1936/2008) señaló: «Que el mundo, después de varios milenios de constante ahorro individual, sea tan pobre como cuando existe acumulación de activos de capital, se explica, en mi opinión, no por las propensiones imprudentes de la humanidad, ni siquiera por la destrucción de la guerra, sino por las primas de liquidez antaño inherentes a la titularidad de la tierra y ahora inherentes al dinero». Antes de Keynes, Gesell (1916/1958) ya vio el problema de «λ» positivo como un importante obstáculo para llevar la tasa de interés real «r» a cero (no obstante, el concepto analítico de Keynes era más claro). Gesell (1916/1958) llamó «λ» al «interés básico» (alemán: «Urzins»). 
También de acuerdo con Gesell, el «λ» positivo es responsable de la continua escasez de bienes de capital y puestos de trabajo. A diferencia de Marx, Gesell (1916/1958) define «capitalismo» como «una situación económica en la que la demanda de préstamos de dinero y capital real supera la oferta y por lo tanto da lugar a los intereses.».
En realidad, hasta ahora el cambio cultural no ha tenido lugar. El crecimiento de la productividad fundamenta y aumenta el «MEC». Por lo tanto, el punto de estancamiento podría ser diferido por medio de los avances tecnológicos. Sin embargo, y aunque gracias a los avances la acumulación de capital puede continuar, el crecimiento sucede a expensas del medio ambiente.
El poder explicativo del modelo que se muestra más arriba es ciertamente limitado. Sin embargo, el modelo modificado proporciona una sólida explicación de por qué no podemos lograr un estado estable de crecimiento cero. A largo plazo (nota del traductor: se entiende que para no caer en un punto de estancamiento y en la subsiguiente crisis de purificación), la economía debe crecer a un ritmo determinado, aunque tal ritmo no fuera necesario para un mayor crecimiento, ni existiera crecimiento de la población, e incluso ni hubiera progreso tecnológico. También vemos una condición importante y necesaria para un estado constante de crecimiento cero: La tasa de interés «r» debe llegar a ser cero.
3.2. Las explicaciones alternativas para un límite inferior de la tasa de interés
Pero ¿por qué en la economía contemporánea no se puede alcanzar una tasa de interés cero?
La explicación neoclásica ve la razón de una tasa de interés positiva en la estructura de preferencias de los seres humanos. Básicamente, los seres humanos tienen que elegir entre el consumo en el presente y el consumo en el futuro (ahorro). Dado que los seres humanos tenemos una tasa de preferencia temporal positiva (para el consumo en el presente), sólo ahorramos (en el sentido de «esperar» para el consumo futuro) si somos recompensados por medio de un interés. Gesell (1916/1958) ya analizó críticamente esas teorías y declaró, en relación con la denominada tendencia a la imprevisión: «… si nuestros antepasados siempre consumieran sus provisiones para el invierno antes de que éste comenzara, sería difícil explicar el hecho de nuestra existencia. ¿O es que nuestros padres renunciaron al goce inmediato tan sólo porque las provisiones de sus bodegas produjeron interés, es decir, se hicieron más valiosas, más abundantes y de mejor calidad? «. Se han hecho muchas otras objeciones contra las explicaciones de una tasa de interés positiva basadas en los neoclásicos (por ejemplo, Hummel, 1999). También Keynes (1936/2008) argumenta en contra de la explicación neoclásica: «Debería ser obvio que la tasa de interés no puede ser un retorno al ahorro o a la espera como tal. Porque si un hombre atesora sus ahorros en efectivo, no gana ningún interés, a pesar de que ahorra tanto como antes. Por el contrario, la simple definición de la tasa de interés nos dice en pocas palabras que la tasa de interés es la recompensa por desprenderse de liquidez durante un período determinado».
Por lo tanto, el segundo grupo de explicaciones identifica la razón de una tasa de interés positiva, pero no basada en la estructura de preferencias de los seres humanos, sino en la propia característica del dinero.
– En la sección anterior referida, el límite inferior de la tasa de interés real «r» se explica según Keynes por la prima de liquidez «λ». Según Keynes (1936/2008) estamos viviendo en un mundo inseguro, en el que tener dinero en efectivo aporta muchos beneficios (nota del traductor: no dinerarios) para el propietario a pesar de la ausencia de rendimientos. Un titular de dinero en efectivo siempre es capaz de pagar los gastos repentinos (función de precaución), y además puede asumir riesgos repentinos y aprovechar oportunidades especulativas (saldos especulativos). La realización de inversiones a largo plazo significa renunciar a estos beneficios. Un titular de efectivo sólo renuncia a esta ventaja si se compensa la pérdida de oportunidades con la prima de liquidez de dinero.
– A diferencia de Keynes, Gesell (1916/1958) hizo hincapié en el argumento de que el dinero es superior a bienes de capital, servicios y mano de obra. Si el titular de efectivo no compra, el dinero ocioso normalmente no pierde valor (con una ‘moneda de confianza estable’ o moneda de oro). Por el contrario, si un propietario de mercancías no las oferta, sufrirá costes de mantenimiento (original: carrying costs), costes debido a cambios en la moda, costes de almacenamiento, de deterioro, ladrones, etc. Po ello el dinero es superior a las mercancías, la liquidez sólo se abandona si existe un margen de ganancia (si se paga un «interés básico»).
– Suhr (1989) comparó el dinero con un comodín en el «juego de cartas económico», donde asume el rango de una carta más valiosa que las otras. Esta ventaja especial sólo se adquiere en el caso de que exista compensación.
– Una interpretación similar mira el dinero como una opción universal, que proporciona un mayor grado de libertad que cualquier otro bien ya sea para tener opciones económicas o para evitar riesgos. Este grado de libertad toma una significación especial en un mundo inseguro. Perder liquidez significa perder el valor de la opción. Por lo tanto, la liquidez sólo se abandona en el caso de una compensación suficiente (Löhr, 2002).
Hasta ahora, no ha sido posible proporcionar una prueba aceptada de forma generalizada que avale alguno de los puntos de vista que compiten; la cuestión de qué es el interés es todavía más o menos una cuestión de fe.
4. Resultados: Reforma del Sistema Monetario
Para que una economía de crecimiento cero sea posible, algunos economistas apoyan la necesidad de una reforma monetaria. De acuerdo con el análisis teórico general de Keynes (1936/2008), el rendimiento total de un activo de cualquier tipo («la tasa propia de interés «) «r» es igual a su rendimiento «q» más su prima de liquidez «λ» menos sus costes de mantenimiento «δ» (en la argumentación posterior no consideraremos la diferencia de las primas de riesgo entre diferentes tipos de activos). Sin embargo, no sólo el dinero, sino también muchos otros activos tienen una prima de liquidez positiva. Por lo tanto, y para mayor precisión, el activo con mayor diferencia entre la prima de liquidez «λ» y los costes de mantenimiento «δ» será quién determine el límite inferior de la tasa de interés (Keynes 1936/2008). En la economía actual ese activo es el dinero real, que no tiene rendimiento, los costes que conllevan son insignificantes y tiene una alta prima de liquidez. Como mostramos en los apartados anteriores, el stock de bienes de capital tiene que crecer en el largo plazo a una cierta velocidad mínima (g = MEC = r = λ). 
Por lo tanto, una condición necesaria para un estado estacionario de crecimiento cero (g = 0) es neutralizar la prima de liquidez «λ», imponiendo costes de mantenimiento «artificiales» «δ» en el dinero (nota del traductor: entendemos que se refiere al dinero financiero y especulativo), con λ = δ («dinero gratis») (nota del traductor: entendemos que significa que el dinero financiero y especulativo no sea retribuido). Esta idea fue apoyada por Gesell (1916/1958) y Johannsen (1913).
La Tabla 3 muestra que para la moneda “real” la diferencia (λ-δ) provoca una tasa propia de interés de alrededor del 2,5%. Por el contrario, la neutralización de la prima de liquidez por costes de mantenimiento artificial conduce a una tasa propia de interés de cero para el llamado «dinero gratis» de Gesell .
Hoy en día, en contraste con la fuerza del trabajo  y con el propietario de los bienes (nota del traductor: entendemos se refiere a bienes de producción: capital industrial o físico), el propietario del dinero (nota del traductor: capital financiero y especulativo) es capaz de bloquear el ciclo económico (Gesell, 1916/1958; Johannsen, 1913). El propietario del dinero no lo bloqueará si consigue interesantes oportunidades de inversión. Si no existen estas oportunidades de inversión, el gobierno tendrá que ofrecer atractivos «intereses fiscales» mediante la adopción de deuda. El Estado gasta el dinero prestado, con la esperanza de que la máquina económica se inicie de nuevo. Sin embargo, no hay garantía de que eso ocurra -como, por ejemplo, ocurrió en Japón, que lo experimentó durante las grandes crisis (que duró casi 15 años, a partir de 1991)-. En lugar de dar una recompensa (intereses) a los que no bloquean la economía, Gesell (1916/1958), quiso que los que obstaculizan el ciclo económico paguen. Con los costes de mantenimiento artificial «δ» de dinero, Gesell quería hacer que los propietarios de dinero ocioso sufran una pérdida (nota del traductor: ¿oxidación de la moneda?). La superioridad del dinero sobre los bienes de producción y la mano de obra debía ser eliminada. Los costes de mantenimiento del dinero debe hacer casi constante la circulación del dinero, incluso en el corto plazo. El capital social y la oferta en el mercado de capitales se incrementarían sin interrupciones causadas por las crisis económicas. Como consecuencia, se crearían ingresos adicionales, ahorros adicionales y activos reales adicionales. Dada la mayor oferta de capitales, los beneficios serían más bajos, Gesell quería «ahogar» el interés en un océano de capitales (Gesell, 1916/1958): aunque no se podrían satisfacer las exigencias de los dueños del dinero de mayores rendimientos, los costes de mantenimiento artificial empujarían al dinero de nuevo al ciclo económico. El proceso llega a su fin cuando los rendimientos de los activos financieros y reales convergen a cero. Al igual que los economistas neoclásicos (Schumann et al., 1999), Gesell también considera que la (libre de riesgo) tasa de intereses sobre el dinero y la (libre de riesgo) tasa de rendimiento del capital real (como empresas o inmuebles) están interconectadas por mecanismos de arbitraje (original: portfolio arbitrage mechanisms) (con relación de sustitución). En contraste con la teoría neoclásica, las explicaciones modernas de la teoría hacen hincapié en que estos mecanismos de arbitraje no causan una igualación de los rendimientos, sino (según Keynes, 1936/2008) de la tasa propia de interés (Olah et al., 2010). Debido a esta interconexión, la tasa de ganancia de las empresas baja junto con la tasa de interés del ahorro.
En la etapa inicial (Tabla 4, estado 1), debido a ser la tasa propia de interés efectivo cero por ciento, la estructura de las tasas propias de interés está en desequilibrio. Las inversiones en capital a largo plazo son alentadas, y el nivel de la escala de tipos de interés disminuirá. En el estado de equilibrio estable a largo plazo (Tabla 4, estado 2) todas las tasas propias de interés se igualan al nivel de cero por ciento.
La escala de tipo de interés muestra rendimientos negativos para los depósitos a corto plazo y una tasa cero para los activos a largo plazo y sin riesgo (que se corresponden con «r», Cf Olah et al, 2010,). En ambas etapas, el arbitraje se refiere sólo a la tasa libre de riesgo y no incluye la prima de riesgo «Z» . La tasa de interés del capital monetario y la tasa de retorno del resto de activos (empresas, etc.) baja solamente por la acción de los mecanismos de mercado (crecimiento de la oferta de capital). Devengar intereses no está simplemente «prohibido» (o regulado por órdenes). Por tanto no hay razón para temer el desarrollo de un «mercado negro de capitales».
A diferencia de Keynes, Gesell no hace supuestos explícitos acerca de la función de ahorro. Sin embargo, los partidarios de la idea asumen que en la situación de estado estacionario, los ahorros marginales serán desalentados por tasas propias negativas de interés, y las inversiones marginales por una tasa de rentabilidad negativa. La reacción económica básica a las tasas de interés negativas es ahorro negativo o incluso tomar préstamos de un banco. La reacción racional sobre los rendimientos marginales negativos sobre la inversión real es una parada de la actividad de inversión o incluso desinversiones. Por lo tanto, junto con r = 0, la tasa de acumulación «g» también se convierte en cero -no importa si se refiere a las inversiones financieras o reales-. Por lo tanto, en el equilibrio de estado estacionario no hay peligro de que los costes de mantenimiento artificial de dinero y la baja tasa de interés resultante impulsen el crecimiento económico. Sin embargo, dado que la escasez de capital todavía existe y el equilibrio de estado estacionario aún no se logra, es en realidad presumible un aumento temporal del crecimiento. Lo mismo ocurrirá ante el caso de aparición de nuevas necesidades.
En el estado estacionario de crecimiento cero, ya no hay inversión neta ni ahorro neto, sólo existe el reemplazo del capital consumido. Por lo tanto, todo el ingreso se consume, la tasa de consumo de la renta nacional es del 100 %. Esto no quiere decir que los individuos ya no ahorren. Aunque algunos (especialmente los jóvenes) tengan tasas de ahorro positivo, la tasa de ahorro en su conjunto puede ser cero si otros (especialmente los mayores) compensan esto con las tasas de ahorro negativas. Esto también es interesante con respecto a la opinión de Soddy. Según Soddy, una deuda acumulada viola las leyes de la termodinámica (Soddy, 1926). Sin embargo, no sólo el ahorro neto, sino que tanto los préstamos netos como su contraparte (nota del traductor: entendemos que se refiere a prestamistas y prestatarios para el apalancamiento en operaciones financieras puras o especulativas) desaparecerían en el estado estacionario. Aunque Gesell no discutió el problema de la acumulación de deudas, este desempeña un papel central en el debate contemporáneo entre los partidarios de Gesell (por ejemplo, Creutz, 2001). Si el supuesto de una tasa de ahorro (neta) y tasa de inversiones (neta) de aproximadamente cero es correcta, como consecuencia de r = g = 0, este estado de equilibrio se puede demostrar cómo se evidencia en la Tabla 5:
Básicamente, el resultado mostrado en la Tabla 5 no es en absoluto sorprendente. La esfera del consumo y la esfera de la acumulación están compitiendo. A mayor acumulación, menos bienes quedan para el consumo. La esfera de la acumulación debe ser un medio y la del consumo debe ser un fin de la economía. Por lo tanto, el consumo optimizado y el desarrollo económico deben dar lugar a la disminución de la esfera de la acumulación. Este objetivo se consigue si r = g = 0.
Este resultado está en línea con el modelo de crecimiento neoclásico de Solow  (1956). Solow  se pregunta por la tasa de crecimiento cuando se maximiza la tasa de consumo. Bajo este supuesto, la tasa de interés real se corresponde con la productividad marginal neta del capital (r = MPK-δ, sin tener en cuenta el progreso tecnológico y los cambios en la población). Al igual que en opinión de Gesell, la tasa de interés real es decreciente cuando existe una mayor intensidad de capital. En el estado estacionario, la tasa de interés real es cero (MPK = δ) y el ahorro es igual al consumo de capital. En este estado, el crecimiento llega a su fin. En contraste con el modelo presentado, Solow  no puede explicar el crecimiento sostenido existente sin la utilización de variables exógenas. En su modelo, no se toma en consideración una preferencia por el tiempo o por la liquidez. Por lo tanto, no hay un límite inferior para el tipo de interés real, lo que lo mantiene superior a cero. Debido a que una tasa de interés positiva no puede servir como motor de crecimiento sostenido en el modelo de Solow, éste tiene que utilizar los avances tecnológicos como una variable externa. Sin embargo, no aporta ninguna explicación fundamentada en cuanto a por qué el progreso tecnológico no puede dar como resultado una reducción en el tiempo de trabajo.
También Keynes (1936/2008) persiguió la visión de un estado estacionario con crecimiento cero. Suponía que el stock de bienes de capital podría aumentar en un grado en «que una comunidad debidamente gestionada, equipada con medios técnicos modernos, en donde la población no esté aumentando rápidamente, pueda ser capaz de reducir la eficiencia marginal del capital en equilibrio aproximadamente a cero en una sola generación; así se debería alcanzar las condiciones de una comunidad cuasi-estacionaria donde el cambio y el progreso sea únicamente resultado de cambios en la técnica, el gusto, la población y las instituciones, con los productos de capital de la venta a un precio proporcional a la mano de obra, etc., embebido en ellos justo con los mismos principios que rigen los precios de consumo de bienes en los que los costes del capital entran en un grado insignificante . En las notas finales, Keynes (1936/2008) entiende que, «aunque este estado de cosas sería perfectamente compatible con un cierto grado de individualismo, significaría, sin embargo, la eutanasia del rentista y, por consiguiente, la eutanasia del poder opresivo acumulado de los capitalistas que les permite explotar el valor de escasez del capital».

