La ONU alerta de que el cambio climático avanza más rápido de lo previsto

Article publicat a El País

Un hombre camina en el lecho seco de un río cerca del pueblo de Bishankhedi, Bhopal (India), el 13 de mayo.
Un hombre camina en el lecho seco de un río cerca del pueblo de Bishankhedi, Bhopal (India), el 13 de mayo. SANJEEV GUPTA EFE
La ONU ha instado a los países a actuar sin dilación para frenar las consecuencias del cambio climático. Los efectos del calentamiento se están manifestando más rápido de lo que se preveía y si no se toman medidas de inmediato puede ser demasiado tarde. Este es uno de los mensajes principales del informe Previsión Medioambiental Global (GEO-6, en inglés), presentado por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en Nairobi (Kenia), donde estos días se celebra la Asamblea Medioambiental.

El crecimiento de la población, la acelerada urbanización, el aumento del consumo, la desertificación, la degradación de la tierra y el cambio climático en conjunto han creado una severa escasez de agua, dice el informe. “Si esas tendencias continúan y no se implementan soluciones que mejoren los actuales patrones de producción y consumo, si no usamos los recursos naturales de una manera sustentable, el estado del medio ambiente en todo el mundo seguirá deteriorándose. Es esencial que entendamos que el ritmo de cambio del medio ambiente depende de nosotros y de que empecemos a trabajar con la naturaleza y no en contra de ella para parar estas amenazas”, advirtió el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, durante la presentación del informe. Steiner recalcó, sin embargo, que si se toman medidas inmediatas todavía hay tiempo para detener algunos de los peores impactos
Para Jacqueline McGlade, la encargada del departamento de Ciencia de esta agencia especializada de la ONU, lo más urgente es asegurar el acceso al agua potable. “Si no tenemos agua de buena calidad, la salud se deteriora rápidamente. Hay mucha escasez en todo el mundo, así que tenemos que encontrar este recurso y usarlo con eficiencia. Se debe regular el manejo de los desechos para que los tóxicos no contaminen el agua. Se debe llegar a una manera holística del manejo del agua”, aseguró.
El GEO-6, considerado el informe actual más completo de la materia, intenta proporcionar información científica detallada que sirva para la implementación de nuevas políticas. Consta de seis informes separados que explican los problemas específicos de las regiones en las que el PNUMA divide el planeta.

Asia Occidental u Oriente Próximo

En esta región, los problemas más críticos son la degradación de la tierra y la desertificación, que han traído consecuencias a la economía y al medio ambiente. El crecimiento de la población y los continuos conflictos y guerras han minado la capacidad de la tierra para proveer agua y comida. Los grandes desplazamientos de personas han causado mucho estrés al medio ambiente y son los propios refugiados los que más sufren los efectos. “Hay tres millones de personas desplazadas y tras ellas quedan escombros y desechos, que también contaminan el agua. No es su culpa, pero no cuentan con ninguna facilidad de los Gobiernos. Las personas en movimiento también tienen que mantenerse calientes y por ejemplo cortan árboles o queman basura. Aunque la atención debe estar en las personas, también hay efectos catastróficos de las rutas migratorias para el medio ambiente”, asegura la jefa de Ciencia del PNUMA.

América Latina y el Caribe

Las zonas urbanas y su población siguen creciendo: en 2015, el 80% de los ciudadanos de la región vivía en ciudades. Las clases medias consumen y contaminan cada vez más. Las emisiones aumentan y la calidad del aire en las urbes disminuye.
“Las tendencias de las amenazas al medio ambiente son más o menos las mismas en cuanto a deforestación, contaminación del agua y del aire de las ciudades, pero el cambio climático acelera estos problemas”, explica Diego Martino, asesor del PNUMA. Este organismo recomienda separar el crecimiento económico del consumo de recursos. “Reducir la dependencia en combustibles fósiles y diversificar las fuentes de energía es importante para la región”, dice el informe.

África

El continente es muy rico en biodiversidad. Sin embargo, su capital natural está bajo la presión de la urbanización, la industrialización y la creciente población. “La pobreza y la falta de inversiones ha acelerado el deterioro ecológico en muchas regiones, lo que ha impedido que la gente utilice los recursos naturales de forma sostenible”, dice el estudio de la ONU.
La contaminación del aire es un problema para el medio ambiente y para la salud humana. Un 90% de la población del África subsahariana está expuesta a la contaminación dentro de sus casas, al utilizar combustibles sólidos para cocinar, calentarse y alumbrar. Cada año mueren unas 600.000 personas en el continente por esta causa. Aunque la población con acceso a agua potable aumentó del 64% al 68% entre 2005 a 2012 , todavía hay muchas personas sin acceso asegurado al agua para beber. En su informe, la ONU recomienda a los Gobiernos mejorar su pobre manejo de los recursos naturales.

