Eliminemos el dinero (en metálico)

Article publicat a Nada Es Gratis

11-09-2016 

Ha llegado el momento de eliminar el dinero en metálico. Es una institución anticuada, casi barbárica, con serias consecuencias negativas para el bienestar de todos. Y eliminarlo no solo es factible, es sencillo. De entre todas las medidas de política económica que los países occidentales pueden adoptar en estos momentos, no existe ninguna otra con unos retornos tan altos.
Los motivos para eliminar el dinero en metálico (tanto monedas como billetes) son claros. Los podemos dividir en dos, que de manera un tanto imprecisa llamaré macro y micro. Empiezo con los motivos macro.
Las economías de mercado precisan de un mecanismo para realizar transacciones. Estoy escribiendo estas líneas unos minutos después de haberme comprado un bocadillo. Dudo que el dueño de la tienda que me lo vendió estuviese interesado en una clase de macroeconomía. A la vez, es probable que yo valore poco lo que los estudiantes de mi clase en Penn puedan darme a cambio de poder sentarse en mi asignatura. Este problema de doble coincidencia de deseos identificado con claridad por William Stevens Jevons se soluciona de manera simple y elegante con una ficha de intercambio: un estudiante me entrega esa ficha como pago a mis servicios y yo, a su vez, la cambio por un bocadillo. Si los agentes en una sociedad nos coordinamos en aceptar tales fichas, que podemos llamar dinero, alcanzaremos un nivel de actividad económica más alto que, por ejemplo, el que tendríamos con un sistema de trueque. Y, aunque existen otros mecanismos teóricamente equivalentes (basados en crédito o en el intercambio de favores), en la práctica el uso de fichas es más robusto a problemas como riesgo de incumplimiento de créditos o crecimiento de la red de pagos.
Las sociedades pronto descubrieron las ventajas de emplear dinero. Primero las fichas se fabricaron de metales preciosos, como el oro o la plata. Aunque llevó bastante tiempo darnos cuenta de ello (y avances tecnológicos como la capacidad de fabricar papel barato y duradero), hace unas décadas nos percatamos que tal uso era un despilfarro. El oro o la plata son costosos de obtener y pueden ser empleados para otras finalidades, como joyas o la industria. Las fichas que llegaron después, y que son las que utilizamos a diario, fueron la deuda pública al portador con cupón cero y con valor intrínseco cero. Pues nada más que eso es el billete de 10 euros que tiene usted en su cartera. Es deuda pública pues sirve para pagar impuestos: cuando le toca liquidar sus obligaciones tributarias con Hacienda, uno envía euros, no leche o carbón. Es al portador pues no acarrea identificación alguna. Es de cupón cero, pues cuando es puesta en circulación, lo es por un valor nominal de 10 euros y es redimida, no importa cuando, por una obligación tributaria de 10 euros. Con valor intrínseco cero porque no se puede emplear ni como hoja de borrador. Pero, por su gran liquidez (es al portador, en pequeñas denominaciones y prácticamente todo el mundo tiene obligaciones tributarias o comercia con alguien con obligaciones tributarias), los billetes y monedas emitidos por los gobiernos o los depósitos denominados en los mismos se han convertido en los medios de pago más habituales (en esta entrada hablo de muchas de estas ideas en más detalle).
Pensar acerca del dinero en efectivo como deuda pública al portador con cupón cero tiene muchísimas ventajas. Las que nos importa hoy es que el cupón cero fija una cota inferior al tipo de interés (neto) nominal. Un agente jamás invertirá en un activo que tenga un retorno neto mucho menor de cero. Más lejos de unos cuantos puntos básicos aceptados por la comodidad de que un tercero te guarde la inversión (por ejemplo, en un bono nominativo más difícil de ser robado), nadie aceptará entrar en contratos que ofrezcan un retorno menor que el acumular dinero en efectivo en un cajón.
Pero esta cota inferior de los tipos de interés nominales crea un problema tremendo en las economías de mercado. El mercado clave para que las mismas funcionen correctamente a lo largo del tiempo es el mercado de ahorro. El tipo de interés real que vacía tal mercado cuando la economía emplea adecuadamente sus recursos puede ser negativo y el que el tipo de interés nominal no pueda ser menor que cero dificulta alcanzar tal objetivo de tipo de interés real (recuerde que el tipo de interés real es el nominal menos la inflación).
A mucha gente le sorprende la idea de un tipo de interés real negativo. Pero tal sorpresa es consecuencia de no haber pensado en detalle lo que significa un intercambio intertemporal. Imaginémonos que somos un grupo de niños en el colegio a los que nos dan helado de postre en el comedor todos los viernes. Si yo hoy tengo más helado del que quiero comer (hoy he tenido suerte y la bola que me ha tocado era muy grande) y le ofrezco a mi compañero intercambiarle una unidad de helado hoy por una cantidad de helado <span class="MathJax" data-mathml="x» id=»MathJax-Element-1-Frame» role=»presentation» style=»position: relative;» tabindex=»0″>x