5. Discusión

5.1. La inquietante forma del Ahorro
Aunque Keynes (1936/2008) apreció el enfoque de Gesell, ya era consciente de que éste se enfrentaba a serios obstáculos. Como se mencionó anteriormente, el bien con la mayor diferencia entre la prima de liquidez «λ» y los costes de mantenimiento «δ» establece el estándar mínimo de «r» (y «g») para la economía. La especial importancia del dinero «tradicional» resulta de la mayor diferencia entre la prima de liquidez y los costes de mantenimiento del mismo en comparación con otros activos. Sin embargo, Keynes (1936/2008) hizo hincapié en que no sólo el dinero, sino una gran cantidad de otros bienes de capital tienen una prima de liquidez añadida, junto con bajos costes de mantenimiento, debido a una baja elasticidad de sustitución y de reproducción. Sostuvo que -incluso en el caso de una reforma monetaria exitosa- otros activos de capital podrían tomar el papel del dinero y dificultar que la tasa propia de interés de otros bienes de capital se empujara hacia abajo, hacia cero. Un activo de capital importante, con una gran diferencia entre la prima de liquidez y los costes de mantenimiento es la tierra, debido a una baja elasticidad de la producción y la sustitución. La Tabla 6 muestra que, incluso si la tierra no se utiliza, la tasa propia de interés es significativamente positiva. Como puede observarse, las tasas propias de interés de los diferentes bienes de capital están conectadas por mecanismos de arbitraje. Por lo tanto, las tasas propias de interés de otros bienes de capital, como los bonos, tampoco pueden ser empujadas por debajo de esta tasa, incluso a pesar de darse una «reforma de dinero gratis» (nota del traductor: entendemos que la reforma es en el sentido de que el dinero financiero y especulativo no sea retribuido) (Keynes, 1936/2008):
Debido a que la escasez de la tierra no puede ser eliminada y la elasticidad de su producción y su sustitución es muy baja, la propiedad privada de la tierra garantiza rendimientos incluso si los rendimientos de todos los demás activos fueran bastante bajos. Por lo tanto, y especialmente en una situación de bajo interés, más y más dinero puede ser sacado de los sectores productivos de la economía y en su lugar inflar el valor de la tierra (véase EE.UU., España, República Popular de China). 
La crisis financiera de 2007 mostró lo peligroso que puede ser. Efectos similares pueden llevarse a cabo también con otros activos. Aunque los activos como el oro, la plata, o el grano no tienen rendimientos, también servirán como un depósito de valor y como un activo especulativo, ya que su elasticidad de la producción y de la sustitución es limitada. Intereses y rendimientos son sustituidos por las ganancias de capital. Las inversiones en estos activos pueden contribuir a que el sector financiero salga del sector de la economía real y haga que un nivel de interés cero resulte imposible. Ya en 1913, Johannsen llamó a tales formas de ahorro (e inversión) una «inquietante forma del ahorro» («die störende Sparform», Mensching, 2004) (Tabla 7).
Gesell sólo vio el problema de la tierra y sostuvo un replanteamiento del diseño de los derechos de propiedad. Él quería abolir la propiedad privada sobre la tierra y reemplazarla con derechos de posesión privada (sistema de arrendamiento). Las rentas de la tierra deberían ser transferidas al Estado, preferentemente mediante el uso de mecanismos de subasta. Aunque los derechos de uso de la tierra deberían mantenerse en privado, su valor económico para los inversores privados sería cero. Sin rendimientos privados (renta de la tierra) y sin prima de liquidez, también la tasa propia de interés de la tierra será cero («descapitalización»). Recientemente se han discutido soluciones similares para activos con características similares a la tierra (Keynes 1936 /2008: por ejemplo, los recursos no renovables, tales como fuentes de agua, metales, petróleo). También se ha señalado la similitud de los activos inmateriales (como las patentes, los certificados de CO2) a la tierra. Cédulas de investigación, patentes mancomunadas y tarifas de cultivo son aspectos en discusión con el objetivo de crear un marco regulatorio alternativo . Sin embargo, la especulación también puede llevarse a cabo con productos «estratégicos» (grano, oro, etc.) Respecto a estos activos, los esquemas de comercio (coordinación horizontal: actores privados – actores privados) son considerados básicamente críticos, ya que permiten la especulación. Por otra parte, y al igual que con la tierra, los sistemas de adjudicación verticales (Estado – agentes privados) están siendo recientemente objeto de un debate en el que se analiza la venta de productos básicos estratégicos por el Estado y su recompra a un precio fijo que disminuye con el tiempo . Debido a que el precio de reembolso es siempre menor que el precio de emisión, los productos básicos son «descapitalizados». Keynes (1936/2008) no conocía estas propuestas, pero admitió que al menos el problema de la tierra podría ser «eliminado mediante la nacionalización de la tierra.» Que yo sepa, la ciencia económica no ha discutido hasta ahora la idoneidad de otras propuestas. Dentro de los esquemas de transacción verticales y de separación de los derechos de propiedad de los bienes sensibles (derechos de uso privado, transferencia al estado del valor económico), el Estado tendría una influencia en la economía mayor que la actual. Sin duda, esta forma de proceder puede derivar en alguna pérdida de eficiencia. Sin embargo, emparejar estas propuestas con el «comunismo» sería una simplificación excesiva.
La discusión de la reforma no termina aquí. Las existencias (stocks) se  muestran como otro depósito de valor. Los partidarios de Gesell apoyan una reforma del Derecho de Sociedades basada en el principio de responsabilidad personal -en línea con la ordoliberal Escuela de Friburgo (Eucken, 1990) -. Tomados en su conjunto, estos puntos significan una reordenación integral del orden económico, en el que, en particular, el marco regulador de la esfera de acumulación está sometido a importantes cambios. Por supuesto, la exigibilidad política de estos cambios puede ponerse en duda.
5.2. Dinero público (original: Plain money) y creación de dinero privado
Controlar la base monetaria de la actividad económica significa controlar, por un lado, la creación de dinero (la oferta de dinero) y por otro lado la circulación del dinero (la demanda de dinero). Aunque la propuesta de «impuesto sobre dinero» se refiere únicamente a la circulación de dinero, Gesell también pensó en el problema de la creación de dinero. Sin embargo, sólo hizo hincapié en el problema del control de las monedas y billetes de banco emitidos por el banco central (Gesell apoyaba el dinero fiduciario. En contraste con Frederick Soddy (1926) o Irving Fisher (1935), el problema de la creación de medios de pago (original: book-money) por los bancos privados estaba más allá del ámbito de aplicación de su teoría. Sin embargo, estos fenómenos podrían ser particularmente inquietantes cuando alimentan tanto la inflación de precios de activos como esa «inquietante forma de ahorro». Hay que añadir, además, que la escala de la economía real queda más y más fuera del control del banco central. 
Con el fin de frenar tales fenómenos, los partidarios de Gesell iniciaron una nueva discusión donde tratan de combinar «el dinero público» («Vollgeld»: Huber, 1998; Löhr, 2011) con el «enfoque de dinero gratis» de Gesell. Soddy, Fisher y Daly (2009) también persiguen básicamente el mismo objetivo. Sin embargo, optan por diferentes medios para evitar la creación de dinero privado no controlado, concretamente mediante la sustitución del sistema bancario de reserva fraccional existente por un sistema de reserva total.
5.3. Interdependencia Internacional de Tasas de Interés
La interpretación anterior se refiere a una economía cerrada. El mismo Gesell reconoció que debido a la interdependencia internacional de tasas de interés, no sería posible para un país reducir la tasa de interés a cero en un intento solitario. Por otro lado, los partidarios de Gesell argumentan que dentro de un régimen de dinero gratis (tal vez en combinación con un sistema de dinero público) las principales variables de la parte de dinero de la ecuación cuantitativa podrían ser controladas completamente por el banco central (concretamente la creación de dinero y la velocidad del dinero pueden ser controladas a la perfección). Por lo tanto, sería mucho más fácil de mantener una moneda estable que en el régimen actual, donde las variables importantes de la oferta monetaria y la demanda de dinero están fuera del control del banco central. Una moneda estable puede producir confianza, de ahí que la diferencia en las tasas de interés entre un país autónomo, “país con sistema de dinero gratis » y el resto del mundo capitalista podría ser considerable. Debemos considerar, sin embargo, que todos estos argumentos se basan en suposiciones, y no hay posibilidad de aportar pruebas para apoyarlos.
5.4. Costes de Mantenimiento del dinero: ¿Desalientan el ahorro?
Otro argumento usual en contra es que el ahorro podría ser disuadido por los costes de mantenimiento. Los costes de mantenimiento del dinero sólo impactan en el efectivo o en depósitos líquidos. El ahorro a largo plazo no se vería afectado. Sin embargo, se podría esperar que la tasa de ahorro fuera mucho más baja que la actual, ya que si el ciclo económico estuviera protegido ante cualquier circunstancia (catástrofes naturales, guerras, etc.), la inseguridad acerca de los ingresos y el empleo disminuye. Al eliminar las inseguridades económicas, la necesidad de provisión individual también disminuirá. Por último, pero no menos importante, en una economía de interés cero los ahorros marginales serían desalentados por las tasas de interés negativas (véase también la sección 3).
5.5. Distribución
En la economía actual, los intereses, las ganancias, las fuerzas especulativas, las rentas del suelo, etc. provocan que parte de la renta nacional cambie desde los ingresos laborales hacia los dueños del capital. Si las dinámicas de estas fuerzas de redistribución son más altas que la tasa de crecimiento de la renta nacional, la proporción de los ingresos de capital se elevará a costa de las rentas del trabajo. Sin embargo, en el estado estacionario de crecimiento cero, el aparato de redistribución (esfera acumulación) desaparece. No es necesario crecimiento para resolver los problemas de distribución.
5.6. Crecimiento de la población
El logro de un estado estacionario de crecimiento cero sólo es posible si no se dan aumentos autónomos de población. En una visión optimista, el crecimiento de la población va a disminuir con el aumento del nivel de vida. Los partidarios de Malthus (1798) argumentarán en contra de esta visión optimista, ya que supondrán que el crecimiento demográfico es una variable autónoma. Sin embargo, el crecimiento de la población podría ser controlada políticamente, como es el caso de China, mientras que en muchos otros países la fecundidad ha disminuido por la libre elección de mujeres y hombres. En cualquier caso, el pico de la población humana probablemente se alcanzará en 2050, en torno a los 9 mil millones.
5.7. ¿Impulsar las actividades económicas o la clave es el crecimiento cero?
Gesell tenía una percepción diferente de la economía en comparación con Soddy. Como químico, Soddy intentaba reconciliar la economía con la primera y la segunda ley de la termodinámica . Como hombre de negocios, Gesell quería en realidad impulsar el crecimiento. Asimismo, se tiene la impresión de que las propuestas de Gesell iban destinadas principalmente a dar un impulso a las actividades económicas. Por ejemplo, el experimento más importante, que tuvo lugar en 1932 en Wörgl (Austria) cerca de Innsbruck, fue como reacción a la crisis económica (Senft, 1990). Lo mismo ocurre con las crisis actuales: especialmente a causa de la crisis japonesa en la década de 1990 (Buiter y Panigirtzoglou, 2003; Fukao, 2005) y la crisis financiera de 2007, algunos economistas prominentes como Buiter (2007), Mankiw (2009) o van Suntum (2009: «Keynesianismo 2.0 «) se dieron cuenta de que en una situación de crisis económica cobraban actualidad las preferencia por la liquidez y las propuestas de Gesell  . Sin embargo, la situación actual es diferente en algunos aspectos, y además el punto de partida de la reciente discusión no era la prima de liquidez. Entre 2007 y 2010, muchas economías se han estancado. Aunque el nivel de interés era bastante bajo, los inversores se mostraron reacios. Con el fin de dar un impulso monetario, los académicos mencionados discutieron un tipo de interés negativo, siguiendo la regla de Taylor (Taylor, 1998). «El problema con las tasas de interés negativas, sin embargo, se hace rápidamente evidente: nadie prestaría en esos términos. En lugar de dar su dinero a un prestatario que promete un rendimiento negativo, sería mejor quedarse el dinero en su colchón. Debido a que tener el dinero líquido promete un retorno de exactamente cero, los prestamistas no pueden ofrecer menos.» (Mankiw, 2009). En este punto, Mankiw se une a los argumentos de Gesell y analiza un «impuesto» sobre el dinero. En este contexto de discusión, las consecuencias a largo plazo de «ahogar el interés en un océano de capitales» (Gesell, 1916/1958), es decir, la supresión de la esfera de la acumulación y el funcionamiento del mecanismo de arbitraje, están más allá de la alcance de la discusión. Por el contrario, los partidarios de Gesell hacen hincapié en que la reforma monetaria permite incluso un decrecimiento: si, debido a un cambio en las preferencias, el nivel de actividad económica se considera demasiado alto, puede ser reducido sin provocar una crisis económica. Los costes de mantenimiento empujan al dinero hacia el ciclo económico también cuando la economía se está contrayendo.
5.8. El equilibrio biofísico
El método propuesto anteriormente describe el estado de equilibrio como un equilibrio de comportamiento en el que la tasa de interés a largo plazo, la tasa de inversión neta y el ahorro neto de la renta nacional, así como la tasa de crecimiento del PIB es igual a cero. Sin embargo, el PIB sólo es un indicador muy imperfecto para el metabolismo social. Ello es particularmente cierto en un marco institucional donde los costes y beneficios externos son difícilmente interiorizados. La contabilización de los gastos derivados de la contaminación, de los costes ocultos de la extracción física, desarrollo de indicadores verdes y ampliación del sistema convencional de las cuentas nacionales son intentos necesarios para hacer frente a estos problemas, pero hasta ahora ningún método ha sido aceptado de forma generalizada. En realidad, en un estado de equilibrio estacionario hipotético con una tasa de crecimiento cero del PIB, la escala física en general puede aumentar o disminuir. Por un lado, esto depende de los indicadores seleccionados de consumo/destrucción social. Por otro lado, en un estado estacionario la estructura económica puede cambiar: Mientras que algunos sectores se reducirían, otros sectores (arquitectura bioclimática, la agricultura orgánica, la energía fotovoltaica, la informática) crecería. Por lo tanto, la macroeconomía ecológica necesita básicamente en su análisis más sectores que tan solo las esferas de consumo y de acumulación. En este sentido nuestro enfoque es sólo una simplificación aproximada. Desde un punto de vista ecológico, en el análisis final, el estado de equilibrio sólo puede darse en un equilibrio biofísico que comprenda la absorción de residuos y la regeneración de los recursos (Victor, 2008). Con el fin de lograr esto, entre otras medidas de política, hay que imponer límites cuantitativos sobre el rendimiento metabólico (Daly, 2009). A este respecto, el equilibrio biofísico podría ser determinado exógenamente, mediante el establecimiento de capas. Dentro de ese equilibrio biofísico, el PIB puede básicamente aumentar o disminuir. Sin embargo, si los argumentos de la sección 3 son válidos, las reformas propuestas podrían ayudar a hacer el cambio del sistema económico de forma endógena hacia un equilibrio de comportamiento con una tasa de crecimiento del PIB de cero (dentro de los límites biofísicos, que son impuestos desde la política) . Por lo tanto, supongo que, dependiendo de la forma en que tales límites biofísicos son fijados por la política, dadas diferentes escalas de rendimiento metabólico podrían ser posibles diferentes estados de equilibrio de comportamiento (con la inversión neta y el ahorro neto igual a cero). Sin embargo, esta es una hipótesis que requiere más investigación. Dado que tales limitaciones biofísicas causan escasez, y con el fin de evitar la especulación de los derechos de uso sobre las fuentes, sumideros y vertederos, estos deberían ser desprivatizados (descapitalizados) incluyéndolos en los sistemas verticales de adjudicación (Sección 5.1).
6. Conclusiones
A pesar de los evidentes problemas de la economía capitalista, los economistas contemporáneos han ignorado ampliamente la teoría discutida en este artículo. Esto es bastante sorprendente, ya que Gesell es uno de los economistas más citado en la Teoría General de Keynes. Keynes adoptó una gran cantidad del análisis de Gesell y lo transfirió a un lenguaje científico. Keynes también conocía a otro autor de la idea del «dinero libre» (quien ya describió procesos multiplicadores), N.A.L.J. Johannsen (Johannsen fue citado en «A Treatise on Money» (Un tratado sobre el dinero)). Keynes (1936/2008) definió a Gesell como un «profeta indebidamente olvidado» y suponía que «el carácter incompleto de su teoría es, sin duda, la explicación de que su trabajo sufriera después el abandono por parte del mundo académico» Sin embargo, es lícito discutir si la ignorancia de la corriente dominante también se debió a lo que conocemos como los paradigmas de las revoluciones científicas (Kuhn, 1962). Gesell se movía más allá del paradigma imperante. Aunque Gesell no estaba preocupado por los problemas ecológicos, su enfoque básico merece ser discutido cuando el fin es alcanzar el objetivo de un estado estacionario de crecimiento cero. Keynes (1936/2008) sostuvo que «… los reformistas, que buscan una solución mediante la creación de costes de mantenimiento artificiales de dinero (…) estaban en el camino correcto, y el valor práctico de sus propuestas merecen nuestra consideración.»
Notas 
1  Por otra parte, no entraremos a discutir los cambios en el tamaño de la población.
2  también podría ser mencionado en este contexto Frederick Soddy (1926) como otro heterodoxo importante. Sin embargo, Soddy tenía un enfoque muy diferente en comparación con Gesell y Johannsen (ver sección 5.2). Entre otras, las propuestas de Soddy hacían hincapíe más en una reforma monetaria dirigida a controlar la creación de dinero que a regular la circulación del mismo
3   En primer lugar, estamos viendo los ahorros, las inversiones, etc, en términos de valor. Este punto de vista está expuesto en la sección 5.8, donde se discute la capacidad biofísica.
4   En este modelo básico, no se consideran los efectos de la inflación.
5   Con fines de simplificación, no hemos hecho ninguna distinción entre los diferentes tipos de dinero (efectivo, cuentas corrientes, etc), lo que debería dar lugar a diferentes costes de mantenimiento debido a su diferente prima de liquidez.
6  En lo que respecta a los sindicatos, Gesell (1916/1958), declaró que las huelgas consolidan la escasez de capital, lo que provoca la debilidad relativa de la fuerza de trabajo en relación al capital.
7    Cabe señalar que la función de distribución de la tasa de interés no debería ser tocada por los partidarios del «enfoque de dinero gratis», También las primas de riesgo no serán «abolidas», aunque también esperen que disminuyan de manera significativa debido a un entorno económico calmado.
8  Ver la lista de las conferencias organizadas por Sozialwissenschaftliche Gesellschaft 1950 e.V. (http://www.sozialwissenschaftliche-gesellschaft.de) y el Seminario für Freiheitliche Ordnung (http://www.sffo.de).
9  En la propuesta, el registro y control de los productos estratégicos se hacen dentro de un sistema de recaudación, en el que la fecha de la transferencia, el nombre del comprador, el precio de emisión y el descuento (en caso de rescate) se registran. Sin la cobertura de un recibo, la mercancía es propiedad del Estado -no se paga indemnización.
10  Aunque los teóricos ordoliberales no ignoran el problema medioambiental, no es su especial preocupación.
11  Soddy anticipó las ideas de Georgescu-Roegen (1971) y Boulding (1966)
12  Las ideas de Gesell también han sido discutidos por los representantes del Banco de la Reserva Federal (Goodfriend, 2000)
13   Sin embargo, esto no es automático, ya que las reformas aunque condiciones previas necesarias, pero no son suficientes para alcanzar este equilibrio (sección 2)
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La fi del creixement

Article publicat a El Periódico

EL PROBLEMA DE L’ENERGIA

Pau Noy Serrano

Enginyer industrial


Divendres, 27 de setembre del 2013

Totes les dades semblen indicar que el creixement econòmic, una de les essències del model capitalista, està arribant a la seva fi. La notícia que hagi de ser Portugal, amb un escanyolit 1,1%, qui lideri en aquest últim trimestre el creixement a la zona euro il·lustra el que s’ha dit. En el sistema capitalista no hi ha generació d’ocupació sense creixement, i per això a Espanya la taxa d’atur ha passat d’un suportable 10% a l’estratosfèrica xifra del 26% en només cinc anys. Dels anhelats brots verds, anunciats per a ara mateix, no hi ha senyals de vida.
A la vegada que l’atur es desboca i provoca un immens perjudici a milions de famílies, com mostra l’estadística de rendes, la crisi fa que els rics cada vegada guanyin més. La dada que el 2011 es va batre el rècord en la venda de cotxes de luxe suposa alguna cosa més que una mera xifra simbòlica. Encara que és ben evident que cadascú defensa els seus interessos, sembla que hi ha una gran confusió sobre les causes d’aquesta crisi. Brussel·les, dominada pels liberals, respon demanant nous ajustos, concretament sobre les nòmines, encara que els costos de personal suposen només el 10% dels costos totals de la indústria espanyola.
Des del flanc esquerre de la política, la solució passaria per intensificar les polítiques d’endeutament, per créixer, crear ocupació, generant nous ingressos fiscals que aconseguirien retornar el deute. Però com que en el món desenvolupat ningú és capaç de créixer vigorosament, existeix el temor que aquesta idea pot portar encara a més patiment.
¿Per què no podem seguir creixent? En un món amb recursos finits el concepte de creixement sostingut és un oxímoron en si mateix. Però responent de forma concreta a la pregunta, la resposta és clara i no és cap altra que perquè s’ha acabat el temps de l’energia i les matèries primeres a baix preu. Si s’analitza el que ha passat en els últims 70 anys comprovem que existeix una perfecta correlació entre creixement econòmic mundial i increment en la necessitat d’energia. El màxim en el preu del petroli el 2008 va posar fi a l’època de l’energia barata. És clar que hi ha altres fonts d’energia -gas, carbó, urani i l’elèctrica renovable-, però cap d’elles posseeix l’extraordinària propietat del petroli de ser líquid a temperatura ambient, cosa que el converteix en un recurs energètic únic. Ja hem entrat en l’era del peak-oil, moment a partir del qual no podem mantenir el nivell de subministrament anterior; i a aquest el seguiran ben aviat els peaks de gas, carbó i urani. Per més que desenvolupem l’energia elèctrica renovable en l’escala nacional, no arribarem a subministrar ni el 20% de l’energia final que Espanya consumeix. No hi ha alternativa i per seguir creixent necessitem més energia i no podem fer-ho amb els preus actuals.
Ara bé, els països en vies de desenvolupament sí que tenen taxes de creixement altes, encara que cap exhibeix ja xifres de creixement de dos dígits. La raó per la qual ells segueixen creixent i nosaltres no radica en el fet que el seu consum energètic per capita és cinc vegades inferior a l’espanyol i fins a 10 vegades menor que el d’un nord-americà mitjà. Consumeixen molta menys energia i gran part de la despesa la concentren en la producció de béns que després Occident compra a bon preu, i per això aconsegueixen internalitzar els seus costos energètics. Aquests països a penes gasten energia en vivenda ni en transport, un sector que a Espanya s’emporta tot sol el 40% del consum final d’energia. Aquesta és la raó per la qual aquests països poden suportar els preus alts d’energia i matèries primeres.
Hi ha qui encara creu que algun dia la humanitat aconseguirà una provisió infinita d’energia. No hi ha cap indicador científic que permeti sostenir aquesta fabulació. Hi ha solucions a la crisi. Però per sortir del pou fa falta un canvi de sistema global que ens porti pel camí del model econòmic estacionari i sostenible.
Milers de persones al món estan dedicant els seus esforços a establir les bases d’aquest model que ens permeti abandonar el capitalisme que no funciona. Les tres potes d’aquest nou model són: el repartiment del treball, amb reducció proporcional d’ingressos; creació d’una renda bàsica universal, a canvi de la qual els beneficiaris han de dedicar a la comunitat un temps de treball (qui no vulgui treballar, n’hi ha prou que renunciï a la renda); i eficiència i austeritat en el consum energètic per fer possible un món basat en les energies renovables.
Avui al món hi ha suficient riquesa i es pot generar prou renda perquè tothom visqui d’una manera digna i pròspera. El que fa falta és repartir i compartir els béns i serveis que tenim i generem d’una manera que sigui més justa i duradora.

Ciudad y decrecimiento: los retos ecológicos de la urbe del siglo XXI

Post publicat en el bloc de Florent Marcellesi

En decrecimiento, urbanismo el 24 septiembre 2013 a las 8:39

Ciudad ecología
Por Florent Marcellesi, coordinador de Ecopolítica y miembro de Equo, ingeniero civil y urbanista.

Conferencia presentada en las jornadas sobre el Plan General de Ordenación Urbana de Bilbao (organizadas por el grupo municipal de Bildu, junio 2012) y en el curso “Paisajes productivos” (Agrupación Vasco-Navarra de Arquitectos Urbanistas, enero 2013).
Atrevámonos a soñar con una ciudad social y ecológicamente justa. Atrevámonos a construir una ciudad donde somos capaces de vivir bien y de ser felices dentro de los límites ecológicos del Planeta y de forma democrática y solidaria. Sin embargo, ¿corresponde este sueño con la evolución histórica y a la realidad de la ciudad moderna en general y de Bilbao (1) en particular? ¿Qué pasos serían necesarios seguir para alcanzarlo?

Ciudades y modernidad industrial

La revolución industrial ha reconfigurado profundamente la estructura territorial y social de las sociedades llamadas modernas. Mientras que en 1800 vivían en áreas urbanas, principalmente en Europa occidental, solo 30 millones de los mil millones de personas que habitaban el planeta, hoy en día por primera vez la población urbana a nivel mundial supera la población rural. El 50% de la población del planeta, es decir aproximadamente 3500 millones de personas, residen en áreas urbanas, apuntando —si siguen las tendencias actuales— a una población urbana de 5 mil millones en ciudades de cara a 2030 y más del 80% en 2050. Este fenómeno provocado por el crecimiento demográfico muy rápido y un éxodo urbano, en gran parte forzado (2), del campesinado para alimentar a las industrias con mano de obra, han convertido las ciudades en nexos fundamentales de la globalización liberal y productivista. En 2007, las ciudades, que solo ocupaban el 2% de la superficie mundial, contribuyeron al 80% del PIB mundial y las 600 ciudades más importantes, solo con un quinto de la población mundial, concentraron el 60% del PIB (McKinsey Global Institute, 2011).
Por supuesto, esta estructuración centrada en ciudades como pulmones socio-económicos dentro de una red mundial interconectada y en constante competición tiene un precio ecológico. La Agencia Internacional de la Energía (2008) estima que en 2006 las ciudades consumieron en torno al 67% de la energía primaria mundial y fueron responsables del 71% de las emisiones de gases a efecto invernadero (GEI de ahora en adelante) relacionados con los combustibles fósiles. Si sigue su camino el proceso actual de urbanización, la AIE alerta el inevitable aumento de consumo energético y emisiones de gases de efecto invernadero (más del 70% para ambos en 2030). Sin embargo, esta tendencia es simplemente incompatible con la realidad energética y climática. Hemos llegado al techo del petróleo (3) y hemos superado la capacidad de absorción de GEI por parte de la atmósfera. Para garantizar la supervivencia civilizada de la humanidad, es urgente cambiar de modelo global y, dada su importancia estratégica, cambiar de raíz nuestra concepción de las urbes, puesto que ellas son a la vez el reflejo de este modelo socio-económico y un sujeto activo del cambio global.