América del Norte (Canadá y EEUU)

Las condiciones del medio ambiente en esta región han mejorado gracias a la implementación de políticas, la recolección de información y buenas regulaciones. La calidad del aire ha aumentado debido a nuevas tendencias en tecnología. La calidad del agua es muy buena en la mayor parte de la región, aunque hay problemas de escasez. Una red de áreas protegidas y bien manejadas ayuda a conservar la diversidad biológica. A pesar del “optimismo cauteloso en la región”, que describe el informe, el cambio climático impactará cada vez más esta zona. Por ejemplo, los reportes sugieren que el calentamiento global ha aumentado la sequía entre un 15% y 20% en el estado de Tejas, donde en 2015 devastadoras inundaciones terminaron con una sequia de cinco años.

Asia y el Pacífico

El crecimiento económico sin precedentes está poniendo una fuerte presión en los ecosistemas. El crecimiento insostenible de patrones de consumo ha empeorado la calidad del aire (ocho de las 10 ciudades más contaminadas del mundo están en India y China). Además la falta de agua y la generación de basura amenazan la salud de las personas y del medio ambiente. El aumento de la demanda de energías fósiles y recursos causa la degradación del ambiente y pérdida de diversidad. Esta región tiene el 60% del total de la población mundial, con cuatro billones de personas en 2012 y se proyectan 5.08 billones para 2050.
La clase media alcanzará los 4,9 billones en 2030 y está consumiendo mucho más. Los hábitos alimenticios están cambiando. El cada vez mayor y más habitual consumo de carne está causando más presión sobre el ecosistema en la región. La deforestación avanza a pasos agigantados. El PNUMA recomienda patrones de producción y consumo más sostenibles, el uso más eficiente de los recursos y la separación del crecimiento económico de la explotación del medio ambiente, entre otros.

Europa

Los recursos naturales han sido sobreexplotados. La mala calidad del aire, el cambio climático, estilos de vida poco saludables y la desconexión entre la sociedad y el ambiente afecta cada vez más a la salud de las personas en Europa.
Aunque ha habido mejoras en algunas partes de la región, la contaminación del aire es el riesgo más grande para la población. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2012 se produjeron unas 500.000 muertes prematuras debido a este problema. Y es que más del 95% de la población urbana está expuesta a niveles de contaminación más altos de lo recomendado.
El calentamiento global podría provocar más escasez de agua. Y la reducción de agua en los ríos podría afectar la producción de electricidad.

Medio ambiente mortal. Un informe revela que los asesinatos de ecologistas no dejan de subir

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Medio ambiente mortal

 El ritmo de deforestación de la Amazonia brasileña volvió a incrementarse en 2013. / marizilda cruppe (eve / greenpeace)

Han pasado más de 25 años de la muerte de Chico Mendes, el humilde cauchero que se convirtió en símbolo internacional de la defensa del medio ambiente. Y Brasil, el país donde fue asesinado por intentar que los especuladores no destrozaran la Amazonia, sigue siendo el lugar más peligroso del mundo para los activistas del ecologismo. Lo afirma un informe de la ONG Global Witness, presentado ayer, que ha recopilado los asesinatos de defensores del medio ambiente en todo el mundo entre 2002 y 2013. Su conclusión es demoledora: el número de muertes no deja de crecer. De las 908 que ha podido documentar esta organización en 35 países, 448 se produjeron en Brasil.

En 2002 se registraron 51 asesinatos. En 2012, el peor de la serie, fueron 147. Los autores del informe reconocen que la información es escasa y seguramente sus datos solo muestren la punta del iceberg. Afirman, por ejemplo, que es muy probable que países africanos como Nigeria, la República Democrática del Congo, la República Centroafricana o Zimbabue también se estén viendo afectados, pero su metodología de trabajo —basada en documentación fiable y en la verificación de los datos por parte de socios locales— no ha permitido hacer un análisis exhaustivo. De ahí que las peores cifras se den en América Latina y Asia, donde han podido contrastar la información. A Brasil, con 448 asesinatos, le siguen Honduras, con 109, y Filipinas, con 67.