el viernes que viene, esta cantidad <span class="MathJax" data-mathml="x» id=»MathJax-Element-2-Frame» role=»presentation» style=»position: relative;» tabindex=»0″>x puede ser menor que 1 (le doy hoy media bola pero mi compañero me devuelve el viernes que viene solo 0.33 bolas), exactamente igual que 1 (media bola por media bola) o más de 1 (media bola por 0.66 bolas). Si por ejemplo, hoy nos han dado a todos bolas grandes (la persona haciéndolas es bien simpática) pero sabemos que la semana que viene tendremos bolas pequeñas (la persona que estará en el comedor en 7 días es una antipática), lo más probable es que el mercado de intercambio temporal de bolas de helado en nuestro colegio se vacíe con <span class="MathJax" data-mathml="x» id=»MathJax-Element-3-Frame» role=»presentation» style=»position: relative;» tabindex=»0″>x menor que 1. Una <span class="MathJax" data-mathml="x» id=»MathJax-Element-4-Frame» role=»presentation» style=»position: relative;» tabindex=»0″>x menor que 1 es un tipo de interés real negativo.
Los economistas identificamos dos mecanismos determinando esta <span class="MathJax" data-mathml="x» id=»MathJax-Element-5-Frame» role=»presentation» style=»position: relative;» tabindex=»0″>x