Huella ecológica urbana, límites del planeta y desarrollo humano

La huella ecológica permite evaluar el impacto de una sociedad, un país, una región o una persona sobre el medio ambiente y se define como “la capacidad de los ecosistemas para producir materiales biológicos útiles y absorber los residuos generados por los seres humanos” (Ewing et al, 2008). Obtenemos dos posibles escenarios: un “déficit ecológico” (cuando la  huella ecológica es superior a la capacidad de carga (4)) y la “autosuficiencia” (cuando la huella ecológica es inferior a la capacidad de carga).
Según el Observatorio de la Sostenibilidad en España (2010), la huella ecológica en Bilbao es, de media, de 6,27 hectáreas globales por habitante, mientras que su biocapacidad es de 1,80 hectáreas globales por habitante. Por tanto, significa que Bilbao tiene un déficit ecológico de 4,47 hectáreas globales por habitante. Dicho de otra manera, ¡la villa utiliza recursos equivalentes a más de 100 veces su superficie! El OSE apunta que, además, “a nivel provincial el comportamiento redunda en el comportamiento deficitario puesto que el territorio de Bizkaia consume recursos equivalentes a 30,20 veces su superficie”. Si estimamos también el momento en que se agotarían los recursos en el horizonte de un año (es decir la biocapacidad disponible) según el estilo de vida y población, Bilbao no duraría más de 1 semana, Bizkaia 1 mes y el conjunto de Euskadi mes y medio…
Al mismo tiempo, Bilbao tiene un Índice de Desarrollo Humano (IDH) (5) de 0,92. Según interpretaciones de Naciones Unidas, eso significa que la villa tiene un desarrollo humano elevado (> 0,8), en base a tres factores básicos que son el poder adquisitivo, la educación y la salud. Cruzando ambos indicadores, el IDH y la Huella ecológica, constatamos que Bilbao se aleja considerablemente del “cajón de sostenibilidad”, este doble reto que se plantea a cualquier territorio: alcanzar altos niveles de desarrollo humano (> 0,8) dentro de los límites ecológicos del planeta (< 1,8 hectáreas globales). Bilbao reproduce a pequeña escala el modelo de injusticia ambiental entre países del Norte y países del Sur: alcanza altos niveles de desarrollo humano en base a la explotación de espacios ambientales (y de mano de obra) de otras partes del mundo, principalmente de los países del Sur, impidiendo a su vez que aquellos puedan optar a utilizar parte de estos recursos naturales para su propio beneficio (para más más información sobre estos conceptos: véase, Marcellesi, 2012).
Esta conclusión se puede extender en gran medida a todo el territorio español. En el Estado, la huella media de las ciudades es de 5.1 hag/hab, lo cual se reparte en un 67,3% para la absorción de CO2, un 32,1% para los cultivos, pastos, bosques y pesquerías y un 0,6% para terreno construido. Además, el análisis conjunto de los indicadores realizado por el OSE indica que las capitales de provincia se caracterizan por presentar niveles de desarrollo humano aceptables (con un IDH por encima de 0,8) y a la vez con una huella ecológica muy por encima de 1.8 hg/hab. lo que las cataloga como territorios con un déficit ambiental significativo. Además, Barcelona, Bilbao, Madrid, Málaga, Murcia, Sevilla, Valencia y Zaragoza son las ciudades que mayor huella ecológica presentan, lo que muestra la relación directa entre las ciudades con mayor huella ecológica y dos factores centrales: la población que albergan y el nivel de riqueza (material y económico).
Esta senda es totalmente insolidaria e insostenible. Basándonos en cifras del Informe Global España 2020/50 (2009), si seguimos las tendencias estructurales y culturales imperantes en los últimos años, la huella ecológica urbana crecerá un 47% en 2020 y 117% en 2050… Incluso si aplicamos un escenario de mejoras urbanísticas, pero que no sea capaz de influir drásticamente sobre los patrones de consumo, supondría en 2020 una huella ecológica de 7% por encima de los valores de 2005, pudiendo llegar a un 19% en 2050.

Hacia una ciudad del buen vivir

Ante este panorama inquietante y siempre y desde una visión de justicia social y ambiental (6) a nivel local y global, no nos queda otro remedio que iniciar la transición “de la ciudad de la expansión ilimitada a la ciudad adaptada a los límites de biocapacidad glocal” (Informe Global España 2020/2050, 2009: p.30). Esta transición nos tendría que permitir al mismo tiempo alcanzar un decrecimiento “del 45% de la huella media de las ciudades calculada para el año 2005” (7) y mantener un IDH superior a 0.8. Para construir esta ciudad donde somos capaces de vivir bien, de ser felices y autónomos dentro de los límites ecológicos del Planeta y de forma democrática y solidaria, primero son necesarios fijar unos principios de base: (8)

  • Principio de (auto)suficiencia: se trata de responder y definir de forma democrática a preguntas básicas e interrelacionadas para la (buena) vida de una comunidad con los recursos naturales disponibles: ¿Cuánto es suficiente para cubrir nuestras necesidades básicas, tanto colectivas como personales, y garantizar la autonomía individual y la solidaridad? ¿Cuánto es posible según la biocapacidad real de nuestro territorio?
  • Principio de “biomímesis”: significa que una ciudad, al igual que el campo, y el conjunto de sus componentes tendría que actuar imitando la naturaleza. En palabras de Jorge Riechmann, la economía de la naturaleza es “cíclica, totalmente renovable y autorreproductiva, sin residuos, y cuya fuente de energía es inagotable en términos humanos : la energía solar en sus diferentes manifestaciones. (…) Cada residuo de un proceso se convierte en la materia prima de otro: los ciclos se cierran”.
  • Principio de ecoeficiencia: expone la necesidad de utilizar menos recursos y generar menos impactos por unidad de producto. En todo caso, y principalmente a través del primer principio de (auto)limitación, este principio tendrá que tener en cuenta y combatir en todo momento el “efecto rebote” que estipula que por mucho que disminuya el impacto ambiental por unidad producida, las mejoras se encuentran sistemáticamente anuladas por la multiplicación del número de unidades vendidas y consumidas. (9)
  • Principio de rentabilidad social y ecológica: las personas y la T(t)ierra están en el centro de las atenciones. La ciudad no es una megainfraestructura deshumanizada que pone a sus habitantes a su servicio sino, al contrario, es una herramienta al servicio de sus habitantes para que puedan alcanzar bienestar de forma sostenible.
  • Principio de democracia: los principios anteriores, y particularmente el primero de suficiencia, pone de relieve la centralidad de la cuestión democrática. Definir procesos o herramientas democráticos que permitan hacer realidad la democracia de la autolimitación y la autogestión colectiva de las necesidades y los medios para su satisfacción es un eje transversal de la ciudad del siglo XXI. (10)

En la práctica, estos cinco principios pueden declinarse a través de algunas ideas clave, no exhaustivas, pero que marcan la orientación de una ciudad sostenible y que, por ejemplo, encontramos de una forma u otra en diferentes iniciativas como las “ciudades en transición” (11), las “Slow City” o las “ciudades de lo/as niño/as”:

  • Adecuar la ciudad y su territorio a su biocapacidad: cada ciudad, o mejor dicho comarca, tiene el deber de evaluar la capacidad de carga de su territorio en el que se asienta y tener esta realidad ecológica como horizonte y referencia para la reorientación de su organización socio-económica. Por ejemplo, el objetivo de Bilbao debería ser reducir por 3 su huella ecológica o por lo menos tener un consumo de recursos y generación de residuos compatibles con la biocapacidad vizcaína, teniendo en cuenta por supuesto al resto de pueblos de la provincia. En particular, hay que calcular la cantidad de tierra agrícola necesaria para abastecer a la población y compararla con los usos actuales para determinar cuál es la necesidad de superficie agraria y crear una reserva de suelo al respecto.
  • Parar el crecimiento de las ciudades: en la actualidad, la tasa de crecimiento de las ciudades europeas es algo menor del 1%. Es preciso poner fin a la expansión urbana y tener un plan de contención de la urbanización y la artificialización del suelo (Bilbao ya ocupa por ejemplo según el Udalplan más del 50% de su suelo disponible). Al mismo tiempo, también es preciso poner fin a la construcción de grandes infraestructuras de transporte que conllevan el “sprawl” urbano, el uso intenso de energía fósil o del coche. En particular, no se puede permitir más 3 A’s: Autopistas, Aeropuertos (12) o Alta Velocidad. El fracaso (anunciado) de la Supersur indica claramente que la época del ladrillismo y grandes infraestructuras viarias debe dejar lugar a una ciudad del peatón, de la bici y del transporte colectivo.
  • Reciclar y revalorizar las ciudades existentes: la prioridad se encuentra por tanto en reciclar lo existente. Por un lado, se estiman que hay unas 15.000 viviendas vacías en Bilbao, mientras que —a efectos comparativos— las familias desahuciadas en Euskadi fueron 11.000 desde 2008. No existe necesidad de construir más sino de repartir mejor el stock de viviendas actuales, sin aumentar la presión sobre el suelo y además haciendo efectivo el derecho a la vivienda para todas y todos. Por otro lado, ante la crisis ecológica, la rehabilitación se sitúa como un eje prioritario hacia los objetivos de reducción de la huella ecológica, puesto que la mejora de los edificios (aislamiento, recuperación de aguas, calefacción térmica, etc.) puede permitir grandes reducciones del consumo energético y de la emisión de CO2. Además, es una fuente de empleo: según un informe del Conama (13), la reforma de 10 millones de viviendas en el Estado español hasta 2050 —para reducir su gasto de calefacción un 80% y cubrir un 60% de las necesidades de agua caliente— puede generar unos 130.000 empleos nuevos en una primera fase de aquí a 2020. Esta tendencia se vería reforzada si, al mismo tiempo, se incluyera el coste energético de las viviendas en su valoración de mercado.
  • Relocalizar las actividades: dentro de una transición ordenada hacia la sostenibilidad, es preciso construir un modelo económico donde primen las distancias cortas, es decir donde produzcamos localmente lo que consumimos localmente: huertos urbanos (para autoabastecimiento, aprendizaje de la agricultura, recuperación de zonas o solares en desuso o ruralización de la ciudad (14)), descentralización de la producción de energía renovables (para autoconsumo y suministro de viviendas, empresas y transporte colectivo y local), puesta en marcha de monedas locales (15) que favorecen el comercio de cercanía (es decir, el peatón y la bici), cooperativas o grupos de consumo que relacionen sin intermediarios personas productoras y consumidoras a nivel local (es decir independientes de grandes infraestructuras y plataformas logísticas y de transporte altamente energívoras) y privilegien un modo de vida ecológico.
  • Favorecer una movilidad sostenible: como objetivo, el informe Global se marca para 2020 volver a niveles de 0,4 turismos/habitantes y en 2050 reducir esta variable en la mitad. Significa entre otras cosas alcanzar un reparto modal del 10% para el coche, 30% para el transporte colectivo y 60% para el peatón y la bici. De forma combinada con las demás propuestas, se trata de concentrar poco a poco la movilidad doméstica en un radio que permita los desplazamientos a pie (radio de 1km) y en bici (radio de 3 km) y la movilidad profesional en un radio adaptado a los transportes colectivos (5 km). Supone a su vez construir ciudades policéntricas, donde superamos por fin el urbanismo funcionalista (que separa por sus funciones las diferentes zonas de la ciudad entre zonas comerciales, zonas dormitorios, zonas de actividades económica, zonas de ocio y que requiere el coche como elemento vertebrador) y apostamos por la mezcla de actividades y usos en nuestros barrios. (16)
  • Reequilibrar ciudad y campo: según varias hipótesis, se necesitaría en torno a un 30% más de trabajo si se pasara de la agricultura industrial a una agricultura mayoritariamente ecológica (17). Por ejemplo, el colectivo Desazkundea, en su crítica a la propuesta del Gobierno Vasco de las Directrices de Ordenación del Territorio y su apuesta por la soberanía alimentaria (18), recuerda que si se planteara un objetivo de autoabastecimiento agrícola del 20% en Euskadi (hoy es del 5%), esto supondría la dedicación de más de 330.000 Ha y el aumento de la población activa de 1.5% hasta el 5% (25.000 puestos de trabajo). Esto supone por un lado fomentar la reconversión de tierras hoy dedicadas al monocultivo (como puede ser el agroforestal y el negocio del pino-eucalipto-papeleras) en tierras cultivables. Por otro lado, además de ser una fuente de empleo importante, implica revalorizar también el trabajo en el campo y el papel del campesinado en nuestra sociedad, y plantear un reequilibrio progresivo del reparto de población entre campo y ciudad. (19)
  • Democratizar la ciudad: el tamaño desmedido de las ciudades aleja considerablemente la ciudadanía de los ámbitos de decisión. De hecho, Fitopopulos, filósofo e impulsor de la iniciativa Democracia Inclusiva, propone (re)construir núcleos urbanos de un máximo de 30.000 habitantes (al igual que en las ciudades griegas antiguas) para permitir una democracia real. Por su parte, ciudades como Porto Alegre (1 millón de habitantes), han puesto en marcha presupuestos participativos que siguen, en teoría, un sistema abajo-arriba donde las asambleas de barrio discuten las propuestas y sus representantes las acuerdan en asambleas del conjunto urbano. De nuevo, estas conformaciones urbanas requieren de una ciudad o un territorio policéntricos, a escala humana (es decir a pie o en bici) y de democracia directa, que luego se coordine de forma supralocal (comarca, cuenca hidrográfica, región, estado, Europa) a través de mecanismos también democráticos y transparentes.
  • Cambiar de valores y de mentalidad: tan crucial como el diseño urbanístico o el equipamiento de las viviendas es la gente que vive en ellas. No habrá disminución radical de la huella ecológica sin un cambio estructural, de mentalidad y de hábitos de consumo. En el ámbito de la movilidad sostenible, un buen ejemplo es el “Car sharing” (20): muy implantado en países como Suiza, plantea la propiedad compartida de un coche entre varias unidades familiares que luego comparten su uso (lo que conlleva menos unidades producidas, menos espacio requerido para aparcamientos, reparto de los costes vinculados al coche, revalorización de lo común, etc.). De la misma manera y desde una visión global, las cooperativas de viviendas, que practican la cesión de uso, ponen en común espacios y electrodomésticos entre los habitantes, apuestan por la biorehabilitación y fijan precios asequibles y justos. (21)

Sin duda, los retos apuntados aquí son de gran magnitud y eso implica afrontarlos con valor y sobre todo desde abajo y de forma deliberativa. De esta manera, las diferentes iniciativas o planificaciones (como los Planes Generales de Ordenación Urbana) que se pongan en marcha podrán (retro)alimentarse e impulsar principios y buenas prácticas en clave de vivir bien y felices dentro de los límites ecológicos del Planeta.
Notas:
(1) Para ubicarnos, Bilbao es la capital de Bizkaia fundada en 1300, tiene una superificie de 40,65 km2, una población de 352.700 habitantes (en 2011) y una densidad de 8.676,51 hab./km²
(2) Por ejemplo entre los siglos XVIII y XIX, las “Leyes de cercamiento” inglesas (Enclosure Acts) que establecían “la división, el reparto y el cercamiento de los campos, praderas y dehesas abiertas y comunes y de las tierras baldías y comunes” supusieron la sustitución de los derechos comunales sobre la tierra por los de propiedad privada y la emigración a las ciudades en busca de sustento (principalmente como mano de obra en la industria) o la conversión en jornaleros en el campo.
(3) El techo del petróleo corresponde al punto de inflexión a partir del cual la extracción de una unidad de petróleo por unidad de tiempo ya no puede incrementarse, por grande que sea la demanda.
(4) La biocapacidad o capacidad biológica se refiere a la capacidad de un área específica biológicamente productiva de generar un abastecimiento regular de recursos renovables y de absorber los desechos resultantes de su consumo. Fuente: GreenFacts.
(5) El Índice de Desarrollo Humano (IDH) es un indicador creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y que tiene en cuenta tres variables: 1) Esperanza de vida al nacer 2) Educación 3) PIB per Cápita (a paridad de poder adquisitivo). El PNUD clasifica a los países en tres grandes grupos: países con alto desarrollo humano con un IDH mayor de 0,80, países con medio desarrollo humano entre 0,50 y 0,80, y países con bajo desarrollo humano con un IDH menor de 0,50.
(6) La justicia ambiental reconoce a todos los seres humanos los mismos derechos de acceso e idénticas opciones a los beneficios de la oferta ambiental y cultural del planeta.
(7)  Lo que supondría a su vez una disminución del 29% en su componente de superficie artificial, un 58% de la necesidad de superficie provocada por las emisiones de CO2y un 24% como consecuencia de nuevos hábitos de consumo más saludables.
(8) Estos principios son una adaptación por parte del autor de los principios propuestos por el Informe Global sobre Ciudades.
(9) Por ejemplo, entre 1990 y 2007, y a pesar de mejoras significativas en torno a la intensidad de carbono (-12%), la eficiencia tecnológica no ha compensado el crecimiento de la población (+24,5%) y el aumento del PIB por habitante (+25,5%), y las emisiones de CO2 han aumentado a nivel mundial de 38%. Fuente: Jackson, Tim (2011): Prosperidad sin crecimiento. Economía para un planeta finito. Encuentro Intermón Oxfám-Icaria.
(10) Véase Marcellesi, F. (2011): Las deudas ecológicas de la democracia moderna, Ecología política, nº42, disponible aquí.
(11) Movimiento lanzado por Rob Hopkins en el pueblo inglés de Totnes y hoy presente en centenares de ciudades europeas. De forma pragmática, plantea la necesidad de crear resiliencia, es decir adaptar las ciudades para que sean capaces de absorber los choques que provocarán el techo del petróleo y el cambio climático. En Euskadi, existe Gasteiz en Transición.
(12) Sobre el caso del aeropuerto de Bilbao, véase Marcellesi, F.: “Aeropuertos y ecología: una crisis de alto vuelo”, en la revista de Gesto por la paz. Disponible aquí.
(13) Más información disponible aquí.
(14) Véase en Bilbao el proyecto “Baratza” de Desazkundea. A pesar de que en Bilbao no haya por el momento poco o ningún interés por parte del equipo de gobierno de desarrollar huertos urbanos, existen buenas prácticas como en Zaragoza, Villena o Altea.
(15) Véase en Bilbao el proyecto de moneda local “Ekhi“. Por ejemplo, en Bristol, ciudad de más de 400.000 habitantes que ha puesto en marcha la propuesta de “iniciativas en transición”, el alcalde cobra su sueldo en moneda local.
(16) Es de mucho interés constatar que muchas propuestas decrecentistas coinciden con propuestas de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Bilbao. Véase por ejemplo “El Libro Blanco del Transporte de Bilbao y Bizkaia” (VVAA de Bilbao, 2009).
(17) Según The General Workers’ Union in Denmark: For Posterity—For Nature’s Sake—Ecological Farming. El estudio Sustainable Germany del Instituto Wuppertal (1995) da una cifra del 20%. En Riechmann, J. (2003): Cuidar la T(t)ierra. Políticas agrarias y alimentarias sostenibles para entrar en el siglo XXI. Icaria.
(18) Véase http://dot-desazkundea.org/
(19) Este reequilibrio también se tendría que hacer a mayor escala puesto que obviamente algunas zonas están superpobladas en comparación con la biocapacidad real de su territorio, como puede ser el caso de la costa valenciana y alicantina.
(20) Para más información, véase la asociación vasca de Car Sharing.
(21) En Bilbao, se está creando desde Desazkundea la cooperativa de viviendas Etxecoop. En Cataluña, existe como referencia Sostre Civic.
Referencias:
Agencia internacional de la Energía (2008): World Outlook Energy 2008. IEA.
Ewing B., S. Goldfinger, M. Wackernagel, M. Stechbart, S. M. Rizk, A. Reed and J. Kitzes (2008): The Ecological Footprint Atlas 2008. Oakland: Global Footprint Network.
Orcáriz, J., Prats, F. (2009): Informe Global España 2020/50. Programa ciudades. Hacia un pacto de las ciudades españolas ante el cambio global. Centro Complutense de Estudios e Información Medioambiental.
Marcellesi, F. (2012): Cooperación al posdesarrollo. Bases teóricas para la transformación ecológica de la cooperación al desarrollo, Bakeaz, Bilbao.
McKinsey Global Institute (2011): Urban world. Mapping the economic power of cities. MGI.
Observatorio de la Sostenibilidad en España (2010): Sostenibilidad local: una aproximación rural y urbana.
Poumanyvong P., Kaneko S., (2010): “Does urbanization lead to less energy use and lower CO2 emissions? Across-country analysis”, en Ecological Economics, 15 de diciembre del 2010.