Fuente: Informe de Global Witness. / EL PAÍS

El informe insiste en uno de los aspectos que ya destacó en 2011 la Relatora Especial de la ONU sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, Margaret Sekaggya: la impunidad. La organización solo tiene constancia de que se haya juzgado y condenado a 10 personas por estos más de 900 crímenes. “Existen pocos síntomas más rotundos y obvios de la crisis ambiental mundial que un dramático repunte en el asesinato de personas corrientes que defienden los derechos sobre la tierra o el medio ambiente. Sin embargo, este problema que tan rápido se está agravando está pasando prácticamente desapercibido y, en la gran mayoría de los casos, los responsables están saliéndose con la suya”, asegura Oliver Courtney, portavoz de Global Witness. En su informe, la relatora de la ONU recopiló casos de arrestos, detenciones y asesinatos de defensores de los derechos humanos que protestaban por cuestiones relacionadas con los recursos naturales y los derechos sobre la tierra. “Pertenecen en su mayoría a poblaciones indígenas y minorías”, señaló. Y son “más vulnerables debido a que las áreas donde trabajan son remotas”.
Para Barbara Ruis, asesora legal del programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, ha sido “impactante” conocer las cifras del informe. El problema, sin embargo, no le sorprende: “En los últimos años estamos viendo cómo emergen cada vez más conflictos medioambientales en todo el mundo”, explica por teléfono desde Ginebra. Las cifras son de asesinatos, pero hay muchas otras luchas, y otras agresiones a activistas que pelean por vivir en un entorno sano, que no llegan a conocerse, añade. “Es importante que se sepa que hay mucha gente luchando por sus derechos ambientales”.
No es solo la falta de información, o la imposibilidad de contrastar los datos, lo que hace que los autores del informe crean que se han quedado cortos. Los asesinatos son la situación más extrema; antes, o además, pueden haber existido amenazas, intimidación, violencia o criminalización. La relatora de la ONU se hace eco de esta última circunstancia: “Se ha acusado […] a los habitantes de aldeas que se manifiestan en contra de megaproyectos que amenazan su medio ambiente y sus medios de vida”, recogió, entre otros ejemplos de criminalización de movimientos sociales como llevar ante tribunales antiterroristas a agricultores “por manifestarse en contra de las fuerzas de seguridad del Estado que intentaban expulsarlos de su tierra”.
Courtney asegura que su intención con la publicación del trabajo es llamar la atención de la comunidad internacional y de los Gobiernos ante un problema que no deja de crecer. No es, ni mucho menos, la primera advertencia. Amnistía Internacional (AI) alertó el verano pasado de que la reciente muerte del biólogo español Gonzalo Alonso Hernández era un ejemplo más de continuos ataques que sufren los activistas en Brasil a manos de las fuerzas de seguridad, paramilitares y bandas criminales. Esta organización denunció entonces que al menos 20 personas habían sido asesinadas en el país entre 2011 y 2012 por defender el medio ambiente. Según el recuento de Global Witness, fueron 64.
Más del 80% de los asesinatos que recoge el informe corresponden a América Latina. Estos casos se multiplican, asegura el informe, a medida que aumenta la competencia por los recursos naturales. La deforestación de la Amazonia es buen ejemplo de ello. Después de cuatro años seguidos de descenso en la superficie arbolada perdida, en 2013 la deforestación volvió a aumentar un 28%. Los ecologistas lo atribuyeron a la relajación en las leyes que protegen la jungla. Según el informe, las zonas más afectadas son también las que más violencia registraron contra los activistas que tratan de evitarlo.

Cambio de imagen en Uruguay: ¿el hombre de hierro?