(más detalles en esta entrada). Uno, la que llamamos la tasa de descuento. Todo lo demás igual, los niños prefieren el helado hoy al helado el viernes que viene (cuando uno tiene 8 años una semana es una eternidad). La segunda es el cambio en las utilidades marginales del consumo (cuanto helado hay hoy en comparación con el viernes siguiente). Aunque normalmente el primer mecanismo domina (por eso los tipos de interés reales tienen a ser positivos), de vez en cuando el segundo puede inducir un tipo de interés real negativo. Eso es lo que nos pasa hoy en el mundo. Hay muchos niños con bolas de helado más grandes dada el hambre que tienen (los Chinos, los Alemanes, los Japoneses) y pocos niños con ganas de comer hoy mucho helado (poca demanda de inversión en bienes de capital en Estados Unidos y Europa por muchos motivos). Total, que la única manera que el mercado de bolas de helado se vacíe correctamente es con valores menores de 1.
El lector atento se habrá dado cuenta que en este mercado de bolas de helado las transacciones se realizan por trueque intertemporal y no hay dinero. Para hacer el ejemplo más realista (y reflejar la experiencia de cómo funcionaba el mercado de bolas de helado en nuestros colegios), imaginémonos que el intercambio se hace por cromos de la liga de futbol. Yo te doy hoy la mitad de mi bola a cambio de 50 cromos y el viernes que viene te doy 45 cromos, 50 o 62, según el mercado determine por la mitad de tu bola (olvidémonos por un momento que había cromos más valiosos que otros y asumamos que, como era el caso para el 95% de los mismos, eran equivalentes). Los cromos de la liga de futbol son el dinero de esta “sociedad”. Su valor intrínseco era pequeño (¿de verdad a alguien le importaba el cromo del tercer portero del Sporting de Gijón excepto para terminar la colección?). Pero incluso los niños que ya habían completado el álbum aceptaban el pago en cromos (y para los cuales eran ya una ficha sin valor intrínseco alguno) porque sabían que los mismos podían ser intercambiados por otros bienes. La relación entre el precio de la bola de helado hoy (50 cromos) y en 7 días (55), nos da el tipo de interés real: -9% (redondeando, el número exacto es 50/55-1). Pero, como dinero, los cromos crean una cota inferior de los tipos de interés nominales: si yo tengo hoy un cromo, salvo pérdida o robo, mañana seguiré teniendo un cromo. Aunque puede darse el caso que el tipo de interés nominal sea positivo (te doy hoy 1 cromo y mañana me devuelves 2), asumamos que estamos en la cota cero (a fin de cuentas el compañero seguro que negará que le prestaste un cromo, con lo cual nadie entra en ese contrato).
Si los precios de las bolas de helado en términos de cromos son perfectamente flexibles, el que el tipo de interés nominal no pueda ser negativo no tiene importancia: el precio de las bolas de helado en cromos se ajusta de manera automática para reflejar el tipo de interés real negativo que vacía el mercado de ahorro. Una bola de helado cuesta hoy 50 cromos, el viernes que viene 55. Resultado: hemos implementado un tipo de interés real negativo del -9% en un mercado sin regulación alguna de un gobierno. De hecho emplear cromos como dinero se parece mucho a un patrón oro. Ir al quiosco de la esquina a comprar sobres de cromos es similar a sacar oro de una mina: una actividad costosa que limita la emisión de nuevas unidades de pago. Como el patrón oro, tiene fluctuaciones exógenas en el nivel de precios (como cuando repartían de manera gratuita cromos a la salida del colegio). Y, de nuevo, como el oro, los cromos tienen un uso alternativo: pegarlos en el álbum.
El problema es que muchos precios en el mundo real no son perfectamente flexibles. La mayoría de nosotros tenemos sueldos que solo se ajustan una vez al año. Y el contrato con Movistar o el alquiler del piso solo se renuevan cada doce meses. Esto sería equivalente a unas bolas de helado que, por el motivo que fuera, solo pudieran cambiar de precio de manera paulatina. Por ejemplo, si el precio de una bola fue la semana pasada 50 cromos, esta semana solo puede subir hasta 52 cromos (quizás porque los niños se quejen en caso contrario que la otra parte es un abusica: “¡pero si la semana pasada era solo 50!”). El tipo de interés real ahora es -3.8% (50/52-1). Pero a ese tipo de interés real del -3.8% en vez del -9% induce a que los niños se comporten de manera más paciente. Hay muchos niños que prefieren “ahorrar” su bola de nieve (vendiéndola por cromos) y demasiado pocos que quieren “consumir” hoy bolas adicionales (comprándolas por cromos). Y mientras los niños intentan infructuosamente vaciar el mercado, las bolas se derriten sin que nadie las aproveche.
Esto es lo que pasa en las economías modernas: como los precios no son flexibles, no suben a la rapidez necesaria para conseguir que el tipo de interés nominal de cero se transforme en un tipo real suficientemente negativo. Con un tipo de interés real demasiado alto, mucha gente quiere ahorrar, no hay suficiente demanda y el nivel de actividad económica baja. Al bajar el nivel de actividad, cae el nivel de ahorro y el mercado de ahorro se vacía pero a un nivel ineficiente. Es más, al tener poca demanda, podemos entrar en una deflación, lo cual agrava el problema de los tipos de interés reales excesivamente altos. Como sociedad hemos perdido tontamente recursos valiosos.
La solución en el colegio vendría si el profesor pudiese “confiscar” cromos (por ejemplo, exigiendo a los niños que le entregasen 4 de cada 50 cromos al final de cada viernes y los niños no tener forma alguna de esconder los cromos). En un colegio donde los profesores dispusiesen de esta peculiar tecnología, el tipo de interés nominal de los cromos sería -8%: si tú me das 50 cromos por la bola de helado, el profesor me va a quitar 4, con lo cual solo me quedan 46. Recordemos que el mercado de bolas de helado se vacía a un nivel adecuado (ninguna bola se derrite) a un tipo de interés real de -9%. Con lo cual solo necesitamos una inflación del 1% para vaciar el mercado de ahorro al nivel correcto (-8%-1% = -9%). El precio de las bolas de helado solo tiene que subir la semana que viene de 50 a 51 cromos. Y esta modesta subida no genera acusaciones de abusica.