Los señores del petróleo exigieron acabar con la ‘fantasía de los molinillos’ porque peligraba su cuenta de resultados

Article publicat a El Diario

Manuel Garí (2ª parte): “El principal enemigo de las renovables en España no son las restricciones técnicas o naturales, sino el BOE”

Nicaragua acogerá un encuentro iberoamericano sobre energías renovables

Ofrecemos la segunda parte de la entrevista con el economista y activista social Manuel Garí, coautor del libro Qué hacemos por otra cultura energética. Sus respuestas se centran ahora en las energías renovables: su viabilidad, las causas de su freno en España, los intereses económicos, su relación con el cambio de modelo productivo, y la necesidad de un proceso de empoderamiento social y democrático de la energía. La primera parte, ya publicada, pueden leerla aquí.
Las renovables, ¿son una alternativa de presente o de futuro?
Para que haya futuro hay que conjugar las renovables en presente. No es concebible un modelo energético del año 2050 que no esté basado en las renovables. Pero para llegar en condiciones aceptables a esa fecha es preciso implementar masivamente las fuentes limpias. Nuestra sociedad, nuestra humanidad no tiene un crédito ilimitado de tiempo. Debemos actuar de inmediato.
Puede sonar a apocalíptico pero no lo es. Lo dicen las voces ecologistas. Es una opinión que se abre paso entre los sectores de izquierda. Pero no lo dicen solo ellos. La voz más autorizada y documentada es la de los científicos del IPCC mandatados por Naciones Unidas para analizar la situación climática, quienes han concluido que el problema es grave y se agrava día a día y que está causado por las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de origen antropocéntrico. Para evitar eufemismos, podemos decir que son emisiones vinculadas al desarrollo del capitalismo industrial. En el centro de problema está el modelo energético.
Por ello, podemos concluir que está en las manos humanas poner fin a la locura. Hay que impulsar la maduración e implementación de las renovables para lograr el “100% renovables” en las próximas décadas. De no hacerlo el panorama se ensombrecerá aún más, bien por el clima bien por el agotamiento de recursos.
¿Son suficientes por sí mismas para la demanda energética de un país como España? ¿Podríamos ser energéticamente independientes solo con renovables?
Son suficientes para atender la demanda eléctrica y pueden llegar a serlo, si hay modificaciones en otros sectores, para atender el conjunto de las necesidades energéticas. Por tanto son la clave de la independencia energética en el caso del Estado español. Pero también a nivel mundial. Las renovables son las únicas fuentes que pueden atender las necesidades de los países empobrecidos y hacer llegar la electricidad a los casi dos mil millones de personas que carecen de la misma.
Desde el punto de vista de la generación eléctrica española, las renovables en su conjunto y la eólica en particular han mostrado ya su capacidad de sustituir a las centrales convencionales, como nos recuerda y con razón Javier García Breva. Su curva de aprendizaje les ha permitido ya resultados tan espectaculares en el caso español como suponer el 1% del PIB en 2010 o llegar a cubrir durante periodos determinados, y pese a las dificultades de acceso al sistema que tienen, el 40% de la demanda eléctrica.
Pero el cambio de modelo hacia la sostenibilidad energética en clave ecológica comporta más requisitos. Tanto en el ámbito español como en el internacional. No somos una isla. Hay que conseguir mayor eficiencia energética, lo que significa obtener más con menos. Hay que extender el acceso a la energía a quienes a nivel mundial no la tienen. Hay que ahorrar en términos absolutos la energía que usamos. Por tanto el sistema de ecuaciones del nuevo modelo energético tiene parámetros tecnológicos, sociales y ambientales, y resolver las incógnitas es tarea muy compleja.
Pongo sobre la mesa una idea central: el nuevo modelo no se reduce a cambiar de fuentes; a la par debe “pacificar” o sea reducir la cantidad de energía requerida en términos absolutos en el mundo, a la vez que la lleva a donde no hay y la saca de dónde se despilfarra. Esto va contracorriente del modus vivendi del egoísmo primermundista. Pero hay más: hay que acabar con el optimismo tecnológico también en las renovables, estas no pueden crecer ilimitadamente al servicio de lo que ya es una metáfora del siglo XXI: el despilfarro de la iluminación nocturna de unas ciudades a las puertas del abismo de una central que suda muerte.

«Hay que acabar con el optimismo tecnológico también en las renovables, que no pueden crecer ilimitadamente al servicio del despilfarro»

¿Por qué seguimos apostando por energías fósiles conociendo ya las renovables?
La apuesta fósil es injustificable pero explicable. Durante un periodo de tiempo de bonanza económica parecía que se estaban dando pasos en el buen sentido, porque todas las fuentes de energía cabían en la cesta ya que el aumento de la demanda era incontenible, había cierta estabilidad de los precios de crudo y gas, y las renovables estaban en pañales y no representaban peligro alguno para los oligarcas de la energía, que incluso coquetearon invirtiendo en las nuevas energías limpias. Pero la crisis geopolítica originada por la invasión a Irak y la crisis financiera que comportó la pérdida en instantes de billones de dólares en activos ficticios, puso patas arriba los discursos de papel. Los señores del petróleo exigieron que acabasen las “fantasías” de lo molinillos de viento porque veían peligrar su cuenta de resultados. Las grandes compañías energéticas españolas siguieron la misma pauta marcada por los magnates internacionales.
¿En qué sentido las energías renovables son “transparentes”?
Se puede afirmar que las energías convencionales forman parte de un sistema energético no transparente, porque están en manos de una oligarquía mundial sin control democrático, e incluso con prácticas dictatoriales en muchos países, y capaz de imponer silencios, normas y barreras a gobernantes y pueblos. Y guerras. Como decía Gandhi, la primera víctima de la guerra es la verdad. Pero ello va más allá del conflicto bélico y también forma parte de la guerra comercial entre capitalistas y de la guerra de clases contra los pueblos. No se pueden obtener ingentes beneficios con una política de puertas abiertas, de cristales transparentes y libros contables sin amaños.
La transparencia no radica en la tecnología per se en abstracto, sino en la relación social que la que se usa y sustenta en toda la cadena de valor. La transparencia se apoya en la conciencia social, en la regulación normativa, en la práctica cotidiana del control democrático y en la identificación con el servicio público de los administradores. En el caso de las renovables también con la nueva cultura energética.
Las energías limpias también pueden estar en manos de herméticos conspiradores. Todo lo que se puede convertir en mercancía es susceptible de engaño y ocultación. Vivimos bajo ese signo en el capitalismo. Pero el tipo de tecnología que usan y el que se alimenten de fuentes naturales inagotables y sin dueño, hace que materialmente las renovables sean muy aptas para la transparencia. Sobre todo según se avance en la mejora de componentes y eficiencia. Son tecnologías que permiten un mayor acercamiento producción/consumo y por tanto trabajo/ciudadanía que las energías convencionales porque son autóctonas, requieren menores inversiones iniciales, pueden distribuirse por el conjunto del territorio, y su misma naturaleza facilita el control democrático de la población, con activa participación de la ciudadanía tanto en el proceso de planificación como en el de ejecución, producción y consumo. Todo ello posibilita la transparencia del un modelo energético renovable.
¿Qué ha sucedido en España con las renovables? ¿Por qué se ha frenado su desarrollo?
Hubo un movimiento de opinión a favor de las renovables por ser un recurso autóctono, hubo una regulación estatal y autonómica que favoreció su implantación, se realizaron inversiones importantes en toda la cadena de valor de las diversas tecnologías y fuentes. Hubo, es necesario decirlo, algunas inversiones que tuvieron un carácter especulativo por parte de capitales ociosos que huían ya de la construcción. Pero en conjunto parecía que la marcha de las renovables era imparable. Ello incomodó poderosos intereses. En la última década España pasó de ser deficitaria en producción eléctrica a disponer de una capacidad de generación excesiva. El tiempo y la inversión requerida para construir una central de gas, opción que resultó mayoritaria, son muy elevados, por lo que los planes oligárquicos se vieron frustrados en el momento en que se dio un crecimiento continuado y vigoroso de las renovables, a la par que una cierta contención de la demanda, que desde luego no evolucionó según las erróneas y optimistas perspectivas efectuadas por las compañías eléctricas.
La maquinaria de mentiras sobre las primas y los sobrecostes se puso en marcha hasta que, producto de las presiones oligárquicas, empezó un baile de ataques normativos a dicho desarrollo. Los grandes partidos políticos españoles están transversalizados en la cuestión energética y encontramos lobistas petroleros, gasísticos o nucleares tanto en el PSOE como en el PP, más fuertes y abundantes en este, y también en el PNV y CiU. Pero ambos partidos han consentido y practicado las puertas giratorias de altos cargos que han deambulado del puesto político al consejo de administración de entidades financieras y compañías energéticas, en ambos casos con fuertes intereses en las fuentes convencionales. Y eso llega hasta los mismos expresidentes del gobierno central. ¿Hay algo más que explicar?

«Los partidos españoles están transversalizados en la cuestión energética: hay lobistas en PSOE, PP, PNV y CiU»

El sector de renovables habla de inseguridad jurídica por las últimas decisiones.
En el caso español la regresión es patente. Los avances peligran. Tienen razón los portavoces del sector de las renovables: se ha dado un caso de inseguridad jurídica porque se han cambiado las reglas de juego a mitad del partido. El ministro socialista Miguel Sebastián, que ya había puesto trabas en el camino de las renovables pese al discurso oficial de Zapatero, en la primera reunión de ministros del ramo de la UE tras Fukushima, en un prodigio de imaginación, pidió más ayudas para el carbón autóctono. El actual ministro, el popular José Manuel Soria, apuesta por favorecer el fracking, realizar nuevas prospecciones petroleras y apoyar la energía nuclear a la vez que dificulta absolutamente la extensión de la generación distribuida de las energías renovables. Soria es objeto de mofa en la prensa internacional por sus últimas decisiones. Kelly Phillips, en el artículo «Sin idea y endeudada, España pone sus miras en gravar con impuestos al sol», en la revista Forbes del 20 de agosto pasado, afirmaba que Soria ha adoptado medidas energéticas por motivaciones recaudatorias, pues busca reducir la deuda con impuestos y multas «increíblemente onerosos«. Y lo hace sobre el modelo energético que se impulsó en la última década, en que España se convirtió en uno de los primeros países del mundo en capacidad de energía solar fotovoltaica instalada, con capacidad de cubrir toda la demanda.
El principal enemigo de las renovables en España no son las restricciones técnicas ni la falta de condiciones naturales, es el Boletín Oficial del Estado. ¿Por qué tanto desvarío? El cóctel de la sinrazón está compuesto a partes iguales de voluntad no disimulada de servir a los intereses oligárquicos, insensibilidad ecológica y social (el “¡qué se jodan!” de la diputada Fabra) e ignorancia culpable.
¿Estamos en condiciones de apostar por las renovables en un momento de recesión?
Sí estamos en condiciones, y deberíamos hacerlo. Para que las renovables se desarrollen a ritmo suficiente, en ausencia de un plan energético democrático de obligado cumplimiento con el concurso de inversiones masivas a cuenta de los presupuestos generales del Estado, al menos sería necesario que desde la administración hubiera políticas de promoción de amplio espectro: proyectos de demostración para darles visibilidad y sensibilizar a la sociedad, incentivos financieros para la adquisición de las infraestructuras para la generación renovable, instauración de tarifas de introducción a la red eléctrica, préstamos a bajo tipo de interés, subvenciones de capital o apoyo local a la construcción.
Asimismo una apuesta decidida por la electrificación del transporte de mercancías y pasajeros, que permitiría evacuar la producción de las renovables. Abandonar la apuesta del camión a favor del tren, y del coche privado a favor del vehículo colectivo, así como dejar de favorecer sistemáticamente a los fabricantes de coches y comenzar a apoyar un servicio público que facilite la movilidad sostenible son requisitos para dos objetivos: acabar con el problema climático y abrir paso a las renovables.
¿Van en esa dirección otros gobiernos en el mundo?
A nivel mundial, muy tímidamente en el caso de las renovables, sobre todo si se compara con el apoyo a las energías sucias. Myers y Kent estiman que los subsidios anuales para la energía fósil alcanzan los 119 billones de dólares anuales, para la energía nuclear 12 billones, y estimaron las “externalidades” en 200 billones que asumió económicamente la sociedad en su conjunto, además de padecer los efectos negativos. Desde luego el gobierno español no está a la cabeza de otra política. Y, sin embargo, en el caso de nuestro país las medidas decididas a favor de otro modelo energético supondrían una “nueva frontera”, capaz de sacarnos de la recesión y de un modelo productivo basado en la construcción y el turismo de sol y playa.

Empoderamiento energético

-¿Hay riesgo de que el mercado de renovables acabe en manos de las mismas grandes compañías que controlan la energía hoy? ¿Cómo evitarlo?
Sí, el riesgo existe. Hoy el riesgo real es el que señalas, que las grandes empresas del sector de las convencionales, u otras ad hoc creadas por el capital financiero, se hagan con el I+D+i de las renovables y comiencen a explotar este nuevo nicho de negocio. Y también hay otro riesgo en un futuro hoy inimaginable pero que podemos describir como: inexistencia de capitales privados pero dominio de un sector político burocrático de la energía. Debemos erradicar ambos escenarios. La receta que deberíamos aplicar al capitalismo deberíamos también mantenerla en una sociedad postcapitalista.
Volviendo al más probable actualmente, el la intromisión de las grandes multinacionales en el negocio de las renovables, cabe decir que podrá hacerse realidad si no se produce un proceso de empoderamiento social de la energía. Se hará realidad si ahora apostamos por grandes campos solares o eólicos alejados centenares de kilómetros de los centros de uso.

«La intromisión de las multinacionales en las renovables es posible si no hay un proceso de empoderamiento social de la energía»

-¿Cómo puede democratizarse la energía, lo que llaman «empoderamiento social de la energía»?
Convertir a la sociedad en dueña y señora de la energía exige la máxima democracia y una nueva hegemonía cultural en el campo de la energía acorde con criterios ecológicos y sociales. Ello es incompatible con la posición preponderante del capital privado en la generación de energía. El empoderamiento social de la energía implica que la sociedad interviene mediante la inversión pública, la propiedad socializada de los sectores energéticos estratégicos y el plan democrático elaborado con la participación popular y de obligado cumplimiento. Pero hay que dar un paso más, la democracia energética se hará realidad si además apostamos por la generación distribuida que borra las fronteras entre productor y usuario. Cuanto más apreciemos el valor de uso frente al valor de cambio de la energía más se alejará el peligro.
-¿Por qué sostienen que el cambio de modelo energético sería un «vector del cambio de modelo productivo»?
El modelo productivo actual es sumamente depredador de los recursos naturales finitos, sus procesos son altamente ineficientes en el uso de las materias y la energía, como arroja el balance de los bienes y servicios obtenidos y los residuos, emisiones y vertidos generados, que depositan ingentes cantidades de productos tóxicos y nocivos en un medio natural con una capacidad de carga limitada. Su reconversión en términos ecológicos implica asumir como criterio rector de actuación la biomímesis del aparato productivo, de los medios de transporte, de la forma de consumir, en definitiva, de la manera de vivir. Implica, pues, utilizando la expresión de Marx, un nuevo metabolismo entre la sociedad y la naturaleza que parte de la convicción de que nuestra especie forma parte y vive de la biosfera.
El problema más acuciante y urgente es detener el cambio climático. Y si bien los GEI (gases de efecto invernadero) están imbricados en la inmensa mayoría de los procesos productivos agrícolas, ganaderos, industriales o de transporte, quien en términos cuantitativos aporta mayor cantidad de uno de ellos, el anhídrido carbónico, es el sector de la energía. Sector clave en toda la cadena de valor de la producción e imprescindible para el bienestar humano.
La energía es uno de los vectores básicos en la historia de la evolución humana. También en el presente. No es posible cambiar el modelo productivo si no empezamos por la energía, por la forma de controlarla, generarla y usarla. Sin ese paso es imposible dar los siguientes de forma firme y segura en la senda de una producción, una economía y una sociedad ambientalmente sostenibles. Pero, a su vez el cambio de paradigma energético inducirá profundos cambios en el resto del proceso productivo  consuntivo. Vale la pena intentarlo.

Apuntes sobre la Ley del Sector Eléctrico aprobada por el Consejo de Ministros

Article publicat a Energías Renovables

La Comisión Nacional de la Competencia y la Comisión Nacional de Energía han vapuleado, en sendos informes, la reforma eléctrica que ha aprobado el Ejecutivo. El gobierno de la Región de Murcia (tradicional feudo del Partido Popular) y el de Extremadura (el último en incorporarse al convoy Rajoy) han anunciado ya la interposición de sendos recursos de inconstitucionalidad contra esa reforma. Los sindicatos, partidos políticos como Izquierda Unida, UPyD o Equo, todas las patronales sectoriales -APPA, AEE, UNEF…-, la Fundación Renovables y las cinco grandes organizaciones ecologistas de España la han criticado asimismo y muy duramente en todos los foros.
Apuntes sobre la Ley del Sector Eléctrico aprobada por el Consejo de Ministros
La reforma del sector eléctrico, esa que persigue una «rentabilidad razonable» para las energías renovables (7,5%) pero nada dice de buscarle la rentabilidad razonable a la nuclear o a la hidráulica, tecnologías ambas cuyas rentabilidades, pornográficas (entre 250 y 2.200%), han engordado hasta el paroxismo la deuda eléctrica nacional, hoy estimada en más de 26.000 millones de euros; la reforma del sector eléctrico, esa que introduce el inédito, inaudito, inverosímil peaje de respaldo, impuesto único en el mundo que el gobierno quiere imputar a los kilovatios que genero en mi azotea con mis placas solares y consumo en mi frigorífico (o sea, a la electricidad que me trajo a mí el sol, nunca entró en la red y solo circula por los cables de mi casa); la reforma mesiánica (O Nadal o la nada) que quiere acabar definitivamente con el déficit de tarifa (26.000 millones de euros acumulados en quince años), pero no ataja el verdadero problema de España, su dependencia energética de los combustibles fósiles (casi 50.000 millones de euros pagó España en productos energéticos en los doce meses de 2012); la reforma del sector eléctrico que han cocinado en secreto el secretario de estado de Energía, el economista Alberto Nadal, y el ministro de Turismo, el canario José Manuel Soria… la norma llamada a sustituir a la fallida Ley 54/1997 del sector eléctrico, esa que llegó con las alforjas llenas de costes de transición y dineros para las nucleares y nos deja con el agujero susodicho: 26 mil millones de euros… la «reforma monumento a la retroactividad» -terrorismo de BOEstado- ya está aquí. Recogemos a continuación algunas de las muchas reacciones que ha suscitado a lo largo de las últimas semanas. Empezamos por el veredicto de dos comisiones gubernamentales… órganos ambos de expertos -consejos consultivos- que el gobierno va a eliminar muy pronto, por cierto, en el marco de otra reforma gubernamental. (¿Será para que haya menos testigos incómodos de la deriva del Ejecutivo?).

Lo que dice la Comisión Nacional de la Competencia (CNC): de competencia y competitividad
Lo que dice la CNC: en materia de autoconsumo
Lo que dice la Comisión Nacional de Energía (CNE): sobre la rentabilidad razonable
Lo que dice la CNE: en materia de autoconsumo
Lo que dice el Consejo de Gobierno de la Región de Murcia
Lo que dice el Gobierno de Extremadura
Lo que dice el Parlamento de Navarra
Lo que dice la Fundación Renovables : un proyecto de involución

Lo que dice Ecologistas en Acción: pagar por el sol

La solución del déficit de tarifa, llovida del cielo: de nuclear e hidráulic

La bancarrota petrolífera

Post publicat a Oil Crash

jueves, 19 de septiembre de 2013

Queridos lectores,

Hace algunos días Gail Tverberg escribió un perturbador post en su blog «Our Finite World«. Analizaba el conflicto sirio desde la perspectiva de la carestía de los recursos naturales, y aunque es obvio que el conflicto depende de otros numerosos factores el problema de los recursos también está desempeñando un cierto papel. A fin, de cuentas, Siria pasó en 2012 de ser un país exportador de petróleo a ser un país importador, con una importante caída en su consumo, como muestra esta gráfica sacada del post de Gail (gráfica elaborada con datos de la Energy Information Administration del Departamento de Energía de los EE.UU.).

En algunos debates se apunta a la estructura de la balanza de pagos siria para explicar el estallido de las graves revueltas actualmente en curso, pero, como indica Gail, ésta es justamente el resultado del descenso de los ingresos del petróleo. Una de las consecuencias de estos desequilibrios fiscales es que el precio local del trigo se ha doblado de 2010 a 2011 (en parte por la sequía en Siria y en parte por la reducción drástica de subsidios estatales, necesarios para compensar el descenso de ingresos del petróleo). Es obvio que si comienzan a escasear los alimentos o se hacen demasiado caros para la población el estallido de un conflicto interno es bastante probable.

Que la simple y llana hambre directamente originada por el declive energético tenga un papel relevante en el caso del conflicto no es una sorpresa para el lector de este blog; ya hace más de dos años mostrábamos que la verdadera razón de la Primavera Árabe no fue Facebook sino el pan, y hace muy poco discutíamos el caso concreto de Egipto. Gail también ilustra el paralelismo entre Egipto y Siria por lo que respecta a la producción de petróleo.


¿Cuáles serán los nuevos estados fallidos, después de Egipto y Siria? Gail apunta a un firme candidato: Yemen, del cual se ha comentado numerosas veces en este blog que es una verdadera bomba de relojería, y por lo que muestra el gráfico está a punto de explotar.

Otros canarios en la mina (expresión que Darío Ruarte introdujo en este blog) pueden ser identificados con la ayuda de la web Flujos de Energía. Se tiene que ser cauteloso al hacer ese ejercicio, puesto que aunque se pueda avanzar que algunos países dejarán pronto de exportar no es inmediato colegir que se sumirán en guerras civiles (por ejemplo el Reino Unido dejó de exportar en 2005 y aún parece un país bastante estable). Dependerá sobre todo de la estructura de su balanza comercial y de sus déficits internos: tanto más probable será que tal Estado acabe siendo un estado fallido cuanto más dependiente del petróleo y menos diversificación tenga el país (lo cual suele ir de la mano de padecer un estado autoritario, puesto que justamente no deja desarrollarse industrias que compitan con el potencial exportador: en esencia son repúblicas bananeras).