Article publicat a La Jornada UNAM

Joan Martínez Alier
C
iertamente, el presidente Pepe Mujica goza de merecidas simpatías por su trayectoria histórica de tupamaro encarcelado, su sentido del humor y la modestia de su estilo de vida. Pero su gobierno se prepara a cambiar radicalmente su imagen: un Mujica megalómano minero, otro presidente latinoamericano de izquierda que está por declararse antiecologista ferviente. Le atrae la dimensión gigantesca y el dinero que vendrá de un proyecto llamado Aratirí, de extracción y exportación de hierro por 18 millones de toneladas al año, casi 6 toneladas por uruguayo, unos 15 kilos al día. Está por firmar un contrato con el señor Pramod Agarwal, un indio extranjero propietario de la empresa Zamin.
Mientras tanto, los ambientalistas piden un referendo. El Movimiento pro Plebiscito Nacional Uruguay Libre de Minería Metalífera a Cielo Abierto dio el 8 de enero de 2014 una conferencia de prensa en contra de que se firme un contrato de inversión entre el gobierno nacional y Aratirí (Zamin). Cuestionaron la constitucionalidad de la nueva Ley de Minería de Gran Porte.
La empresa Zamin se anuncia así:Compañía minera independiente con un portafolio de proyectos de mineral de hierro de clase mundial en Sudamérica (Brasil y Uruguay), África, Australia y Asia. Su estrategia es convertirse en un productor líder de mineral de hierro y de carbón para la industria global del acero y también de metales preciosos y energía. Los Reyes Magos de Oriente, que llegan para llevarse el mineral de hierro a precio de regalo.
La idea del gobierno es firmar un contrato de inversión antes de terminar los estudios de impacto ambiental. Además, que los permisos ambientales puedan ser troceados, primero para las minas y meses más tarde para el mineraducto. Posteriormente, para el gran puerto. Pero si el proyecto es detenido por razones ambientales o por competencias de los municipios, ¿Zamin demandará a Uruguay?
Se trataría de una inversión con 4 mil hectáreas de tajos a cielo abierto, un área de influencia directa de más de 100 mil hectáreas, un mineraducto hasta al mar de más de 200 kilómetros y un gran puerto especializado cuyo lugar ya han cambiado dos veces en los planes. No hay todavía una licencia ambiental. La inversión sería de 2 mil millones de dólares. La vida útil, de 20 años. Los pasivos ambientales, las deudas ecológicas, no están calculados.
Con desparpajo se aseguraba en Uruguay, a finales de 2013, que lejos de provocar daños, el proyecto Aratirí, con el dinero que reporte, permitirá mejorar la calidad ambiental general mediante inversiones adecuadas. El gobierno asegura que parte de los ingresos irán a un fondo intergeneracional para infraestructura y educación.
Con apoyo del gobierno, la empresa trasnacional india-anglo-suiza Zamin Ferrous inició en 2007 trabajos de prospección en el centro del país, incidiendo en dos poblados cercanos: Valentines y Cerro Chato. Los campos están habitados por familias de productores ligados a la tierra desde hace varias generaciones, en propiedades de 350 hectáreas en promedio. Son tierras de ganadería extensiva en sierras bajas arboladas. La gran explotación minera a cielo abierto implica la expulsión definitiva de las familias junto con la devastación del ecosistema original. La zona cuenta con los arroyos Valentin Grande y Las Palmas, que para ser aprovechados por la mina serán represados, pero el proyecto necesita mayores volúmenes de agua.
En 2011 el presidente Mujica analizaba la posibilidad de convocar a un referendo sobre el tema, pero no se llevó a cabo. Por el contrario, Mujica impulsó una nueva ley de minería. Los opositores dicen que esa norma incurre en inconstitucionalidad. Las noticias en enero de 2014 son contradictorias. Por un lado, hay ministros que anuncian la firma inminente del contrato. Por otro, hay la posibilidad de que se efectúe un referendo. El presidente Mujica destaca la importancia de la inversión de Aratirí, aunque reconoce (graciosamente) que hay incertidumbre sobre cómo quedarán los campos de donde se extraería el hierro. Enormes cantidades de escorias y jales o relaves.
En 2 de diciembre de 2013 se lanzó una campaña de recolección de firmas para lograr que se efectúe ese referendo o plebiscito para prohibir la minería a cielo abierto. Para ello se requiere, antes de fines de abril, unas 260 mil firmas. Quienes se oponen a Zamin desean que se prohíba la explotación de minerales metálicos a cielo abierto. Añaden: Así quedaríamos en la misma situación que Costa Rica. Mejor es prohibirla antes de signar el contrato para que después no les ocurra como a Costa Rica, ahora con los reclamos de la empresa canadiense Infinito Gold por la anulación del proyecto Crucitas.
Joan Martínez Alier ICTA-Universitat Autònoma de Barcelona 08193 Spain
New book: Ecological Economics From the Ground Up, 2012

Mapa de conflictos ambientales de Brasil

Publicat a La Jornada

Joan Martínez Alier*

Se acerca el 25 aniversario del asesinato de Chico Mendes (1944-1988) en el Acre, Brasil, defendiendo la Amazonia contra la deforestación. Chico Mendes era un seringueiro, fue un sindicalista que defendía a los recolectores de caucho contra los poderosos ganaderos que quemaban la selva. Aprendió a leer ya de muchacho con un viejo comunista oculto en esa frontera entre Brasil y Bolivia, superviviente de la columna Prestes.