Eliminar el dinero en metálico es darle el poder al profesor (en este caso el banco central de cada país) de retirar cromos de la circulación. Por mucha tirria que seguro le tengan todos los chavales, el profesor, al retirar cromos mejora el bienestar de todos los niños. La clave es que el profesor puede atajar el problema de rigideces nominales creados por la concepción de abusicas (o cualquier otro motivo de rigideces nominales como contratos multiperíodos).
En el mundo actual, el BCE no puede bajar los tipos nominales muy por debajo de cero como consecuencia de la presencia de dinero en metálico y, en ausencia de inflación suficiente causada por las rigideces nominales, nos encontramos en un nivel de actividad inadecuada. En comparación, en un mundo sin dinero en metálico, el BCE podría haber reducido el tipo de interés nominal a -5% en 2010 y la eurozona habría empezado a crecer deprisa cinco años antes y con un mucho menor coste en términos de desempleo y producción perdida. ¡Ah, y sin partidos populistas creciendo al calor del paro y la frustración de muchos!
Es importante percatarse que los bancos centrales no han “creado” el tipo de interés real negativo. ¡Ya le gustaría a los banqueros centrales tener ese poder! El tipo de interés real es negativo por fuerzas como el ahorro de China o la falta de demanda de inversión en Estados Unidos que poco tienen que ver con lo que Janet Yellen pueda o no dejar de hacer (aquí me estoy refiriendo a los tipos a largo plazo; en tipos a corto el tema es un pelín más complicado pero irrelevante para esta entrada). El problema es que como sociedad, 1) al realizar transacciones financieras en una unidad nominal (el euro, el dólar, el yen); 2) existir rigideces de precios expresados en esa unidad nominal; y 3) tener una cota inferior de tipos de interés expresados en esa unidad nominal, de manera repetida (1929-1939, 2008-2016) nos “atascamos” en niveles de actividad insuficiente.
Eliminar el dinero de interés en efectivo afronta este dilema atacando una de las tres patas del problema, la cota inferior de los tipos de interés nominal. Es la pata más sencilla de resolver. Las otras dos son mucho más complejas. Dado que el gobierno es el emisor de la deuda pública que empleamos como dinero, el gobierno puede empezar a emitirla únicamente como apuntes electrónicos que podríamos transferir, por ejemplo, con tarjetas de crédito o débito (como las ya existentes) o con una simple app en el móvil. Y, después de un periodo de transición razonable, dejar de admitir el pago de impuestos con dinero en metálico (o depósitos basados en el mismo). La infraestructura social para saltar a un mundo sin dinero en metálico está prácticamente completa.
Esta reforma es además la manera de afrontar el problema de grandes recesiones periódicas que respeta de mejor manera la economía de mercado. Es una solución que intenta minimizar las consecuencias de las rigideces nominales causadas por los costes de transacción y acercar el funcionamiento de la economía de mercado a un ideal. Es más, se puede limitar la discrecionalidad del banco central estableciendo reglas monetarias estrictas. Al permitir tipos de interés negativos, estas reglas son más poderosas que las actuales y eliminan la necesidad de medidas de política monetaria no convencional más problemáticas. Las otras opciones de política es estas circunstancias, como una política fiscal expansiva (en nuestro ejemplo, el profesor llega al comedor y se come 10 bolas de helado, con lo cual no hay problema de que ninguna se derrita; en el mundo real: el déficit del estado ayuda a que el mercado de ahorro se vacíe al nivel adecuado absorbiendo el ahorro extra) otorga un papel mucho más grande al estado.
Este argumento anterior es importante porque son precisamente los defensores más convencidos (¿ingenuos?) de la economía de mercado los que más se oponen a la eliminación del dinero en metálico. Las alternativas que tales defensores pueden poner encima de la mesa (“liberalicemos la economía”, “hagamos que los precios sean más flexibles”) no funcionan para afrontar este problema (aunque sí que puedan servir para otros problemas). En una economía moderna nadie va a querer renegociar sus contratos de trabajo una vez cada día (o indiciarlos de alguna manera sofisticada) por el coste que tal labor supone siempre que la inflación se mantenga en niveles razonables. Y paradójicamente, pasar de tener poco flexibilidad a tener un poco más (pero sin llegar a la flexibilidad absoluta) empeora las cosas al hacer las deflaciones asociadas con episodios en la cota cero de los tipos de interés nominales más severas. Un defensor inteligente de la economía de mercado tiene que ser un defensor de la eliminación del dinero en metálico.
Los motivos micro para eliminar el dinero en metálico son bien conocidos. La mayoría del dinero en metálico se emplea para actividades ilegales (drogas, tráfico de armas, sobornos, fraude al fisco) y aunque existen alternativas al mismo (pagar en oro o diamantes) son más engorrosas. La mayoría de nosotros, gracias a las tarjetas de crédito y débito y los pagos por internet, ya empleamos muy poco dinero en metálico. Y en Escandinavia el uso es ya casi mínimo. Los billetes de 500 euros y de 100 dólares se emplean para cosas que no nos gustan como sociedad.
Pero a pesar de este reducido uso, la Reserva Federal sabe que yo siempre puede ir a mi banco y liquidar mi depósito en el mismo (los dólares electrónicos en reserva, que suponen el 99% de mi riqueza financiera) a cambio de dólares en metálico en billetes de 100 con un tipo de cambio de 1. Y esa posibilidad es la única necesaria para crear los problemas del dinero en metálico.
Existen detalles que requieren algo de cuidado. Los tres más importantes son la protección de la anonimidad (cuando tal anonimidad merezca protección), la integración de aquellas personas más desfavorecidas en la sociedad y de más edad para las cuales este salto final a una sociedad sin dinero en metálico puede ser costoso y la resistencia de la red de pagos electrónicos a caídas.
Para completar esta entrada, la semana que viene reseñaré The Curse of Cash, un excelente libro que Kenneth Rogoff acaba de publicar y en el que explica muchas de las ideas de esta entrada en mucho más detalle del que yo puedo suministrar en una entrada en el blog.
Pero mientras tanto, la lección es claro: eliminemos YA el dinero en metálico (en realidad esto lo llevo defendiendo desde hace bastante tiempo). Fácil, sencillo y útil.