Veamos cuáles son los países exportadores de petróleo que con mayor probabilidad experimentarán problemas durante la siguiente década. La relación no pretende ser exhaustiva, sino mostrar cómo el problema está más extendido de lo que la gente se piensa, y cómo vivimos en un mundo profundamente inestable, que cambiará su faz de manera para muchos insospechada en un puñado de años:


América:

México es un país que superó su propio peak oil en 2005 y donde las exportaciones están decreciendo a un ritmo alarmante. Aunque México es una potencia regional y un país con muchas posibilidades, superar la previsible desaparición de la renta petrolera antes de 2020 requerirá un gran esfuerzo.

La producción de petróleo en Ecuador es muy modesta, pero el país es bastante pobre y la desaparición de la renta petrolera quizá antes de 2020  originará sin duda graves tensiones.



Miembro de la OPEP y exportador significativo, Venezuela ya se encuentra en la fase de declive rápido de su renta petrolera, a pesar de la explotación de los crudos pesados de la Faja del Orinoco. Aunque probablemente el país continuará exportando petróleo después de 2020, es socialmente más convulso que otros países y la disminución de los ingresos pueden inestabilizarlo, hasta el punto de que la producción podría decaer más rápido de lo esperado (fíjense en las repetidas huelgas del sector petrolero). No obstante, Venezuela dispone de ingentes recursos de petróleo pesado y con una buena gestión el país podría mantener una producción elevada durante décadas.


Y si en el caso de los países antes mencionados los problemas se plantean en el futuro, Argentina ya está ahí, en el momento crítico de no poder exportar más. Ya hemos comentado mucho de la situación de este país en el blog. Es obvio que no se han hecho las reformas que hacían falta, y a la población se la adormece con un discurso de futura abundancia petrolera basada en el shale de Vaca Muerta que, como sabemos, es una absoluta falacia. Sólo nos queda desear la mejor de las suertes a nuestros hermanos de ultramar.

Oriente Medio:



Irán está entrando en barrena. Sus exportaciones caen en picado y su petróleo, de cada vez peor calidad, es aceptado por menos países, hasta el punto de que ni el propio Irán lo puede usar y ha de importar la gasolina que utiliza. El país es una perfecta bomba maltusiana, al igual que Egipto: población mayoritariamente muy joven, muy poblado y con ingresos del petróleo decayendo rápido. Irán podría sufrir un colapso antes de que acabe esta década. Quizá esto explique su interés por la energía nuclear civil, más allá de las cuestiones armamentísticas.

África:

Argelia presenta muchas características en común con los países que parecen abocados a un colapso: demasiado poblado para su escasa capacidad de carga y fuertemente dependiente de los ingresos del petróleo que ya están en caída. Los problemas serios en Argelia no se esperan hasta el final de esta década, aunque la situación se irá haciendo progresivamente más tensa. 



Nigeria es uno de los grandes productores africanos. BP no dispone de datos sobre su consumo interno, pero vemos claramente un cierto estancamiento y una tendencia a la disminución de la producción. Nigeria es un país muy poblado y con una altísima densidad de población, muy joven; encima, en una de las zonas más productivas de petróleo, el Delta del Níger, opera un grupo armado que reivindica los derechos de la población local enfrente de un Gobierno que con frecuencia los atropella a ellos y a su entorno en defensa de las grandes petroleras que allí operan. País en grave riesgo de colapso durante esta década.

Asia

Indonesia, que fue miembro de la OPEP, es un país que ha optado por la industrialización y por el aceite de palma como vías para superar la pérdida de ingresos provenientes del petróleo. Sin embargo, la agitación social no amaina y los desequilibrios ecológicos asociados a la nueva actividad acrecientan la presión popular y de otros país. Sin una correcta gestión el país podría acabar en una guerra civil en los próximos años.



Malasia es un país que, sin que nadie se haya dado cuenta, ha cruzado ese umbral de exportador a importador. Le ayuda tener una población moderada y haber apostado por la industrialización de alto valor añadido, lo cual le ha dado estabilidad. Es un país candidato a desplazar de la mesa de los importadores a alguno de los actuales comensales.

*  *  *  *  *

Por resumir lo que nos muestra este breve lista, el problema de fondo es que no hay petróleo para los nuevos importadores. Los países que han conseguido una posición de privilegio y son importadores desde hace años han creado estructuras políticas y económicas destinadas a perpetuar esta situación, y en una situación de recursos menguantes no hay sitio para que los antiguos distinguidos proveedores pasen a ser indeseables competidores. Así que por la fuerza de los tratados y si es preciso por la de las armas se hará lo imposible para evitar tener más comensales a una mesa ya abarrotada y cada vez más desabastecida. Algunos, sin embargo, conseguirán entrar, seguramente precipitando en la indigencia que esquiven a algún otro país del actual selecto club de importadores de petróleo.

Teniendo en cuenta eso, y atendiendo a que la mayoría de los lectores vienen de España, cabe preguntarse si España será de esos países que acabarán cayéndose de la mesa del banquete de la importación petrolera. ¿Acabará España siendo un estado fallido? Lo cierto es que las exportaciones globales están estancadas o en ligero decrecimiento, mientras la demanda mundial de petróleo continúa subiendo (nótese que de acuerdo con las categorías de «todos los líquidos del petróleo» que usa BP la producción mundial continúa subiendo, aunque el salto entre producción y consumo es más que evidente).




Y si quieren entender la gravedad del problema, después de haber visto los gráficos de los países exportadores, miren con atención el de España. Miren su enorme dependencia exterior en materia energética, y como su consumo de petróleo está cayendo en picado:




España reúne muchos requisitos para abandonar la fiesta antes de tiempo: poca diversificación, alta dependencia energética del petróleo (que representa más del 50% de la energía primaria y también de la final consumida), un colapso industrial y de servicios cada vez más acusado y una deriva centrífuga en aumento, sobre todo en Cataluña. Quizá en vez de seguir observando los canarios para saber si falta oxígeno en la mina deberíamos empezar a buscar nosotros mismos la salida. No sea que al final los que nos quedemos sin aire respirable seamos nosotros.

Salu2,

AMT 

Independentismo, nacionalismo y descentralización energética

Post publicat a Nuevas cartografias de la energía

septiembre 12, 2013 

Por razones que no acabo de adivinar, estos últimos días estoy falta de ideas e inspiración; tampoco hoy, éstas me sobran, pero, siendo ayer un día especialmente relevante en el lugar en que vivo, Cataluña, he decido introducir algunos elementos al debate independentista que está asolando esta pequeña parte del mundo.
Ayer, hubo cientos de miles de personas en Cataluña exteriorizando su deseo vivir en un estado independiente. Tal como lo siento en este momento, y no lo pensaba hace un tiempo, mucha de la gente que hoy está en cualquiera de las múltiples celebraciones que están sucediendo, lo único que siente es eso, un deseo, una emoción un sentimiento -contagiado, genuino, manipulado, madurado…, me da igual-de que legalmente su situación en el seno de la Península Ibérica cambie. En otras palabras, quieren una espacio en el que se pueda establecer un ordenamiento propio, con una autoridad propia. No tengo tan claro, sin embargo si toda esta gente, más allá del deseo, se imagina cómo será -caso que exista- este futuro espacio político propio.
Mi intuición es que se imaginan un fractal de un estado-nación más amplio, en el que todo será igual, salvo los símbolos nacionales. Mi opinión es que si la secesión de Cataluña llegara a producirse, en el ámbito energético, hay la posibilidad del uso de dos tipos de fuentes energéticas -renovables y fósiles-, que generen dos modelos energéticos -distintas formas de producir y usar la energía final, la centralizada y la descentralizada-, que se conformarían en tres posibles tipos de relación con España. Ante ello, ¿Cuáles podrían ser los escenarios energéticos para una Cataluña independiente? Se me ocurren tres posibles:
1) El escenario en el que no se cambia nada a la situación actual. Se sigue con las mismas empresas y la misma red y lo único que ocurre es que cuando la red pasa -en un sentido u otro- por Aragón o Valencia, cambia de país. En un contexto como el actual, en el que la “política energética”, como ya venimos explicando en este blog, ha dejado de ser un servicio público y, por tanto no sujeta al “interés general”, ello no debería suponer ningún tipo de problema, más allá de llegar a algunos acuerdos con los gestores de las redes, eléctricas y de hidrocarburos, pues, de facto, el significado del la Ley 54/1997, como ya expliqué, es que el “interés general” de los españoles desaparece. Recuerdo que en España, son las empresas privadas las que deciden. Así si las usuarios finales (desde el Govern al último hogar en Cataluña) tuvieren demanda efectiva -capacidad adquisitiva suficiente para pagar las facturas-, no debería haber ningún problema. De hecho, en parte, esta situación ya existe con Portugal. En este caso, tal vez Cataluña sería políticamente independiente, pero energéticamente tendríamos las mismas dependencias de los grandes lobbies eléctricos y petroleros y, por lo mismo que en España, no tendríamos una política energética que, en puridad, se pudiera llamar nacional; y, evidentemente, formaríamos parte de un modelo centralizado.
Así, si esta fuera la opción, la independencia política no traería nada distinto, ni bueno a los catalanes.
2) El segundo escenario sería no cuestionar el modelo, pero, junto con la independencia cercenar -real o metafóricamente- la red y expropiar el resto del instalaciones del sistema eléctrico-energético en el territorio. Este sería el caso, fractal puro: reproducir lo que ya existe a una escala más pequeña. En las circunstancias actuales, puesto que como muestra Carles Riba i Romeva, Cataluña es la zona de España que más depende de los hidrocarburos y de la energía nuclear, lo más probable sería que la situación energética de los catalanes empeorara todavía más. Perderíamos algunos de los aspectos positivos de las economías de escala que da un “mercado” más amplio; proporcionalmente la energía de origen fósil y nuclear sería más costosa y, seríamos la isla, dentro de la isla energética que ya es España, pues no veo razón para que Francia deje hacer a Cataluña -inter-conectarse e integrarse en la red europea- lo que nunca ha dejado hacer a España. Así, en este caso, la independencia política traería menor independencia energética -de las fuentes energéticas-; un cierto componente nacional, pues tal vez la petroquímica en Tarragona o la nuclear de Vandellós fueran de empresas de catalanes o gestionadas directamente por el Gobierno catalán, pero seguiríamos con muchos de los problemas de una estructura de la industria centralizada y verticalmente integrada. Por todo ello, puestos a escoger, esta opción es, desde mi punto de vista, peor que la anterior, aunque reconozco que si de verdad se pudieran crear unas empresas nacionales y estatales fuertes, las cosas, al menos para las usuarios finales, podrían ser mejores. Sin embargo, descarto esta opción porque en las circunstancias actuales me cuesta imaginar que las grandes transnacionales energéticas permitieran tal política nacional a la “antigua usanza”.
3) El tercer escenario es que la independencia política trajera un nuevo modelo energético. Una secesión energética que creara un nuevo modelo, que por surgir de un territorio relativamente pequeño y sin otros recursos que el sol, el viento y el agua, lógicamente debería ser renovable y descentralizado. Como he argumentado y afirmado en varías de las entradas de este blog, esta es la mejor opción para tod@s los ciudadan@s del mundo. Este sería realmente el único modelo independiente -de las fuentes y de los monopolios energéticos-, local, distribuido y descentralizado. Sin embargo, como explicó Lewis Mumford, Armory Lovins y Hermann Scheer, por citar a algunos autores de referencia; y como defienden aquí cooperativas como Som Energia y el Col.lectiu per un nou model energétic i social sostenible (CMES), así como tantos otros, apostar por este tipo de modelo es apostar por un modelo político distinto, local, verdaderamente participativo y democrático. Ello, desde mi punto de vista, es sentar las bases para una nueva forma de hacer política basada en el profundo convencimiento que un o una ciudadana por el hecho de serlo es un sujeto político y de derecho; basada en el convencimiento que lo que garantiza nuestros derechos fundamentales es la forma de organización de la polis; y, basada en el convencimiento, que las democracias se construyen en horizontal y no en vertical. Todo ello, va mucho más allá del sentimiento nacional y tiene que ver con la razón.
Por tanto, después de ayer, donde quedó claro que, hoy, ese sentimiento existe para muchos, lo que nos queda es preguntar si seremos capaces de crear una forma política distinta de la actual. Para responder a ello podríamos empezar construyendo algo más “pequeño” como un nuevo modelo energético, local y descentralizado. Si la “política” ayuda a que los ciudadanos construyamos esta base para sostener la organización política del futuro, canalizar alguna especie de espacio político catalán, distinto del actual, podría merecer la pena. Caso contrario, mejor nos olvidamos, pues para vivir con lo mismo, pero con otro pasaporte, el calvario, sufrimiento y frustración que este proceso puede suponer a ambos lados de “la frontera”, desde mi punto de vista, será vano.

El decrecimiento y la oferta de dinero en un mundo con escasez de energía

Ecological Economics 84 (2012) 187-193
El decrecimiento y la oferta de dinero en un mundo con escasez de energía
Richard Douthwaite *
Cloona, Westport, Co.Mayo, Irlanda
Traducción N.C.