Lejos de disminuir, los conflictos por deforestación y expansión de la frontera agropecuaria continúan creciendo en toda la Amazonia. Continuamente se producen muertes a causa de esta expansión. Pero hay además muchos otros conflictos por injusticias ambientales, por la expansión minera, por infraestructuras (carreteras, grandes represas), por contaminación de agrotóxicos.
Ya hace 10 años se formó en Brasil la Red por la Justicia Ambiental. Los activistas recibieron la visita de Robert Bullard, que en Estados Unidos llevaba décadas de lucha contra el racismo ambiental, es decir, luchando contra la contaminación en barrios donde vive gente de color y gente pobre. Eso dio impulso a esa red brasileña. Para dar más visibilidad a tantos casos de injusticia y conflictos abiertos, hubo varios intentos, a nivel de estado (Río de Janeiro, Minas Gerais…) de inventariar y mapear tales conflictos.
Eso ha culminado con la publicación en la web de un inventario y mapa general de Brasil y de un libro compilado por Marcelo Firpo Porto, Tania Pacheco y Jean Pierre Leroy con el título Injustiça ambiental e saúde no Brasil. O mapa de conflictos, en noviembre. Es un trabajo pionero en el mundo, con 400 casos inventariados, cada uno con una descripción de dos o tres páginas que incluye sus características principales (por ejemplo, ¿es un conflicto por minería, por residuos nucleares, por asbesto o amianto, por robo de tierras…? ¿Cuáles con los actores principales? ¿Cuáles han sido los resultados?).
En Colombia existe ya un mapa parecido (con el proyecto EJOLT), pero con 70 casos solamente. En México hay diversas iniciativas en el mismo sentido. El tema está creciendo tanto en la práctica y en la investigación universitaria que se anuncia y se prepara ya un primer Congreso Latinoamericano de Conflictos Ambientales en la Universidad Nacional General Sarmiento en Buenos Aires para octubre de 2014. No para resolver los conflictos en beneficio de las empresas sino para estudiarlos, para difundirlos, darles un sentido histórico.

¿Cuál es, pues, el propósito de esos inventarios y mapas, más allá del avance de la ecología política? Se trata de mostrar las causas estructurales de tantos y tantos conflictos, es decir, cómo nacen del aumento del metabolismo de la economía mundial y de la exportación creciente de materias primas… No son casos NIMBY ( not in my backyard: no en mi patio) sino síntomas del gran movimiento mundial por la justicia ambiental. Por ejemplo, en Brasil ha surgido un movimiento que se llama Justiça nos trilhos, en protesta contra los accidentes en las vías férreas que transportan las materias primas a los puertos de exportación. Hay protestas parecidas en otros lugares del mundo. En Brasil existe un movimiento de atingidos por barragens, es decir, de afectados por represas. Lo mismo ocurre en México.
Se trata de dar visibilidad a las poblaciones afectadas, de poner en la mesa sus demandas, sus estrategias de resistencia y las alternativas que plantean.
En muchos conflictos aparecen incertidumbres científicas (¿cuán dañino puede ser el cianuro empleado en la minería de oro a cielo abierto?, ¿cómo afecta el glifosato usado en los cultivos de soya transgénica a las poblaciones?), y por tanto el debate debe abrirse a las poblaciones locales pobres, que conocen mejor lo que está ocurriendo que las distantes autoridades sanitarias oficiales. Los conocimientos ganados en un caso de conflicto sirven para otros casos.
El objetivo no es simplemente dar la lista de impactos o riesgos ambientales que afectan a distintos grupos locales de población (campesinos, indígenas, afrobrasileños o quilombolas…), sino, más allá de eso, ver a tales poblaciones como portadoras de derechos, que se escuchen sus voces (sus relatos orales, muchas veces también con videos), voces silenciadas por las empresas, por el Estado, por los medios de comunicación, voces que claman por la justicia social y ambiental.
Los inventarios y mapas de injusticias ambientales son instrumentos de lucha contra la injusticia y el racismo, sacan de la invisibilidad a poblaciones cuya vida misma está amenazada. El mapa, dicen los investigadores brasileños, no es sólo una tribuna, un altavoz, es también en cierto modo como un escudo protector, en la medida que eso sea posible en un contexto lleno de violencia contra los pobres.

* ICTA, Universidad Autónoma de Barcelona