Jesús Fernández-Villaverde

Jesús Fernández-Villaverde es Catedrático de Economía en la University of Pennsylvania e Investigador Afiliado del CEPR y del NBER. Antes de ello, obtuvo un doctorado en Economía por la University of Minnesota (2001) y ha sido Kenen Fellow en Princeton University y National Fellow de la Hoover Institution at Stanford University. Es miembro del consejo editorial de la International Economic Review. Sus campos de investigación son macroeconomía, econometría e historia económica. Su objetivo profesional en el largo plazo es encontrar alguna manera de poder dedicarse a esto de la economía desde Ribadesella, pero por el momento ha fracasado de manera absoluta en su empeño.

Escuela Strathclyde: Escocia deberá adoptar blockchain para evitar crisis bancaria

Article publicat a Criptonoticias.com
Escuela Strathclyde: Escocia deberá adoptar blockchain para evitar crisis bancaria

El Bitcoin y la Blockchain han revolucionado el mundo entero y, además de los usuarios personales, muchas compañías están desarrollando sus propios usos para esta tecnología. Aunque no todo es positivo para cada sector, porque con la llegada de este sistema al mundo financiero lo cierto es que el anterior peligra, así que sin duda los bancos deberán adaptarse a los tiempos venideros o pueden llegar a desaparecer.
Los servicios financieros de Escocia no son la excepción, y así lo demuestra un estudio llevado a cabo por Daniel Broby y Tatja Karkkainen en el Centro de la Escuela de Negocios de Stratchclyde de Regulación Financiera (SBS). Tal investigación, titulada “Fintech en Escocia: Construyendo un Futuro Digital para el Sector Financiero“, fue realizada para una conferencia de Fintech llevada a cabo el pasado viernes y patrocinada por Glasgow’s Internacional Financial Services District y Scottish Financial Enterprise.
En ella se establece que, durante los próximos diez años, Escocia podría sufrir una grave crisis bancaria si no adopta tecnologías como la blockchain a tiempo.
Fintech [la tecnología financiera] está siendo impulsada por dos grandes innovaciones:
blockchain  y los libros distribuidos (…) tiene el potencial de crear cerca de 15 mil puestos de
trabajo en Escocia durante los próximos 10 años. Pero no adoptar las tecnologías de vanguardia
tendría el efecto contrario, con una pérdida de poco más de 14 mil puestos de trabajo.
Daniel Broby y Tatja Karkkainen

Esto quiere decir que, en el peor de los casos, la pérdida ascendería a los 597 millones de libras en salarios, mientras que en el escenario ideal se añadiría a la industria laboral nada menos que 1,1 billones de libras.
Asimismo, el estudio también propone la adopción regional de una nueva criptomoneda respaldada por el Estado que impulse la economía digital y marque los precedentes para los demás territorios: “Fortalecería la imagen de Escocia como centro Fintech, daría a los bancos acceso a aplicaciones prácticas de blockchain y crearía un núcleo donde construir otras actividades Fintech”.
Las pérdidas pueden ser descomunales, aunque no tanto como los ganancias: por ello, sin duda, el Parlamento Escocés debería aceptar esta invitación a tiempo.
Con anterioridad, diversos expertos igualmente han comentado que el futuro de la banca está en la incertidumbre. Por ejemplo, Antony Jenkins, antiguo CEO de Barclays Group, llegó a predecir que el número de sucursales y empleados de los servicios financieros disminuirán en más de un 50% durante los próximos 10 años, o al menos un 20% en el mejor de los casos.
Hemos dejado claro que la ejecución de un plan Fintech determinará si [Escocia] se une a los ganadores o a los perdedores. Fintech facilitará nuevos procesos y arquitecturas que harán la liquidación digital más barata, simplificando los procesos de back-end, todas las áreas claves para el sector financiero escocés. Por lo tanto, exhortamos al Parlamento Escocés a poner en su lugar la infraestructura y las políticas adecuadas.

Daniel Broby y Tatja Karkkainen

La advertencia ha llegado a tiempo. Ahora son las autoridades quienes deben ponerse en marcha para poder obtener los beneficios en lugar de las pérdidas.



Leer más: https://criptonoticias.com/adopcion/escuela-strathclyde-escocia-adoptar-blockchain-evitar-crisis-bancaria/#ixzz4K7aVEIUa 
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Campaña de Inversión colectiva para Faircoin 2

Campanya de coopfunding
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(La oferta especial de inversión colectiva esta solo disponible a partir de 100 eur)

Faircoin, mucho más que dinero

Esta campaña de inversión colectiva tiene dos objetivos:

  1. Dotar de fondos el desarrollo pendiente de Faircoin 2
    Faircoin 2 será una importante innovación basada en Blockchain, permitiendo a la blockchain de Faircoin operar, asegurado a través de la “Prueba de Cooperación” y dotarla de una alternativa funcional real a los actuales sistemas no equitativos, basados en la competición entre nodos: “prueba de trabajo” (POW, proof of work) y “prueba de tenencia” (POS, proof of stake).
  2. Estabilidad de Faircoin.
    La estabilidad en la moneda es vital con el fin de hacer al Faircoin resiliente ante cualquier situación. En concreto FairCoop necesita mantener reservas con el fin de dar mayor confianza y flexibilidad a comercios, productores y consumidores que están convirtiéndose en usuarios de Faircoin.

Actualmente, para facilitar dicha resiliencia es necesaria que más gente, que está en consonancia con los valores de FairCoop, se unan e inviertan, mediante la creación de una mejor distribución de los Faircoins en circulación.

¿Porqué Faircoin 2?