Sumario

El decrecimiento ocurrirá tanto si los gobiernos quieren como si no. A medida que  los combustibles  fósiles se agoten, los ingresos se van a reducir a la par que  el suministro de energía. Dicho  decrecimiento puede ser imprevisto y catastrófico o bien gestionado y relativamente benigno. Este trabajo sostiene que son esenciales tres herramientas para evitar que el  decrecimiento se convierta en un  colapso catastrófico. Estas son: (1) un sistema para compartir los beneficios del uso de los combustibles fósiles cada vez más escasos, (2) nuevas formas de financiar las empresas y (3) la introducción de las monedas regionales y locales libres de deuda.
*******
Los países más ricos del mundo no tienen la opción de que sus economías crezcan o o decrezcan. El declive en el suministro de energía fósil  forzará decrecimiento lo quieran o no, y su única elección  será sobre la forma en que maneja  la contracción. El lamentable estado de la economía mundial actual es un leve anticipo de lo que está por venir si se toman las decisiones equivocadas.
Como en  este documento se explica, la actual crisis financiera fue causada por la incapacidad de los productores de petróleo para satisfacer una creciente demanda global. El suministro de petróleo mundial se ha estancado desde el 2004 debido a que los productores  han sido incapaces de abrir nuevas fuentes con más rápidez  que el declive de la producción de sus campos más viejos. Su incapacidad surge porque el petróleo es cada vez más difícil de encontrar y extraer. BP no habría intentado perforar  su desastroso pozo a  1.600 metros bajo la superficie del Golfo de México si hubiera tenido mejores opciones. Las crecientes dificultades de producción significan que pronto comenzará  el descenso del suministro de petróleo y que, mes a mes, el descenso acelerará  su ritmo.
Aunque la producción de carbón y el gas sigue aumentando todavía, su suministro comenzará también a contraerse dentro de  pocos años. Un analista canadiense, Paul Chefurka1, estima que la producción de gas  alcanzará su punto máximo en unos 15 años y la del carbón cinco años mas tarde. No espera que el suministro de energía renovable y de energía nuclear se expanda lo suficientemente rápido como para compensar  su declive y, como resultado, cree que la oferta total de energía de todas las fuentes para la humanidad comenzará a disminuir a partir de 2025. Una estimación similar2 del suministro mundial de energía se había calculado en el informe británico Cero Carbón 2007. Este mostraba un descenso suave de la producción a partir de 2010 y una caída más brusca a partir de 2025. Del mismo modo, las previsiones más recientes del  geólogo  especialista en  gas y petróleo  Colin Campbell, uno de los fundadores de la Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo ASPO, indican que la cantidad total de energía disponible a partir de la producción de petróleo y gas disminuirá ligeramente desde  ahora hasta el año 2020 y luego comenzará un descenso más rápido.
La disminución prevista por Chefurka se muestra en el Gráfico 1a, que también indica que se espera un crecimiento muy pequeño en el total del suministro de energía antes de comenzar el descenso. Esto significa que habrá un incremento muy pequeño de los ingresos mundiales en la próxima década. El gráfico 1b muestra por qué va a suceder así, ya que demuestra la estrecha relación entre los cambios en la oferta mundial de petróleo, el suministro total de energía primaria y el producto mundial bruto, PMB. En consecuencia, dado que el suministro mundial de energía primaria en realidad empieza a declinar, debemos esperar que los ingresos y la producción mundial también  declinen. El decrecimiento va a suceder. Por lo tanto, el desafío al que se enfrentan los gobiernos es cómo deberán gestionar esa caída para evitar que se convierta en tan caótica que los sistemas económicos de los que nuestras vidas y nuestros medios de vida dependen,  colapsen porque la energía y otros recursos necesarios para poder adaptarse a niveles mucho más bajos de consumo de energía ya no están disponibles4.
Un análisis de las causas de la actual crisis financiera puede proporcionar importantes conocimientos sobre los cambios que deben hacerse en los servicios financieros y los sistemas monetarios para evitar que el descenso sea caótico. Miremos primero la relación entre la oferta monetaria y la energía. El sistema monetario actual emite dinero a través de la deuda bancaria. Si el banco concede a alguien  un préstamo para comprar algo, en el momento en el que la cuenta del proveedor se acredita con los fondos prestados y la cuenta del prestatario se carga, se crea nuevo dinero en la cuenta del proveedor y se equilibra con una deuda de igual valor pero de signo negativo en la cuenta del comprador. El nuevo dinero será retirado gradualmente de la economía a medida que  el prestatario devuelve la deuda al banco.
Hasta hace poco, si la cantidad de dinero en circulación aumentaba porque los bancos aprobaban nuevos préstamos más rápidamente que la amortización de los antiguos, el valor de ese dinero de nueva creación  se respaldaba con la mayor cantidad de energía que se podía producir a partir de las fuentes de combustibles fósiles. Esto dio lugar a largos períodos en el que el precio de la energía se mantuvo estable en términos monetarios, períodos en los que solo se produjeron  rupturas cuando el suministro de energía se limitaba artificialmente. Las bruscas subidas del precio del petróleo  como resultado de las restricciones al suministro de la OPEP entre 1973   y 1979 son un buen ejemplo de los efectos de las restricciones de oferta que destruyeron la relación entre el dinero y el suministro de energía.
Los bancos comerciales aumentaron sus préstamos a partir de septiembre 2004, poniendo así cada vez más dinero en circulación. La oferta plana del petróleo comportaba que su precio subiese cada vez más, arrastrando con él los precios del gas, del carbón, los alimentos y otros productos. Los bancos centrales de los países ricos se mantuvieron indiferentes a estos aumentos de precio debido a que el coste general de la vida se mantuvo estable. En parte, esto se debía a la gran cantidad de productos manufacturados baratos importados que fueron entrando en la  economía de los países ricos procedentes de China y en otros lugares, pero la razón principal fue que gran parte del dinero creado a través de los préstamos de los bancos comerciales estaba siendo invertido en activos como propiedades y acciones que no se tienen en cuenta en  los índices de precios al consumo examinados por  los bancos centrales. El resultado fue que permitieron que el crédito bancario y la oferta de dinero – y deuda – aumentase cada vez más. La única inflación inducida importante fue en el precio de los activos, muy bien aceptado por la mayoría de la gente que  se sentía como si se estuviese enriqueciendo. Los bancos comerciales también estaban satisfechos con los altos precios de los activos porque sus préstamos se veían respaldados por una garantía cada vez más valiosa. Lo que los  bancos centrales no comprendieron, sin embargo, fue que su incapacidad para frenar los préstamos comerciales de los bancos significaba que habían roto el vínculo crucial entre el suministro de energía y el dinero. Esta ruptura dañó el sistema económico severamente. El rápido aumento de los precios de la energía y las materias primas que resultó de la oferta monetaria sin restricciones significaba que cada vez  más dinero tenía que salir de los países consumidores para pagarlos. El problema consecuente fue que una gran parte del dinero que había salido de los países consumidores no volvía  a ellos en la forma en que salía. Salía como un ingreso y volvía como capital. Esta es la explicación: Si compro gasolina para mi coche y parte del precio va a Arabia Saudita, sólo podré comprar gasolina de nuevo durante los años siguientes si el dinero saudí retorna cada  año hacia  la economía de donde vienen mis ingresos. El retorno puede ser de dos maneras, una de las cuales es sostenible, la otra no. La forma sostenible consiste en que los saudíes gasten de nuevo el dinero comprando  bienes y servicios de mi país o de países de los que mi país no importa más de lo que exporta. De esta manera, el dinero volverá  a mi país como un ingreso. La forma insostenible ocurre cuando los saudíes retornan el dinero en forma de préstamo, regresando como capital. Su préstamo permite a mi país continuar comprando petróleo  pero sólo a base de aumentar cada vez más  la deuda.
Como se muestra en el gráfico 2, un incremento masivo en el flujo de ingresos desde  las economías de los clientes durante los años de auge, se convirtió en capital y fue prestado o invertido en mercancías de las economías de los consumidores  más que gastarse de nuevo en ellas5. Sin embargo, antes de que el dinero del préstamo se pusiese a disposición de la gente para comprar de nuevo gasolina u otros artículos, al menos alguien tuvo que pedirlo prestado y gastarlo de una manera que lo convirtiese de nuevo en un ingreso. Fueron necesarios gran cantidad de préstamos y représtamos antes de que  la suma total regresara  a los bolsillos de la gente. Por ejemplo, los préstamos para comprar casas existentes no son particularmente buenos para  la creación de ingresos mientras que los préstamos para construir obra nueva sí lo son. Ello se debe a que la mayor parte del préstamo para la compra de una casa existente va al propietario que la vende, aunque una pequeña parte irá destinada como ingreso al agente inmobiliario y a los abogados. El vendedor  puede poner el pago como  depósito en un banco, el cual  deberá ser prestado de nuevo por una cantidad superior  para convertido en ingresos. O puede ser invertido en otra propiedad existente, por lo que alguien más tomará el capital y lo depositará en  un banco que lo prestará. Un préstamo para una nueva casa, en cambio, financia todos los salarios pagados durante su construcción por lo que una gran parte se convierte en ingresos. El auge de la construcción en Irlanda fue por lo tanto una forma muy eficaz de conseguir el dinero que el país había gastado en exceso  en el extranjero y que luego había pedido prestado de nuevo convirtiéndolo en ingresos en los bolsillos de la gente. El endeudamiento externo directo por parte de  los gobiernos para pagar  los salarios del sector público es todavía una forma más efectiva de convertir una entrada de capital en renta.
Gráfico 2. Los países ricos han pedido prestado masivamente a los países ”en desarrollo” y “en transición” durante los últimos diez años. Este gráfico muestra el flujo neto de capital. Los fondos  prestados venían principalmente de los ingresos de exportación de energía y de materias primas.  Fuente:  World Situation and Prospects 2010, publicado por la ONU.
De aquí podemos concluir que un país que presenta un déficit comercial de bienes y servicios durante varios años se encontrará con que sus empresas y los individuos estarán altamente  endeudadas debido a que habrá sido necesaria la creación de una densa red de  deuda  en ese país para conseguir que el poder adquisitivo perdido como resultado del déficit regrese de nuevo a manos de todos. Esta es exactamente la razón por la que el Reino Unido y los Estados Unidos están experimentando la crisis de la deuda. Los EE.UU. sólo ha tenido superávit comercial durante  un año, y  pequeño, desde 1982 y el Reino Unido no ha tenido ninguno en absoluto desde 1983.
Las deudas contraídas por los países con déficit de cuenta corriente eran de dos tipos: las originales adeudadas en el exterior y las de las sucesoras, de mayor valor y  adeudadas en casa en forma de préstamos basados en  deuda extranjera que se convertía en ingresos. La deuda interna – es decir, la deuda contraída por el Estado o el sector privado con los residentes del mismo país – es una carga mucho menor que  la deuda externa, pero aun así perjudica todavía a un país al deteriorar su competitividad.  Lo hace a pesar de que el pago de intereses de la deuda implica un coste real mucho menor para el país ya que la mayoría de los pagos no son más que  transferencias de un residente a otro. (El resto del pago consiste en los honorarios al sector de los servicios financieros. El aumento de endeudamiento ha asegurado una gran parte de su crecimiento reciente.)
La deuda interna es perjudicial ya que un país con un mayor nivel de deuda en relación con su PIB tendrá  mayores costos que un país competidor con menor deuda interna. Esto es debido a que, a igualdad de  tasas de interés en ambos países, las empresas del país más endeudado tendrán que permitir una carga de intereses más elevados por unidad de producción que las del otro país a la hora de calcular sus costos de operación y los precios. Estos costes  adicionales afectan a la competitividad nacional  exactamente de la misma forma en que lo hacen los salarios más elevados. De hecho, son los salarios de los que un marxista llamaría la clase rentista, una clase a la que pertenece cualquiera que, directa o indirectamente, tenga un ahorro que devenga intereses. Por tanto, el banco central de un país  debe publicar las cifras anuales de la deuda nacional en relación a los ingresos para el mercado interior (Gráfico 3).
Gráfico 3. La deuda de los países ricos ha crecido notablemente en los últimos diez años debido a la cantidad de préstamos generados por los flujos de capital procedentes de las naciones productoras de  energía fósil – y materias primas- se utilizó para inflar las burbujas de los activos. Las economías emergentes, por el contrario, invirtieron el dinero prestado en el aumento de la producción. Como resultado, su  deuda / PIB disminuyó. Fuente: The Economist.
El aumento de la deuda de la mayor parte del mundo se concentra en los países mas ricos . Su ratio de deuda respecto al PIB se ha más que duplicado, mientras que en las llamadas «economías emergentes» la relación deuda-PIB ha disminuido. Esta diferencia se puede explicar mediante la adaptación de un ejemplo dada por Peter Warburton en su libro de 1999, Deuda y engaño. Supongamos que yo extraigo €1000 de mi línea de crédito del banco para comprar una mesa de comedor y sillas. La tienda de muebles utiliza la mayor parte de su margen de venta para pagar al personal, el alquiler, la luz y la calefacción. Digamos que eso cuesta € 250. La mayor parte del resto de mi pago lo utiliza para comprar nuevo stock, por ejemplo, 700€.  La fábrica a la cual él hace el pedido  adquiere la madera y paga sus costos  y  salarios. Pongamos que cuestan € 650, pero ya que la madera viene de extranjero, € 100 de los 650 € salen fuera de la economía de mi país. Y así podría seguir observando después de cada nuevo pago cómo se iría  gastando  y regastando hasta que todos los euros que yo había pagado, finalmente se habrían ido al extranjero. La pagos que se hicieron a las empresas y personas que viven en mi país como resultado de mi préstamo de 1000 € contribuyeron a su renta nacional. Si sumamos sólo los que he mencionado aquí,  € 1.000 + € 250 + € 700 + € 550,  podemos ver que el PIB de mi país se ha incrementado en € 2500 como resultado de la la deuda de 1.000 € que contraje. En otras palabras, la relación deuda-PIB fue del 40%.
Ahora supongamos que en lugar de la compra de muebles, invierto mi dinero prestado en la compra de acciones de una persona que ya disponga de ellos, en lugar de una nueva emisión. De los € 1.000 que pago, sólo los agentes de comisiones y los impuestos terminan como ingreso de nadie. Digamos que la cantidad suma 100 €. Si es así, la relación deuda-PIB es de 1.000% (Gráfico 4).
Gráfico 4. Debido a que los préstamos se han invertido principalmente en la compra de activos
en lugar de en capacidad de producción, cada aumento del endeudamiento en los EE.UU. ha hecho aumentar cada vez menos  la renta nacional. El debacle más reciente de endeudamiento – para rescatar  al sistema bancario – logró realmente rendimientos negativos, ya que no fue capaz de detener la  contracción de la economía. Gráfico elaborado por Christopher Rupe y Nathan Martin con EE.UU. Hacienda cifras de fecha 11 de marzo de 2010.
Así que una razón por la que la carga de la deuda ha crecido en los países «ricos» y ha caído en los «emergentes» es la forma en que se ha utilizado esta deuda. Como que los sectores manufactureros de los países más ricos generalmente no fueron aumentando su producción sino que, en muchos casos,  esta se encontraba en declive, una mayor proporción del dinero prestado en algunos de estos países se destinó a la compra de activos, haciendo subir sus precios, cosa que no ocurrió en los más pobres. A partir de un  cierto punto, en los países consumidores de activos, fue má el aumento del precio de estos activos lo que hizo atractiva su compra, quela renta que se podía ganar de ellos. Las rentas se convirtieron en insuficientes para pagar los intereses sobre el valor teórico de mercado de la propiedad, mientras que en el mercado de valores, la relación precio-beneficio se elevaba cada vez más.
En 2007, la carga impuesta a la economía real por la necesidad de soportar  los precios de los activos y los niveles de deuda que comportaban se hicieron  demasiado grandes. Los países mas ricos que habían estado funcionando con déficit en la balanza de pagos en sus cuentas corrientes descubrieron que el pago de los altos precios de la energía y de los materias primas más el interés de su aumentada deuda externa, además de los pagos de transferencia requeridos en sus pagos de la deuda interna, eran demasiado. Los prestatarios mas débiles, los que tenían hipotecas sub-prime en EE.UU., se encontraron en la imposibilidad de pagar los cargos más altos de energía y servicio de sus préstamos. Y, ya que muchos de estos préstamos habían sido titulizados y vendidos fuera a los bancos de todo el mundo, su valor como activo se puso en cuestión. Los bancos temieron que los pagos que les debían otros bancos podrían no llegar si otros  se declararan insolventes debido a sus pérdidas en esos activos dudosos.  Esto hizo difícil los pagos interbancarios y el sistema internacional de transferencia de moneda casi se vino abajo.
Todos los valores de los activos cayeron tras el pánico. Las cifras de los mercados de valores mundiales muestran que el FTSE-100 perdió 43% entre Octubre de 2007 y febrero de 2009 y que el Nikkei y el S & P 500 perdieron el 56% y 52%, respectivamente, entre mayo y junio de 2007 y su valor inferior se observó  también en febrero de 2009. Todos los tres índices han recuperado desde entonces parte de su valor anterior, pero esto es debido sólo a que los inversores consideran que los ingresos se van a recuperar, aumentando así  la capacidad de la economía para pagar las deudas y mantener los precios de los activos. Serían mucho menos optimistas sobre los precios futuros si reconocieran que, en el medio plazo al menos, la escasez cada vez mayor de energía significará que los ingresos caerán  en lugar de aumentar.
Varias conclusiones se pueden extraer de este análisis, pero en este artículo  voy a concentrarme en tres.
1. No se llegará a permitir que los precios conseguidos por los productores de energías fósiles aumenten tanto que haga necesario que estos presten de nuevo  grandes cantidades a sus clientes como consecuencia de que  su creciente deuda desestabiliza sus economías.
2. El sistema de creación de dinero basado en la deuda no puede funcionar si cada vez menos cantidad de energía va a estar disponible y en consecuencia los ingresos vayan cayendo de manera que estos sean  inadecuados para respaldar la deuda. Hay que encontrar por tanto, nuevas formas de emisión de dinero.
3. También van a ser necesarias nuevas formas de endeudamiento y financiación, ya que, como los ingresos se reducirán y se podrá utilizar menos energía, las tasas fijas de interés impondrán  una carga cada vez mayor.
Vamos a discutir esto por orden.
1. Limitar el precio pagado a  los productores de combustibles fósiles
 Cuando el precio sube porque algo es escaso, los economistas denominan «renta de escasez» al dinero adicional que los productores ganan de más, por encima de su coste de producción. Si la economía mundial se recupera y los precios del petróleo vuelven de nuevo a subir mucho se necesitará  encontrar una manera  para evitar que el  dinero que sale de un país como ingreso regrese como capital. Esto significa que se tendrá que encontrar un sistema que  capture la mayor parte de la renta de la escasez  y la distribuya como ingresos en lugar de tener que terminar como capital de un fondo soberano.
“Cap and Share” (limitar y distribuir), un método de reducción de las emisiones de combustibles fósiles ideado por Feasta, think-tank con sede en Irlanda6, sería un buen sistema de captura de la renta de escasez. Se trata de la colocación de una cantidad anual límite global y decreciente de toneladas de CO2 emitido por los combustibles fósiles y la asignación anual de una gran parte de este tonelaje a cada habitante del planeta de manera equitativa. Cada año, al recibir los permisos anuales, cada individuo  los vende a un banco u oficina de correos por el precio al que valen el día de la venta, del mismo modo en que vendería moneda extranjera. Los compradores reunirían el tonelaje comprado y lo repartirían en bloques para  venderlos a su vez a los productores de combustibles fósiles que necesitarían adquirirlos  para cubrir las emisiones de su producción anual.
Los permisos, obviamente, tienen que ser más escasos que el la oferta de combustible para poder capturar la renta de escasez y a medida que fuesen distribuyéndose por todo el mundo, no sólo el dinero que se  recuperase seria gastado  como ingreso sino que además, las personas más pobres del mundo  podrían, aún, comprar alimentos y combustible a medida que el precio subiese. Esto es importante porque si la distribución de la energía fósil se dejase en manos  del mercado, sólo los ricos serían capaces de comprarla, así como los alimentos producidos y distribuidos con ella. Si los pobres se viesen empujados a crear disturbios como consecuencia, contribuirían a una ruptura caótica. Es improbable que la ONU adopte “Cap and Share” porqué en las negociaciones climáticas se está siguiendo una via muy diferente. Sin embargo, algo  parecido a “Cap and Share” podría ser promovido por el G-20, que podría crear un organismo especial,  llamémoslo “La Fundación Clima Global” (FCG). Aparentemente, la Fundación serviría para gestionar las emisiones de CO2 pero, en realidad, su función sería la de asignar el uso de combustibles fósiles en todo el mundo y por lo tanto evitar la competencia excesiva por dichos combustibles, causando la ruptura de la economía mundial.
En efecto, la Fundación Clima Global sería un intercambiador de compradores de energía  que tendría que conseguir que la mayor parte de países consumidores de energía se uniesen para maximizar su poder de negociación. Intentaría que los países se inscribieran al garantizarles una participación en el cártel (conjunto de organizaciones convenientemente reunidas para formar un monopolio) de los ingresos en función de su población.
La legitimidad de la Fundación vendría de su papel en el clima más que de su carácter económico. Teniendo el mejor asesoramiento científico, debería decidir sobre la velocidad a la que tendrían que disminuir anualmente las emisiones de los combustibles para evitar  una catástrofe climática. Dado que muchas propuestas para la estabilización del clima calculan reducciones del CO2 de las emisiones de los combustibles fósiles entre un 80% y un 100% en el 2050, la Fundación podría decidir que se requiere una tasa anual de reducción de alrededor del 6%. Este valor no se aleja mucho de la velocidad a la que la producción de petróleo puede caer7.
Cada año, la Fundación subastaría los derechos de la cantidad máxima de CO2 producida por los combustibles fósiles que habría decidido que se podrían liberar aquel año. Estos derechos serían comprados por los productores de combustibles fósiles que tendría que adquirir suficientes permisos para cubrir las emisiones de los combustibles que planeaban vender. La Fundación tendría un cuerpo de inspectores que visitarían las  empresas petroleras,  gasísticas y de carbón para asegurar que sus ventas concordasen con el número de permisos que habían comprado. La Subastas anuales dejarían a la Fundación una gran suma de dinero en efectivo y se producirían luchas políticas durante el período en que la Fundación establecería  su distribución. Los contendientes serían:
1. Pagos compensatorios por los mayores precios de la energía.
2. Una cuota  de mantenimiento del carbono para proteger las reservas de carbono del suelo y los bosques.
3. Un fondo de solidaridad para las comunidades especialmente afectadas por los perjuicios del cambio climático o por la transición a la energía sin carbono.
4. Capital de inversión para el desarrollo de energías renovables.
5. Los gastos de funcionamiento de la misma Fundación Clima Global.
Demos un vistazo a los cuatro primeros.
1. Pagos compensatorios. Los productores de combustibles fósiles tendrán que trasladar los costes de los permisos que han comprado a sus clientes. Como el suministro de permisos es cada vez más difícil, su precio, y por lo tanto el precio de los energía, subirá arrastrando con él el precio de los alimentos y otras necesidades. La gente tendrá que ser compensada por estas subidas en algún nivel básico ya que, si de lo contrario, toda la regulación se dejase en manos de los mercados, los pobres llegarían a situaciones de  frío y hambre. Sin embargo, la compensación básica nunca podría ser suficiente como para cubrir el aumento del coste de la vida de las personas cuyo estilo de vida deriva de la utilización directa o indirecta de una gran cantidad de energía. Este grupo, que se compone de las personas más ricas de cada país, se encontrará que inevitablemente su coste de vida subirá más que el pago compensatorio.
2. Cuota de mantenimiento del carbono. Los altos precios de la energía pondrían una presión adicional sobre los bosques y los pastos del mundo. A menos que estos se protegieran, acabarían sucumbiendo a la producción de biocombustibles y se liberarían cantidades masivas de dióxido de carbono como resultado del  cambio de uso del suelo. Esto ya está sucediendo en Indonesia, donde se calcula que cuando  la selva que crece en turberas se elimina  para producir aceite de palma, la cantidad de dióxido de carbono liberado por la quema del aceite de palma en substitución del diesel será  tan grande que se tardará más de un siglo para recuperarlo de nuevo8. El pago de la Cuota de Mantenimiento del Carbono (CMC) para premiar a los países que mantienen el carbono almacenado en los suelos y los pantanos y en las plantas que crecen en ellos es, por lo tanto, una parte esencial de cualquier método para limitar las emisiones de CO2 de los combustibles fósiles. En virtud de los acuerdos de la FCG, se pagaría anualmente una pequeña cantidad por cada tonelada que el país en cuestión hubiese mantenido intacta. Con esta medida se cubriría el coste de oportunidad que el país soporta al abstenerse de darle a las tierras en cuestión un uso más rentable. Sin embargo, si el tonelaje tutelado decrece, el país responsable tendría que comprar permisos de emisión especiales para cubrir la cantidad de carbono implicada. Por otro lado, si un país aumentase la cantidad de carbono en su biomasa y suelo, obtendría un precio  especial de permiso por cada tonelada de CO2 fijada.
3. El fondo de solidaridad. La población de algunas partes del mundo está especialmente afectada por los efectos del cambio climático – Bangladesh y las Maldivas están amenazadas por la subida del nivel del mar, por ejemplo. Otras comunidades pueden necesitar hacer ajustes excepcionales para hacer frente a los niveles mucho más bajos de combustibles fósiles. Todo los países, ricos y pobres, podrían reclamar los dos tipos de ayuda de este fondo.
4. Inversión en Energía. Habría muchas convocatorias anuales de la Fundación para utilizar cantidades importantes del dinero ingresado anualmente  para financiar el desarrollo de fuentes de energía sin carbono y probablemente se crearía un fondo internacional para conceder préstamos para proyectos multinacionales y a los gobiernos nacionales para inversiones en energía. Sin embargo, también es importante que las comunidades y las familias puedan hacer inversiones en energía y, en un mundo ideal, parte de los ingresos de la Fundación se destinarían a este propósito.
Después de mucho regateo y alegaciones  especiales, probablemente se requeriría a la Fundación para que pagase parte del dinero colectado anualmente a cada uno de los habitantes del planeta en una base equitativa  per cápita para compensar los mayores costes en alimentos y energía tal como sucedería en la propuesta de Feasta de “Cap and Share”. La mayor parte de dinero restante iría a los gobiernos bajo los capítulos de Cuota de mantenimiento del carbono, Fondo de solidaridad e Inversiones en Energía. El resto se utilizaría para financiar las operaciones de la  Fundación que incluirían programas para hacer frente a otros gases causantes del efecto invernadero distintos del CO2.
Los productores de los combustibles tendrían que ponerse de acuerdo para trabajar con la Fundación, por supuesto, y el incentivo para hacerlo sería que aunque su producción se fuese reduciendo cada año, el precio al que se la pagarían  se incrementaría para mantener sus ingresos. Los negociadores del cártel argumentarían que el precio que los productores obtuviesen no podría ser menor que la media del precio que hubiesen recibido en condiciones de libre mercado en el que después de períodos cortos de precios muy altos les seguirían largos períodos de bajos precios como consecuencia de la debilidad económica causada por la subida de precios. Una tercera ventaja sería que las inversiones que los productores hiciesen en las economías de sus clientes serian mejores que las realizadas  en condiciones de libre mercado.
2. El final de dinero basado en deuda
La producción en la economía actual se ve fuertemente impulsada por el alto  consumo de energía. Si en el futuro cada vez va a ser menor el nivel de energía disponible, la producción media por persona  disminuirá y los ingresos reales caerán. La disminución de ingresos conllevará que la deuda cada vez sea más difícil de pagar, creándose una resistencia tanto a prestar como a pedir prestado. Durante varios años en el período del declive energético, el suministro de dinero se contraerá ya que las antiguas deudas se pagan más rápidamente que la velocidad a la que se contraerán nuevas deudas, destruyéndose así el dinero creado cuando se contrajeron  las deudas antiguas. Esto hará que sea cada vez más difícil para las empresas el comercio y el pago a los empleados. Las empresas también tendrán más problemas para pagar impuestos y el servicio de sus deudas. Abundarán las deudas incobrables y las quiebras y la economía monetaria se romperá.
Los gobiernos tratarán de dirigir la ruptura con las herramientas que se están utilizando en la actual crisis crediticia – producir dinero de la nada con la flexibilización  cuantitativa (quantitative easing). Hasta ahora, el dinero QE que se ha introducido, que podría haber sido distribuido libre de deuda, se ha trasferido a los bancos a tasas de interés muy bajas con la esperanza de que estos reanudaran los préstamos a la economía real. Pero esto no está sucediendo a ninguna escala debido al alto grado de incertidumbre entre los potenciales prestatarios. Hay muy pocas áreas en las economías de los países ricos donde las personas pueden invertir el dinero prestado y estar razonablemente seguras de ser capaces de devolver el crédito.
Por tanto, va a tener que encontrarse alguna manera mejor de obtener dinero sin deuda en la economía real. En el diseño de dicho sistema, la primera pregunta que hay que plantearse es «¿Son los gobiernos los agentes adecuados para crearlo?. «El valor de cualquier moneda, incluso aquellas respaldadas por oro o algún otro producto, es creado por sus usuarios. Esto se debe a que cualquier persona sólo estará dispuesta a aceptar el dinero de otra si sabe que alguien más aceptará el suyo. Cuantas más personas acepten el dinero y cuanto mas amplia sea la gama de bienes y servicios que se ofrezcan a cambio, más útil y aceptable será la moneda. Si un gobierno y sus agencias aceptan este dinero, aumentará mucho más su valor.
Dado que los usuarios dan valor al dinero se deduce que debería ser emitido por ellos y que el sistema monetario funcionaria en su nombre. El gobierno sería un importante usuario pero la moneda no debería funcionar enteramente en su propio interés  a pesar de que, naturalmente, pretendería actuar en nombre de la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, de los usuarios. La experiencia del pasado con monedas emitidas por los gobiernos no es alentadora debido a que crear-dinero-y-gastar ha parecido siempre políticamente preferible a recaudar-y-gastar y los resultados han sido algunas inflaciones espectaculares que han socavado la utilidad de alguna moneda. Por lo tanto, al menos sería necesario que se estableciera una autoridad monetaria independiente para determinar la cantidad de dinero que un gobierno debe permitirse crear y pasar a la circulación de mes en mes y, en ese caso, las atribuciones de la comisión podrían incluir fácilmente una cláusula en el sentido de que se debería tener en cuenta los intereses de todos los usuarios al tomar sus decisiones.
Esto plantea otra cuestión de diseño. «la nueva moneda debería  circular por todo el territorio nacional o sería mejor tener un conjunto de sistemas regionales?» A las diferentes partes de cada país va a irles de forma muy diferente a medida que disminuya el uso de energía. Algunas serán capaces de utilizar sus recursos locales de energía para mantener un nivel de prosperidad, mientras que otras se encontrarán con que tienen pocas fuentes de energía propia y que el coste de la compra de energía del exterior los  empobrecerá. Si ambos tipos de regiones utilizan la misma moneda, los más pobres se encontrarán en la imposibilidad de devaluar para mejorar sus exportaciones y reducir sus importaciones. Su pobreza persistirá tal como ha ocurrido en Alemania del Este, donde los problemas creados por la decisión política de desechar el  Ostmark y negar a los alemanes orientales la flexibilidad que necesitaban para alinear su economía con la occidental han dejado cicatrices en la actualidad.
Si las monedas regionales hubieran estado en funcionamiento en Gran Bretaña en los 1980 cuando Londres experimentó el gran auge mientras que la economía de Norte de Inglaterra sufría viendo que sus minas de carbón y la mayoría de sus industrias pesadas se cerraban porque eran poco competitivas, la brecha Norte-Sur que se originó podría haberse evitado. La libra del norte de Inglaterra se podría haber dejado devaluar en comparación con la de Londres, salvando a muchas de las empresas que se vieron obligadas a cerrar. Del mismo modo, si Irlanda hubiese introducido monedas regionales durante el breve período en que tuvo la soberanía monetaria, un punt Connacht (antigua moneda irlandesa)  habría creado más oportunidades de negocio en el oeste de Shannon si hubiera tenido un valor inferior al de su homólogo de Leinster.
Las monedas sin deuda no se deben planear a nivel nacional o, peor aún, multinacional como el euro. La UE reconoce 271 regiones, cada una con una población de entre 800.000 y 3 millones en sus 27 Estados miembros. Si todos ellos tuviesen su propia moneda, la isla de Irlanda tendría tres y Gran Bretaña 36, cada una de los cuales podría tener un tipo de cambio flotante con una moneda de referencia común europea y así con todas las demás. Si se considera deseable que el euro continúe, podría hacerlo como moneda de referencia para todas las monedas regionales y su autoridad monetaria independiente podría ser el Banco Central Europeo. En este caso,  el euro dejaría de ser la moneda única para ser simplemente una moneda  compartida.
Las ventajas de las monedas regionales podrían ser enormes:
1. dado que cada moneda seria creada por sus usuarios en lugar de tener que ser ganada o prestada desde el exterior, debería tener siempre la liquidez suficiente para que pudiese continuar un alto nivel de comercio dentro de la región. Esto diluiría los efectos de los problemas monetarios de otros lugares.
2. El comercio regional se vería favorecido porque el dinero necesario para ello sería más fácil de obtener. Se desarrollaría una economía regional fuerte e integrada, construyéndose así la resiliencia de la región a los shocks externos.
3. A medida que el volumen de comercio regional creciese, el señoreaje proporcionaría a la autoridad regional de una capacidad de gasto adicional. Idealmente, esto se utilizaría para proyectos de capital.
4. Los niveles de deuda de la región serían más bajos, lo que supondría un menor coste de estructura. Gran parte del dinero utilizado se crearía libre de deudas.
Cabe señalar que algunos autores sobre los sistemas monetarios, Thomas Greco por ejemplo9, no creen que el dinero sin deuda sea posible. Su punto de vista es que cualquiera que  emita el dinero en cuestión debe garantizarlo de alguna manera si tiene que tener un valor. La historia muestra que esto no es correcto. Nadie necesitó estar en deuda o dar algún tipo de valor garantizado cuando el wampum, cinturón hecho con conchas blancas y negras utilizado como dinero por varias tribus indígenas en la Nueva Costa de Inglaterra, en los siglos 17 y 18, entró en circulación. Fue suficiente que la oferta de cinturones estuviese limitada por la enorme cantidad de tiempo requerido para recoger las conchas y ensamblarlas, especialmente porque los agujeros se tenían que hacer en las conchas con la tecnología de la Edad de Piedra, taladros con punta de cuarzo. La persona que aceptaba un cinturón wampum en un trato comercial lo hacía porque él o ella sabían que alguien más podría aceptarlo también y a cambio ofrecer bienes y servicios. Se podrían dar muchos otros ejemplos de moneda sin deuda.
Además de las monedas regionales, las monedas creadas por sus usuarios necesitan establecerse de forma más local para proporcionar una vía para que la gente intercambie su tiempo, su energía humana, sus habilidades y otros recursos sin tener que ganar primero su moneda regional. Uno de los modelos más conocidos y más exitosos es la Hora Ithaca, un sistema monetario pionero creado por Paul Glover en Ithaca, Nueva York, en 1991, en respuesta a la recesión del momento. La Hora  Ithaca es principalmente una moneda sin deuda ya que la mayor parte de su  papel moneda en circulación se da o se gana aunque también se realizan algunos pequeños préstamos comerciales sin intereses. Un comité controla la cantidad de dinero que va a utilizarse. En la actualidad, los nuevos participantes pagan $ 10 para unirse y se les da publicidad en un anuncio que aparece en la directorio del sistema. Se les da, también, dos billetes de una hora cada uno – cada hora es normalmente aceptada como equivalente a $ 10 – y se les paga más cuando renuevan su participación cada año como premio a su continuo apoyo. En la actualidad el sistema tiene sólo alrededor de 900 miembros y alrededor de 100.000 horas puestas en circulación, muy lejos de los días en que miles de personas y más de 500 empresas participaban10. Su decadencia se remonta a 2005 cuando Glover se marchó a Filadelfia, un traslado que le costó al sistema su jornada  completa como cooperante.
La hora Ithaca no tiene mecanismos para sacar dinero fuera de uso por  la caída del volumen  de negociación, ni puede premiar a sus miembros más activos para ayudar a reconstruir el sistema. Tendría que seguir todas transacciones para que eso fuese posible y esto exigiría abandonar sus billetes de papel i pasar a la electrónica. El resultado sería algo muy similar al sistema de red de liquidez que Feasta ha desarrollado11. Muy probablemente van a surgir nuevas variantes de otro tipo de moneda creada por los usuarios, el Sistema Local de Intercambio y Comercio (Local Exchange and Trading System) (LETS) iniciado por Michael Linton en Comox Valley, Columbia británica, en la década de 1990 12. Cientos de LETS se han iniciado en todo el mundo en tiempos de recesión pero, por desgracia, la mayoría han desaparecido después de unos dos años desde su comienzo. La causa se debe a un defecto en su diseño: las monedas se creaban en el momento en que sus miembros contraían una deuda, pero, a diferencia del sistema monetario actual, no tenían ningún mecanismo para controlar la cantidad de deuda asumida por cada miembro ni para garantizar que esta deuda se reembolsase en el tiempo acordado. Seguramente, los nuevos  sistemas de tipo LETS que emerjan se registrarán  en  la web y, por  tanto, sea más fácil controlar las deudas que sus miembros asumen. Como estas deudas serán  de muy corto plazo no deberían ser incompatibles con una reducción de la economía nacional.
Las monedas complementarias se han utilizado con buenos resultados en tiempos de crisis económica en el pasado. Algunas funcionaron tan bien en los EE.UU. en 1930, que el profesor Russell Sprague, de la Universidad de Harvard aconsejó al presidente Roosevelt clausurarlas porque el sistema monetario americano se estaba «democratizado escapándose de su control [del gobierno]». Lo mismo sucedió con las monedas puestas en circulación por los gobiernos provinciales en Argentina en 2001, cuando el peso se volvió muy escaso por la gran cantidad de dinero que estaba saliendo del país. Estas monedas  llegaron a  constituir el 20% de la oferta de dinero en su auge y evitaron una gran cantidad de dificultades, pero fueron retirados a mediados de 2003 por dos razones principales. Una fue la presión del FMI, que consideró que Argentina sería incapaz de controlar el suministro de dinero y, por tanto, el tipo de cambio y la tasa de inflación si las provincias seguían emitiendo sus propias monedas. La otra razón más poderosa fue que el gobierno federal consideró que las monedas daban a las provincias demasiada autonomía e incluso podrían dar lugar a la ruptura del país.

3. Nuevas formas de pedir prestado y financiarse
Las monedas regionales antes mencionadas no serán respaldadas por nada ya que cualquier promesa de pagar algo específico a cambio, implicaría una deuda. Además, si se hacen promesas, alguien tiene que comprometerse a velar por su cumplimiento y eso significa que quien lo haga no sólo tiene que controlar la emisión de moneda, sino que también tiene que contar con los recursos para respetar la promesa  en caso de requerirse. En otras palabras, el sujeto de la promesa tendría que desempeñar el papel que los bancos desempeñan actualmente con el dinero basado en deuda. Tales monedas respaldadas no extenderían, por tanto, el poder financiero y, en cambio, podrían dar lugar a su concentración.
Aún así, algunos tipos de divisas futuros estarán respaldados por promesas. Algunas pueden prometer entregar cosas reales, como kilovatios-hora de electricidad, al igual que la libra esterlina y el dólar de EE.UU. fueron una vez respaldados por la promesas de la entrega de oro. Otras pueden ser bonos respaldados por derechos a una participación de un flujo de rentas en lugar de una participación de beneficios. Estos dos tipos de dinero se utilizarán para el ahorro en lugar de la compra y venta. La gente las comprará con su moneda regional y, o bien las mantendrá hasta su vencimiento si son bonos, o bien las venderá por dinero regional al tipo de cambio que exista cuando lo necesite para gastar.
Estas monedas de ahorro podrían funcionar así. Supongamos que una comunidad quisiese establecer una empresa de suministro de energía (ESE) para instalar y hacer funcionar una planta de cogeneración para suministrar agua caliente para la calefacción y electricidad a su área local. El dinero regional necesario para adquirir el equipo podría ser adquirido por la venta de «bonos» de energía que prometen pagar al portador el precio de un número específico de kWh en el día de su vencimiento. Por ejemplo, alguien podría comprar un bono que vale lo que valga el precio de 10.000 kWh. en la fecha de vencimiento al cabo de cinco años. El dinero para redimir estos bonos vendría de los pagos realizados por las personas que compran la energía de la planta en su quinto año. La ESE también ofrecería otros bonos con diferentes fechas de vencimiento y, a medida que fuesen canjeados gradualmente, los que comprasen electricidad de la ESE serían, de hecho, los propios propietarios de la ESE.
Estos bonos de energía probablemente se emitirán con nominales elevados para la venta a los compradores, tanto dentro como fuera de la comunidad y no circularían como dinero. Sin embargo, una vez que la ESE estuviese  suministrando electricidad, el comité directivo podría convertirlo en un banco. Podría emitir billetes de, por ejemplo, 50 y 100 kWh, que los lugareños podrían utilizar para la compra y venta, con la certeza de que el billete tendría un valor real, ya que siempre podría ser utilizado para pagar sus facturas de energía. Una vez que sus billetes hubiesen  ganado aceptación, la ESE podría abrir cuentas a las personas para ofrecer toda  la gama de servicios de movimiento de dinero disponibles para aquellos que utilizan las unidades respaldadas por energía. Sin embargo, sería poco probable que una  ESE hiciese tal cosa  si la gente estuviera  satisfecha con el funcionamiento de la moneda regional. Sólo si la unidad regional fuese perdiendo rápidamente su valor en términos de energía, sus usuarios migrarían  a otra unidad que no la perdiera.
4. Conclusión
Hasta ahora, los bancos comerciales han asignado la oferta de dinero de la sociedad. Ellos han decidido  quién podía pedir prestado, por qué y en qué cantidad. Ellos  han determinado lo que se llevaría  a cabo y,  por  tanto, la configuración de la economía y la sociedad. En el futuro, ese papel pasará a los suministradores  de energía. Sólo este grupo tendrá, literalmente, el poder de hacer cualquier cosa. El dinero tradicionalmente ha servido para comprar energía. Ahora la energía, o por lo menos un  derecho a ella, será en realidad  el dinero y las empresas de energía podrán  convertirse en los nuevos bancos en la forma descrita. Esto hace que sea especialmente importante que las comunidades desarrollen sus propias fuentes de energía como parte del proceso de decrecimiento y que, si se desarrollan  bancos emisores de dinero respaldado por energía, sean propiedad de la comunidad.
Como la energía va a ser más escasa, su coste en términos del tiempo que deberemos trabajar para comprar un kilovatio-hora  o su equivalente  va a aumentar. Visto al revés, probablemente la energía es  mas  barata  hoy que en el futuro y para siempre, en el sentido  de tener que renunciar a algo  para obtenerla. Por tanto, debemos asegurarnos de que, en nuestras comunidades y en otros lugares, los proyectos de uso intensivo de energía que se requieran para  proporcionar los elementos esenciales de la vida en un mundo con escasez de energía, se lleven a cabo ahora. Si no lo hacemos ahora, su coste real va a subir y puede que nunca se lleguen a realizar.
Se necesitan con urgencia ejemplos de monedas regionales  ya sea  respaldadas o bien  sin respaldar que funcionen. Hasta que no se encuentre al menos un ejemplo de una moneda no basada en deuda distinta del oro que funcione bien en algún lugar del mundo, los gobiernos se aferrarán a la esperanza de que las cada vez mas inestables  monedas basadas en deuda nacionales y multinacionales mantendrán su valor. Sus esfuerzos para asegurarse que esto ocurra van a arruinar a millones de vidas, al igual que está ocurriendo en Grecia e Irlanda mientras escribo el artículo.
Sin alternativas monetarias equitativas, local y regionalmente  controlables que proporcionen flexibilidad  la inevitable transición hacia una economía de menor energía va a ser extraordinariamente dolorosa para miles de comunidades corrientes  y millones de personas comunes. En efecto, con casi toda seguridad sus transiciones van a producirse como resultado de un caótico colapso en lugar de un decrecimiento gestionado y los niveles de consumo de energía que podrán mantener posteriormente se reducirán considerablemente. Por tanto, sus producciones se reducirán y puede que lleguen a ser insuficientes para permitir la supervivencia de todos. Una reconstrucción total de nuestro sistema de emisión de dinero y de financiación es,  por tanto, sine qua non si queremos escapar de un desastre económico, social y humano. (tabla 1).
Tabla 1
Los  mayores déficits mundiales en la  balanza de pagos en el apogeo del boom de 2007.
Es de destacar que todos los países de la eurozona que experimentan una crisis de la deuda – los «PIIGS» Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España – aparecen en esta tabla y que los tres peores déficits cápita son los de Grecia, España e Irlanda. Los países con un fondo sombreado tiene su propia moneda y por tanto son más capaces de corregir sus  situaciones.
Fuente: CIA World Factbook, 18 de diciembre de 2008, con los cálculos del autor.
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Notas
*Autor para correspondencia. Tel:. +353 98 25313. E-mail:richard@douthwaite.net.
2  Zero Carbon Britain (2007) zerocarbonbritain: an alternative energy strategy, Machynlleth: Centre for Alternative Technology.
3  http://aspoireland.files.wordpress.com/2009/12/newsletter100_200904.pdf.
4  Ver David Korowicz, “On the cusp of collapse: complexity, energy and the globalised economy” en Fleeing Vesuvius: overcoming the risks of economic and environmental collapse, editado por Richard Douthwaite y Gillian Fallon, Feasta,Dublin, 2010.
5  Obstfeld, Maurice y Kenneth Rogoff, 2009 «,“Global imbalances and the financial crisis: products of common causes”, Centre for Economic Policy Research Discussion.Paper No. 7606. argumentan que cuando el crecimiento mundial se fortaleció y los precios de los productos básicos se dispararon, los exportadores generalmente aumentaron su superávit en cuenta corriente. Esto condujo a mayores s flujos de capital hacia los países deficitarios que a su vez aumentaron  los desequilibrios  del sector financiero. http://www.econ.berkeley.edu/ ~ Obstfeld / santabarbara.pdf.
6  Véase Cap and Share, una manera justa de reducir las emisiones de efecto invernadero, Feasta, mayo de 2008. Descargable desde http://www.capandshare.org/download_files/C&S_Feasta_booklet.pdf.  C&S no se debe confundir con la propuesta estadounidense Cap and Dividend (Ver http://www.capanddividend.org/) que tiene algunas similitudes, pero limita sus actividades a nivel nacional. Sin embargo, Peter Barnes, que  lo ideó, también fue el impulsor de la propuesta para la Fundación Atmósfera Tierra que operaría de manera muy similar a C&S. Ver Barnes, PR Costanza, P. Hawken, D. Orr, E. Ostrom, A. Umaña y O. Young. 2008. “Creating an earth atmospheric trust” Science. 319:724.
7 El IEA World Energy Outlook 2008 informó que la disminución de la producción de petróleo en
600 campos petroleros existentes es de un 6,7% anual en comparación con la reducción del 3,7% que se  había estimado en 2007.
8 Página, SE, F. Siegert, JO Rieley, V. Boehm Hans-Dieter, A. Jaya y S. Limin. 2002. «La cantidad de carbono liberado por la turba y los incendios forestales en Indonesia durante 1997». Nature 420: 61. 65.
9 Greco, T. H. 2001. Money: understanding and creating alternatives to legal tender. Chelsea Green, White River Junction, VT. 295 pp.
10 Personal communications from Paul Glover and Paul Strebel, August 2010.
11 Sede Graham Barnes, «Redes de liquidez: un sistema de moneda electrónica libre de deudas para las comunidades”  en Fleeing Vesuvius: overcoming the risks of economic and environmental collapse, editado por Richard Douthwaite y Gillian Fallon, Feasta, Dublin, 2010.
12  Sede Douthwaite, Richard, The Ecology of Money, Libros Verdes, Totnes, Devon, 1999, pp.39-44.

Ecologistas de panza llena … de plomo

Post publicat a la web La Jornada de la UNAM

He coleccionado declaraciones de presidentes latinoamericanos, de Daniel Ortega hasta Juan Manuel Santos, pasando por Cristina Kirschner,  Evo Morales, el caducado Sebastián Piñera y también Ollanta Humala, Rafael Correa y el ex-presidente Lula da Silva.
Adivinen quién dijo qué:

 … “ningún gringuito con la barriga llena puede venir a reclamar ni darnos lecciones de ambientalismo”…  

… (el  presidente) ”critica ambientalistas al defender la construcción de centrales hidroelétricas “…
…” rechazamos posiciones extremas: el agua o el oro. Nosotros planteamos una posición sensata: el agua y el oro”…

… “no es una ley fundamentalista ni por el lado del productivismo, ni fundamentalista por el lado del ecologismo, es una ley equilibrada”…

…” es loable la defensa de la fauna y de la flora pero más importante es cuidar a la especie humana para que tenga trabajo, agua, cloacas”…

…” ha manifestado su oposición, en la última cumbre del ALBA, a ese “fundamentalismo indigenista” que se opone a toda explotación de los recursos naturales y propugna un ecologismo radical que detiene por completo el progreso”.

 «Queremos saber  de donde vienen y como se gastan los millones de dólares que sustentan la acción negativa de esas organizaciones que convierten a los indígenas en escudos humanos de una causa inconfesable». ¿Quién pudo haber dicho esto, Katia Abreu, de la bancada ruralista del Senado de Brasil,  o tal vez Garcia Linera, vicepresidente da Bolivia? 

Los dirigentes de Bolivia aseguran que “el ecologismo es el nuevo colonialismo”, una estrategia imperialista, mientras Vargas Llosa sostiene al contrario, que “hay una izquierda radical que ha encontrado en el ecologismo una bandera que le permite resucitar los viejos problemas”. Les une las misma inquina al ecologismo.

Si ampliamos el campo, encontramos repetidas menciones al ecologismo de “panza llena”.  Los ecologistas dicen lo que dicen “porque tienen la panza llena. La oposición ecologista a los transgénicos es elitista y conservadora”.  Vean el discurso de Tarsicio Granizo de Ecuador: “Sectorializar la lucha ambiental no es más que una respuesta pequeño-burguesa al problema de pobreza, exclusión y desigualdad. Pero claro, es fácil hablar con la barriga llena!!! Por cierto, en muchos de nuestros países el ecologismo (como lo conocemos en la actualidad) está vinculado a las clases dominantes…”. Otro anti-ecologista, Carlos Viteri, declaró: “»Para el que tiene la barriga llena es fácil decir: No se toque el Yasuní».

 Adivinen si un político que dice lo siguiente es de derecha, de centro o de izquierda tradicional: “Sin desarrollo no hay trabajo, ni calidad de vida, ni posibilidad de que la gente viva bien, con lo que no hay posibilidad de preservar nada. Con la barriga llena se pueden preservar muchas cosas, pero con la barriga vacía no se preserva nada”.

 Pasemos ahora a reseñar algunos de los cientos de casos de ecologistas populares que han sido asesinados por las fuerzas estatales o  paramilitares o sicarios de latifundistas o de compañías mineras o petroleras. ¿Dónde empezar? En Filipinas, el 9 de mayo de 2012, el líder ecologista Margarito Cabal fue asesinado en la provincia de Bukidnon, en Mindanao. La ONG local Karapatan aseguró que en dos años 76 líderes y activistas de los derechos humanos han sido asesinados en las Filipinas.Trece de ellos estaban comprometidos sobre todo en la protección del ambiente – aunque sea difícil separar la protección ambiental de los derechos humanos.

 Solo en América Latina hoy cientos de muertos ecologistas mencionados en la prensa en los últimos 25 años, incluyendo 20  o 30 mujeres como Betty Cariño en México, Maria do Espirito Santo con su marido José Claudio en Pará en Brasil em 2012…  Muertas y muertos com sus barrigas llenas del plomo de las balas asesinas como el activista anti-petrolero Angel Shingre em Orellana en Ecuador.