Faircoin 2 mantendrá los mismos balances que Faircoin 1, añadiéndole la tecnología necesaria para aplicarle los valores de FairCoop basados en la equidad y la cooperación social.
Para conseguirlo, se creará una red de nodos certificados que garantizarán la seguridad de la red de Faircoin y añadirá algunas importantes innovaciones:

  • No más creación de moneda de manera injusta. Faircoin 2 dejará de crear monedas nuevas. Los nodos certificados no necesitarán crear nuevas monedas con el fin de dotar de seguridad a las transacciones. En su lugar, Faircoin 2 ayudará a crear las condiciones para que las monedas existentes se redistribuyan entre proyectos sociales por todo el mundo, gracias a fondos como el Fondo del Sur Global, el Fondo de los comunes, el fondo de infraestructura tecnológica o el fondo para los refugiados
  • Confirmaciones instantáneas. Técnicamente, Faircoin 2 conllevará importantes innovaciones para hacer de Faircoin una herramienta imprescindible para pagos tanto físicos como on line; una de ellas será las confirmaciones instantáneas, que aportará seguridad a las relaciones de intercambios en tiempo real en múltiples situaciones.
  • Micropagos. El nivel de alta eficiencia de la red de Faircoin 2, la relación de confianza con los nodos, el bajo coste energético y por lo tanto las bajas comisiones, hará de Faircoin la mejor moneda para micropagos, lo cual es importante para muchas necesidades, como la economía relacionada con la economia de donación o el uso en países empobrecidos.

Faircoin 2 está actualmente en desarrollo. Desde ahora está siendo posible gracias a algunas inversiones personales y mucha cantidad de buena voluntad. Pero no es suficiente, por eso necesitamos abrir nuestra red de apoyo para conseguir cumplir con la fecha de lanzamiento que está planificada para muy pronto: entre junio y julio.

Estabilidad significa liquidez

  • El objetivo es dotar de liquidez y estabilidad a los mercados abiertos de Faircoin con el fin de facilitar a inversores, comercios y usuarios la entrada y salida de Faircoin.
  • Proveer de liquidez para los servicios de retirada, la creación de resiliencia para la entrada y salida de efectivo en Faircoin, en proyectos como FairMarket y a todos los comerciantes que participan en use.fair-coin.org.
  • Proporcionar fondos para el desarrollo del ecosistema FairCoop de una manera que dé a los inversores amplias posibilidades de recuperar y, eventualmente, obtener beneficios de su inversión en el proyecto.

¿Qué se necesita?

Al menos 20.000 euros para los costes de desarrollo y reservar para dotar las necesidades de conversión a euros de productores y comercios
Un máximo de 20.000 euros de compra en el sitio de intercambio Bittrex, lo que contribuye a poner la distribución Faircoin cada vez más en manos de los partidarios FairCoop, y recuperar el diferencial entre los precios que afecta a la estabilidad Faircoin.
Total 40,000 euros

¿Cómo?

Si no tienes un monedero de Faircoin y quieres saber como instalarlo, primero lee esta guía y descárgalo: https://fair.coop/?get_group_doc=26/1447331737-GuiaFaircoinUsuariosES.pdf
Luego a través de esta campaña, podrás apoyar al ecosistema de FairCoop adquiriendo Faircoin a la mitad de precio oficial de Getfaircoin.net
Todas las inversiones realizadas a través de coopfunding.net o getfaircoin.net mayores de 100 euros se realizarán a una tasa de intercambio de 0.025 (1 euros = 40 Faircoins). La condición principal es que mantengas la mitad de la inversión al menos 6 meses. Para garantizarlo te ofrecemos dos opciones:

  • Mantener la mitad de la inversión en servicio Fairsaving (más información en https://fair.coop/fairsaving). Por ejemplo, si alguien invierte 1000 euros y recibe 20.000 Faircoins en su monedero, al mismo tiempo se le creará una cuenta nueva con 20.000 Faircoins.
  • Tiempo de bloqueo de la transacción en tu cartera durante 6 meses.
    es decir: Alguien invierte 1.000 euros y recibe 40.000 Faircoins a su cartera. 20 000 en una operación normal y 20.000 en una transacción bloqueada durante 6 meses.

Con este dinero FairCoop invertirá 500 euros para realizar compras en Bittrex y los otros 500 se añadirán a las reservas de liquidez de FairCoop para os gstos de desarrollo de Faircoin 2 y otras necesidades de liquidez.
FairCoop se reserva el derecho de utilizar mas del 50% de la inversión si se necesitara como reservas.

¿Porqué esta campaña de inversión colectiva?