 Veamos casos recientes. El 15 de Julio de 2013, en Honduras, un indígena lenca murió y otro resultó herido cuando militares atacaron a tiros a pobladores que se manifestaban contra la construcción de hidroeléctricas. Eso ocurrió en el departamento de Intibucá. En México, también en un conflicto hidroléctrico, el ecologista Noé Vázquez Ortiz fue asesinado en Veracruz el 2 de Agosto de 2013, aunque no a tiros sino a pedradas. En Guatemala, el abogado Rafael Maldonado presenta una cuenta que parece corta: 50 asesinatos de ambientalistas que se oponían a proyectos mineros e hidroeléctricos entre 1989 y 2012, recogidos en informes sobre ataques a derechos humanos que ha sistematizado CALAS (Centro de Acción Legal, Ambiental y Social). Podríamos ir bajando hacia el cono sur: Panamá, Colombia,  Brasil, Perú… un reguero de ecologistas muertos. No me queda espacio. En Venezuela, el 3 de marzo de 2013, el cacique yukpa Sabino Romero fue acribillado por pistoleros. Era conocido por su defensa del territorio ancestral en la Sierra de Perijá, en Zulia, rico en carbón y otros minerales.  

“El dilema hoy no es crecimiento y empleo versus naturaleza, sino crecimiento capitalista versus naturaleza y empleo”

Entrevista a Manuel Garí publicada a El Diario.es

Entrevista con Manuel Garí: “El sistema energético español es irracional, consumimos más energía por unidad de PIB que la mayoría de países occidentales.”
Manuel Garí.


Manuel Garí es economista y activista social, director de la Cátedra Trabajo, Ambiente y Salud de la Universidad Politécnica de Madrid. Ha defendido durante muchos años los derechos de la clase trabajadora desde el sindicalismo, sin perder nunca de vista la defensa medioambiental. Acaba de publicar  el libroQué hacemos por otra cultura energética, escrito junto a Javier García Breva, Begoña María-Tomé Gil y Jorge Morales de Labra. Una propuesta por otro modelo productivo a partir de una nueva cultura energética, basada en las renovables y en la democratización de los recursos.
Ofrecemos la primera parte de una extensa conversación, que continuaremos en los próximos días. En esta primera entrega hablamos con Garí de la crisis energética, su relación con la crisis económica, las amenazas en el horizonte, las nucleares, el fracking, así como del sistema energético español y la última reforma.

-La crisis energética que se anuncia a medio plazo, ¿cómo afectaría a España?

Energéticamente el Estado español es sumamente dependiente del exterior ya que el 80% de los recursos energéticos consumidos se importan. El carbón se trae de Ucrania, Rusia, Sudáfrica y China. En 2011 el 99,8% del gas y petróleo consumidos como energía primaria fue importado, lo que significó una cifra equivalente al 4,7% del PIB. Más del 55% del crudo se compró a los países de la OPEP, particularmente a Arabia Saudí, Irán y Nigeria, más del 15% a Rusia y en torno al 12% a México; la factura del petróleo ese año supuso el 85,6% del total del déficit comercial español. En el caso del gas nuestros principales proveedores fueron Argelia -38%-, Nigeria -18,6%- Catar -13,4%- Noruega -8,4%- y Egipto -6,5%-.
La primera conclusión de esta aburrida catarata de cifras y porcentajes es que cualquier alza de los precios de los combustibles fósiles contribuirá negativamente al desequilibrio estructural comercial. La segunda es que cualquier tensión política y/o bélica en las regiones productoras de las que importamos aumenta la vulnerabilidad de nuestro sistema energético y… económico. Vamos a ver que pasa a corto plazo con la situación en Siria.

-La actual crisis económica global, ¿en qué medida tiene también un componente energético en su origen?  
En el verano de 2004 se hizo patente una de las consecuencias de la guerra de Irak: el barril de crudo pasó de 20 dólares a 40, en 2007 se atravesó la barrera simbólica de los 100 dólares y siguió subiendo hasta alcanzar los 147 dólares en la primavera de 2008, lo que provocó un movimiento inflacionista en la economía de los países occidentales y un alza de los precios de los alimentos con consecuencias dramáticas para los países empobrecidos. Se intentó detener la temida inflación mediante un alza de los tipos de interés. Este movimiento junto con el resto de elementos irracionales que configuran la financiarización de la economía mundial resultó explosivo. El resto es una historia conocida: tras el boom del dinero barato crisis de las hipotecas basura, crisis financiera internacional, crisis de las deudas europeas, etc.
Pero no es la primera vez que una grave crisis económica y financiera fue precedida por un alza de los precios del crudo, recordemos que el fin del keynesianismo y la instauración del neoliberalismo llegaron tras la guerra árabe-israelí de 1973 en la que los precios del petróleo se cuadriplicaron y tras la revolución iraní que comportó que se doblaran nuevamente entre 1978 y 1981. El experto venezolano en economía de la energía, López Arismendi, afirma en su libro El fin de la era petrolera que las manifestaciones más evidentes de la crisis estructural que sufre la sociedad mundial son económicas pero que el origen de las mismas es energético. No le falta razón.

«La necesidad de crecer sin parar es un imperativo de la ganancia capitalista, no del bienestar de la sociedad»


-¿Cómo resolvemos el habitual dilema entre sostenibilidad ecológica y crecimiento económico/creación de empleo?  

Empecemos por desmontar el mito del crecimiento económico. La necesidad de crecer sin parar es un imperativo de la realización de la ganancia capitalista, no del bienestar de la sociedad. Ese crecimiento no comporta automáticamente un reparto justo de bienes y servicios en la sociedad. Depende en qué sectores se crezca y en cuales se decrezca el resultado será más o menos favorable a los intereses de la mayoría social. El capitalismo industrial multiplicó la capacidad de acumulación monetaria y de crecimiento anual medido en términos monetarios mediante el Producto Interior Bruto, el tan llevado y traído señor PIB. La financiarización de la economía ha inducido hasta la metástasis esa acumulación de capital ficticio y ha desorbitado el culto al PIB.
Lástima, porque el PIB es un indicador económico incompleto e imperfecto. No se le puede tomar como la verdad revelada. No es capaz de informarnos sobre las condiciones sociales y ecológicas de producción. Tampoco sobre los valores de uso producidos ni sobre su distribución. Y, particularmente, hay que disociar la idea de crecimiento de la de creación de empleo. Hemos podido constatar en diversos momentos, como afirma Catherine Samary en el artículo aparecido en Viento Sur “De los desastres del “productivismo” a la planificación ecosocialista autogestionaria”, que puede haber crecimiento con enormes cifras de desempleo, incremento de las desigualdades y destrucción ambiental. Esta crítica al PIB se extiende entre los economistas más sensibles incluidos algunos de los defensores del sistema económico vigente, a la vez que comienzan a formularse propuestas de nuevos indicadores como el PIB verde.
Hoy el dilema no es crecimiento y empleo versus naturaleza sino crecimiento capitalista versus naturaleza y empleo. La gran crisis económica que viene, como afirma el propio George Soros, es la que puede derivarse de la catástrofe climática inducida por la forma de producir y movernos. Esa destruiría fuentes de riqueza y empleo en dimensiones dantescas. No es solo un debate económico, es un debate civilizatorio.

Más en concreto ¿es posible compatibilizar la sostenibilidad ambiental y la creación de empleo?  
Está abriéndose paso de manera firme en el mundo sindical y en el de los expertos en economía ajenos al neoliberalismo una nueva hipótesis: el proceso de reconversión del aparato productivo en términos ecológicos, comenzando por el modelo energético, es intensivo en trabajo humano por un lado y, por otro, implica una importante movilización de recursos e inversiones que posibilitan medidas anticíclicas generadoras de riqueza que a la vez son  sostenibles desde un punto de vista ambiental. Baste un botón de muestra, las energías renovables generan 2,7 veces más empleo por unidad de PIB que la media del sector energético.
Diversos informes de la OIT corroboran el enorme potencial de creación de empleo que contienen las fuentes renovables de energía y la introducción de criterios de eficiencia energética en la producción y los servicios. Igualmente queda demostrado en los estudios sobre el caso español en los que hemos participado entre otros Begoña María-Tomé y yo mismo.
Si a ese cambio de paradigma productivo le sumásemos una profunda reestructuración de la organización del tiempo humano con una drástica reducción de la jornada laboral, se produciría el doble movimiento de creación y reparto del bien “puesto de trabajo”.

-La energía nuclear como alternativa a la fósil, ¿está descartada tras Fukushima, o el lobby nuclear se mantiene fuerte?  

Cada día que pasa hay nuevos argumentos para dejar la energía nuclear. Las fugas radiactivas al mar en Japón ocupan las noticias, entre otras cosas, porque puede haber consecuencias transoceánicas en el Pacífico norteamericano. La conservadora canciller alemana Angela Merkel desdiciéndose de su programa electoral ha iniciado la desnuclearización en su país. El lobby nuclear guarda silencio sobre Fukushima y en el caso español acaba de reconocer que la mayoría de los españoles rechaza la energía nuclear.
Su silencio no es equivalente a su desaparición. Existen fuertes intereses económicos de las grandes compañías energéticas propietarias de centrales atómicas –en España y en el resto de países- y de fabricantes de reactores y constructores de plantas –como es el caso de Areva en Francia- y además hay una ideología pronuclear –y claro está, también petrolera- que asocia progreso con centrales atómicas –y humos de combustión-, ningunea los riesgos y desprecia a las renovables. En nuestro país hay insignes representantes de ese pensamiento reaccionario y desinformado tanto en el mundo sindical como en algunos partidos socialdemócratas, pero la palma se la llevan los neocon que en España están muy bien representados por el PP, particularmente por Rajoy y Soria.
Los pronucleares defienden su opción mediante cinco mentiras: que la energía nuclear es imprescindible como energía base de respaldo, que es más barata, que es limpia, que es segura y que hay reservas ilimitadas de combustible. La realidad ha desmontado una por una esas interesadas e ignorantes afirmaciones: poderosas economías no tienen centrales nucleares y su sistema energético funciona, el kW nuclear resulta más caro dados los altos costes iniciales, los residuos radioactivos no pueden esconderse bajo la alfombra, los incidentes devienen en accidentes y estos en desastres y tragedias, el uranio existente en el planeta es finito y no puede alimentar las actuales centrales más allá de 50 años, mucho menos tiempo si se siguen construyendo.

¿Por qué no se construyen todas las centrales que se anuncian?  

Porque las inversiones iniciales son muy cuantiosas y el retorno se dilata en el tiempo. Por ello el capital privado no quiere arriesgarse sin el aval y la financiación estatales. Así de liberales y arriesgados se muestran estos fundamentalistas del mercado y enemigos de lo público a la hora de pedir la intervención estatal para atreverse a invertir un euro en las nucleares. Además la cuenta de explotación de la generación eléctrica desdice el mito de los bajos costes. El Informe Lazard de 2008 basado en los datos de la Comisión Europea y tomando como criterio el de coste/beneficio, sitúo los costes de producción por kilovatio hora (kWh) de la nuclear entre 10 y 12 céntimos de euro frente al coste de la eólica y la biomasa situado en el entorno de 5 a 9. En conclusión la nuclear no puede sustituir a la fósil, vayamos pensando en una energía más asequible y segura, la que viene del sol.

«En España los mayores defensores del fracking son grandes compañías constructoras en búsqueda de negocio»


-¿Y el fracking? ¿Por qué hay administraciones que parecen dispuestas a autorizarlo pese al rechazo y las dudas que despierta?  

En el caso español los mayores defensores del fracking son grandes compañías constructoras en búsqueda de negocio promovido por administraciones que han descubierto en el gas pizarra la panacea a los diversos males patrios, ya que afirman que el uso energético del gas pizarra es la panacea de sustitución ante el peak oil y el peak gas porque las reservas sin explotar son cuantiosísimas, es más limpio que el carbón al que expulsará del mercado, reduce la emisión de CO2y ayuda a combatir el cambio climático, por lo que se convierte en un combustible de transición a nivel mundial hacia una energía descarbonizada. En el caso español, además, permitirá la independencia energética, será una fuente de riqueza local y comarcal, y generará empleo. ¡Bienvenido mister Marshall! Y, además su extracción y uso son limpios, no comportan efectos ambientales negativos ni riesgos para las personas por lo que, algunos de los que desde la administración deberían velar por el cumplimiento estricto de la norma afirman que no es necesario hacer estudios de impacto ambiental. En definitiva estamos ante un conjunto de creencias ancladas en una idea de progreso vinculada al pelotazo extractivista. La realidad es muy otra.
El gas pizarra que se obtiene mediante la fractura hidráulica tiene una tasa de retorno energético (TRE), el indicador que establece el cociente entre la energía empleada en su obtención y la energía obtenida, sumamente bajo: entre el 2 y el 5. El fracking pues resulta un procedimiento sumamente ineficiente en términos energéticos y por tanto de costes, cosa que silencian sus defensores, si lo comparamos con las tasas de la fotovoltaica, situada en el 7 –lo que lleva a sus detractores a decir que es una cifra baja- o del gas o petróleo convencional que supone el 15 o la eólica que alcanza el 17. El gas pizarra no es la alternativa al petróleo convencional ni en términos energéticos ni crematísticos. El fracking supone una técnica sumamente agresiva por el empleo de cientos de sustancias químicas nocivas de forma masiva que se depositan incontroladamente en acuíferos, subsuelo, suelo y cauces, sumamente despilfarradora de agua y sumamente peligrosa porque puede inducir movimientos sísmicos.
Un reciente informe del Parlamento europeo afirma que los recursos de gas convencional en Europa son demasiado pequeños para tener una influencia energética sustancial y que la tendencia más previsible tras un primer boom será al declive de la producción y uso gas de esquisto. En el caso español las cifras de existencias conocidas son muy reducidas: 250.000 millones de barriles. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) afirma que la producción de gas incluyendo convencional y pizarra disminuirá en Europa a ritmo 1,4% anual. Son datos y opiniones demoledoras. ¿Se tendrán en cuenta? En el caso del ministro Soria parece que no. Quizás ni las conozca.

El sistema español


-¿Por qué consideran “irracional” el actual modelo energético español?  

El uso que hacemos de la energía que no tenemos y debemos comprar fuera a precio de oro es muy ineficiente ya que la intensidad energética de nuestra economía sigue siendo muy alta y no la hemos bajado significativamente desde la crisis energética de los años setenta. Dicho de otra forma consumimos más energía por unidad de PIB que la mayor parte de los países occidentales. Los impactos ambientales y sobre la salud de la contaminación son muy importantes y, puestos a hablar de dinero, no los pagan quienes los producen sino nuestras vidas y la hacienda pública, nuestros impuestos. Impuestos que por cierto vienen subvencionando a las grandes compañías que configuran el oligopolio energético español y a los que a su vez pagamos la electricidad a precios cada vez más elevados. A ello hay que sumar un modelo de transporte basado en los combustibles fósiles y un alto grado de ineficiencia energética del parque inmobiliario residencial, terciario, industrial y turístico. Visto lo visto ¿es exagerado hablar de irracionalidad sistémica?

-¿Qué efectos ha tenido la liberalización del mercado eléctrico?  

En 1997 el gobierno de Aznar anunció que se iniciaba la transición a un sistema de libre mercado eléctrico. Las eléctricas consiguieron de inmediato que se les garantizara la recuperación de las inversiones que hasta el momento habían realizado mediante el reconocimiento de los Costes de Transición a la Competencia (CTC) cuya cuantía inicial se estableció en 12.000 millones de euros. Además se diseñó un absurdo mercado cerrado para y controlado por las grandes compañías en el que el gobierno popular aceptó aberraciones como la del reconocimiento del déficit tarifario que aún hoy colea. Finalmente, el sistema de fijación de precios del que conviene que hablemos no es precisamente un modelo de juego real oferta / demanda. Difícilmente puede hablarse de un mercado eléctrico liberalizado.

«La fijación de precios favorece a los grandes consumidores industriales, y su peso gravita sobre pequeñas empresas y consumidores particulares»


-¿Por qué es tan compleja y falta de transparencia la fijac n de precios en España, un “arcano indescifrable que a tantos oculta sus secretos”? ¿Cree que han sido capaces de hacerlo inteligible en su libro?  

La metafórica referencia de Jorge Morales al oscurantismo del sistema de fijación de precios de la electricidad no es baladí. La Ley básica de la electricidad (ley 54/97) estableció un mercado mayorista pretendidamente marginalista que funciona muy defectuosamente. El precio de la electricidad se forma por adición de tres sumandos. El primero compuesto por el precio más caro de entre los oferentes que hayan sido invitados a participar por ser los más baratos en ese momento para atender la demanda. El segundo sumando, los costes de acceso que contemplan diversos elementos como los costes de transporte y distribución, las primas del régimen especial, la deuda tarifaria, los costes extrapeninsulares y los cotes de funcionamiento de la Comisión Nacional de la Energía
(hoy integrada en la Comisión Nacional de Mercados y de la Competencia)y del Operador del Mercado Eléctrico. Y un tercer sumando, los Costes de Capacidad que se pagan por estar disponibles al carbón y al gas.
Poco que ver con un mercado abierto al que puedan los consumidores, los grandes ausentes, o transparente y sencillo para los mortales pues gran parte del galimatías que sucintamente expliqué es un constructo político ajeno a las reglas que se supone tiene un mercado capitalista. No todos tienen el mismo grado de información ni la misma capacidad de influir en la fijación del precio. Y mucho menos con un mercado que abarate el precio para la mayoría de la población. Todo este entramado favorece a los grandes consumidores industriales y su peso gravita sobre las pequeñas empresas y los consumidores particulares.
¿Hemos sido capaces de hacer inteligible este galimatías en el libro? Eso deben responderlo las personas que lo lean. Nuestra intención fue que lo fuera.

¿ La reciente reforma del sector eléctrico ha resuelto la cuestión del déficit tarifario? ¿Cómo quedan las renovables? ¿Qué evoluc ión tendrán los precios para el consumidor tras la reforma?  

El decreto-ley (9/2013) ha iniciado el trámite parlamentario de una nueva ley del sector y se están conociendo diversos reales decretos y órdenes ministeriales que completan el despliegue. A la pregunta que haces la respuesta es no. No se ha resuelto el problema del déficit tarifario que ha sido el motivo aducido por Soria para iniciar los cambios sobre el papel. Se justificaba la reforma por la existencia de un déficit
estructural que puede estimarse en de4.500 millones de euros
para este año que vendría a sumarse  ingente déficit reconocidoa mes de mayode 26.062 millones de eurosy la ya pagada 11.823 millones desde 2006 a partir de la deuda generada desde 2002, y cuando se mira lo que puede lograr este RDL 9/2013 se concluye que aún en el caso en que se cumpliera lo previsto por el decreto, esto no sería suficiente para eliminar el definitivamente el dichoso déficit como no lo hizo la Ley de medidas fiscales (15/2012) que también anunció a bombo y platillo que erradicaría el problema.
Dependerá de la evolución de los precios y la demanda que la cifra final del déficit anual sea mayor o menor de la estimada.
Lo que sí es seguro que el decreto va a cercenar de forma contundente la viabilidad de las renovables. Basta mirar la memoria económica del mismo. Basta hacer un análisis del discurso del párrafo siguiente para concluir hasta que punto cuando van bien las cosas para las renovables y los precios finales, desde el gobierno se retuerce el argumento en la exposición de motivos del RDL 7/2013: “Estas desviaciones vienen motivadas por el hecho de que en los primeros meses del año 2013 han acontecido unas condiciones meteorológicas atípicas, y el nivel de pluviometría y las condiciones de viento han sido muy superiores a las medias históricas. Estas condiciones han provocado un doble efecto. Por un lado, han ocasionado el hundimiento del precio del mercado diario hasta un nivel mínimo de 18,17 €/MWh de media en el mes de abril, dando como resultado un precio medio en los seis primeros meses de 2013 que no alcanza los 37 €/MWh, muy inferior a los 51,19 €/MWh previstos para el conjunto del año. Por otro lado, se ha producido un incremento de las horas de funcionamiento de determinadas tecnologías, y en particular de la eólica con derecho a régimen primado”.
Los usuarios de la Tarifa de Último Recurso (TUR), cuya denominación va a cambiar, verán incrementada su factura con dos subidas durante 2013. La primera será del orden del 3,2%, la segunda tendrá lugar en el último trimestre pues se modificará el precio correspondiente a la llamada “parte de mercado” como resultado de la subasta CESUR.
A todo ello hay que añadir que la Orden IET/1491/2013 del 3 de agosto pasado en la que se revisan los peajes de acceso de energía eléctrica en la que se aumenta el término de potencia y se reduce la parte regulada del de energía, o sea sube el peaje fijo, el que se tiene por estar conectado y baja el que depende del consumo, penaliza a quienes ahorran y subvenciona a quienes despilfarran o son grandes consumidores. Finalmente el decreto regulador del autoconsumo del 18 de julio en el que se establecen los denominados “peajes de respaldo” supone un duro golpe a la generalización y consolidación de la generación distribuida de la energía, amén de equipararla desde el punto de vista fiscal a la electricidad producida por las compañías con ánimo de lucro. El mundo al revés. Pero tiene su lógica, la muy perversa lógica de los poderosos en cualquier expresión de la lucha de clases.

¿Puedes valorar qué resultado tendrá la reforma?  

Pierden sobre todo los productores de energías renovables, que ven caer drásticamente sus previsión de ingresos; los usuarios eléctricos, que padecerán a nuevas subidas de precios; y en menor medida el sector productor de régimen ordinario, para los que la bajada en garantía de potencia, transporte y distribución es mucho menor (en términos porcentuales) que para las renovales. Los ganadores son los mismos de siempre. Se mantienen inalteradas las ayudas de estado al sector industrial gran consumidor que sigue recibiendo 732 millones de euros en concepto de un servicio de interrumpibilidad que no se presta. También mantienen intactos sus privilegios los tenedores de una deuda que con los nuevos déficit reconocidos superará los 30.000 millones de euros y a la que podría aplicarse alguna quita o reducción del precio a pagar establecido.

Para más información y para conocer las propuestas en materia energética, el libro Qué hacemos por otra cultura energética. Más información en www.quehacemos.org