El acceso a las inversiones y diferentes formas de financiación es probablemente el problema más grande que las cooperativas sociales, proyectos de producción peer-to-peer y otros proyectos para el bien común, se han enfrentado en general.
Las dificultades legales de la inversión en una cooperativa, si no eres miembro, la escasez de herramientas existentes para hacerlo, o la percepción de la mayoría de los inversores de que una cooperativa o una empresa social no es una buena manera de hacer dinero son algunas de las dificultades que los empresarios de la cooperativa tienen contra ellos.
La falta de inversiones en la economía solidaria es una de las razones por las que las corporaciones dominan la economía mundial, a pesar de que cada día mas gente se están volcando en las cooperativas como forma de organización.
FairCoop, como cooperativa global centrada en el uso del dinero P2P con la intención de crear un nuevo sistema económico, tiene como objetivo crear una vía funcional de inversión en cooperativas innovadoras y empresas sin ánimo de lucro que tienen como objetivo cambiar el mundo.
Faircoin pretende ser una herramienta monetaria fundamental de intercambios y de inversión ética, pero necesita fortalecer la masa crítica de los primeros usuarios y los primeros inversores con el fin de consolidarse como una moneda útil.
Con esta campaña de inversión colectiva Faircoin abre la posibilidad a cualquiera de apoyar esta visión, de unirse y ser parte de un numero creciente de personas que apoyan Faircoin y ayudar a hacer este nuevo sistema económico una realidad, aquel que todos merecemos.
Faircoin significa equidad. Faircoin significa cooperación social. Faircoin significa tecnología basada en las necesidades humanas. Faircoin significa justicia, ecología social, democracia económica y consenso humano.
Faircoin es mucho más que dinero, y por eso te animamos a participar!

Más allá del Bitcoin

Más allá del Bitcoin
Getty

Article publicat a El País 

Piratas y traficantes encontraron en la criptomoneda un filón. Ahora capta la atención de inversores y banqueros.

El lanzamiento de Bitcoin, en 2009, fue saludado con unos cuantos comentarios despectivos de informáticos, y mucho silencio. Siete años después, la criptomoneda es un fenómeno a escala global, que atrae inversiones de miles de millones de dólares y el interés de bancos centrales e instituciones financieras de todo el mundo.
La manera en que esto ha ocurrido constituye una historia poco común que nos dice tanto sobre la naturaleza misma del dinero como de las cualidades, frecuentemente mal entendidas, de los bitcoins.
Desde el principio, la nueva moneda fue descrita como un proyecto ambicioso, que planteaba un reto no solo frente al dólar y al euro, sino también frente a las redes de las tarjetas de crédito de las que dependemos para mover dinero por todo el mundo.

Bitcoin es similar a Wikipedia, y de forma parecida es actualizada y mantenida por cualquiera que desee participar

El creador (o creadora, o creadores) de Bitcoin, Satoshi Nakamoto, no ha revelado su verdadera identidad —solo se comunica por correo electrónico—, pero publicó una explicación bien razonada de por qué las bitcoins eran necesarias y lanzó la versión completa del software que permite el funcionamiento de estas monedas desde prácticamente cualquier ordenador del mundo.
El componente clave de Bitcoin desde el comienzo es que no está dirigido por ninguna persona o empresa matriz. Satoshi lanzó el programa informático, pero es de fuente abierta, lo que significa que cualquiera puede alterar y editar el software. Y lo que es más importante, la idea fue que quienes controlasen verdaderamente la red de Bitcoin serían quienes descargasen el programa, reuniendo nuevas bitcoins a medida que iban saliendo (mediante una especie de lotería) y guardando los registros del conjunto del sistema.
En cierto sentido, Bitcoin era similar a Wikipedia, que de forma parecida es actualizada y mantenida por cualquiera que desee participar. También ha llegado a ser descrita como un correo electrónico para el dinero: una forma de enviar dinero sin intermediarios, como un banco o una red de tarjetas de crédito. Finalmente las bitcoins también han sido comparadas con el oro, porque desde el principio fueron diseñadas como un bien escaso: solo se emitiría un máximo de 21 millones.
Bitcoin forma parte de una larga historia de intentos de crear un dinero anónimo y descentralizado que no dependiera de ninguna institución financiera. En general, los esfuerzos previos estuvieron encabezados por piratas informáticos a quienes no les gustaba el poder que las divisas tradicionales otorgaban a los Gobiernos. Pero todos los experimentos anteriores fallaron.
Al principio parecía que Bitcoin también fracasaría. Durante los dos primeros años, apenas un puñado de personas se descargaron el software y utilizaron las monedas. Como ocurre con todo el dinero, las bitcoins solo valían lo que las personas que las usaban creían que valían. Eso empezó a cambiar con la llegada de Silk Road (la ruta de la seda), una llamada red oscura en Internet donde se podían comprar drogas con bitcoins. El sistema Bitcoin fue vital para esta ruta, porque permitía enviar dinero por todo el mundo sin injerencia ni supervisión por las autoridades estatales.

Una red oscura en Internet donde se podían comprar drogas con bitcoins fue vital para la moneda

La ruta de la seda le granjeó una popularidad negativa a Bitcoin, igual que ocurrió con varios robos ocurridos en grandes transacciones con bitcoins. Pero esta ruta también llamó la atención de muchos empresarios, que comprendieron que las cualidades específicas de Bitcoin podían resultar útiles en otros escenarios, más legales.
Algunas pequeñas empresas nuevas empezaron a usar bitcoins para que los inmigrantes enviaran remesas a su país sin pagar las elevadas comisiones que cobra Western Union. Otras tecnológicas utilizaban las bitcoins como una forma de ofrecer monederos digitales a personas con pocos recursos que no tenían acceso a tarjetas de crédito ni a cuentas bancarias. Todo esto fue posible porque no había una autoridad central que tuviese que aprobar las nuevas cuentas en bitcoins. Cualquiera podía acceder al sistema, con la misma facilidad con la que cualquiera puede crear una cuenta de correo electrónico y empezar a comunicarse con otra persona que disponga de una dirección electrónica.
Uno de los lugares más interesantes en los que Bitcoin empezó a despegar fue Argentina. Con la inflación alta, algunos argentinos vieron en Bitcoin un lugar más estable para guardar su dinero. La criptomoneda también resultaba útil a aquellos que deseaban eludir las restricciones gubernamentales a la hora de introducir o sacar dinero del país.
Con el paso del tiempo, sin embargo, a quien más ha llamado la atención esta nueva moneda ha sido al sector financiero y a los bancos centrales, las mismas instituciones a las que Bitcoin, en sus comienzos, pensaba reemplazar. A los banqueros no les interesaban necesariamente las bitcoins, las monedas virtuales en sí. Pero sí consideran que su sistema descentralizado podía convertirse en una nueva vía para efectuar transacciones más rápidas y más baratas, y crear una forma, potencialmente más segura, de hacer un seguimiento de datos valiosos. Los bancos ahora hablan con reverencia de la “cadena de bloques”, el libro de contabilidad descentralizado en el que se registran las transacciones en bitcoins.
Por ahora, el trabajo que se realiza con la tecnología de la cadena de bloques, al igual que las inversiones en bitcoins, siguen siendo en gran medida especulativos. Es una apuesta por la adopción de esta tecnología en un futuro, en escenarios que hasta ahora no han sido probados. Pero el mero hecho de haber llegado hasta aquí, desde unos orígenes tan humildes, es algo digno de asombro.

Nathaniel Popper es autor de Digital Gold: Bitcoin and the Inside Story of the Misfits and Millionaires Trying to Reinvent Money (Oro digital: Bitcoin y la historia no contada de inadaptados y millonarios que tratan de reinventar el dinero).

La venganza de las viejas monedas El auge del dinero alternativo empuja a repensar el sistema de divisas nacionales

Un 'bitcoin' junto a un dólar.
Un ‘bitcoin’ junto a un dólar. Chris Ratcliffe Bloomberg

Article publicat a El País 
 DAVID WOLMAN

Algo extraño ocurrió en el camino hacia la ‘bitcoinmanía’. El desconcierto surgido durante la crisis financiera en torno a la naturaleza del dinero, sumado al culto a Satoshi Nakamoto —identidad enigmática tras la que se oculta(n) sus inventor(es)— y una pizca del fervor del movimiento Occupy Wall Street crearon una atmósfera en la que la gente de a pie (es decir, los no economistas) empezó a preguntarse qué es una divisa, cómo funciona y de dónde procede su valor. La respuesta: un polvo mágico llamado confianza. En todo el mundo, los ciudadanos parecen estar dejando atrás un periodo de incuestionable aceptación de su moneda nacional (o del euro) como único comodín posible. Esto es algo bueno.
Además del dinero con el que se pagan los impuestos, es posible que se disponga de dólares, yenes, pesos o coronas. Todas esas monedas han sido emitidas por bancos centrales. Es dinero estatal. Las monedas alternativas, o privadas, son también relativamente comunes (millas de las aerolíneas, Ven, Bristol Pounds) y no paran de nacer (monedas de Amazon, Auroracoin, Stellar). Pero estas divisas —protocolos, sistemas de crédito o como queramos llamarlas— nunca fueron creadas para cuestionar o acabar con el dinero oficial.
El bitcoin lo fue, o muchos de sus defensores creen que lo fue, y consideran que ese debe ser su papel. Pero cuando se oye a alguien hablar de bitcoins, aunque se tenga la sensación de que es algo fascinante con lo que valdría la pena experimentar, la mayoría de la gente piensa que hay que estar loco para contratar un plan de pensiones en esa moneda. Ni siquiera en el momento álgido de la crisis financiera europea, ni siquiera cuando los chipriotas vieron cómo les bloqueaban las cuentas bancarias, cuajó el sentimiento de que las masas estuvieran dispuestas a abandonar por completo el dinero tradicional.

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El bitcoin es una forma de dinero nueva y puede que hasta asombrosa, pero nadie parece dispuesto a arriesgarse a cambiar todos sus euros por esta divisa. Puede que la mayoría de la gente nunca lo diga de este modo, pero la realidad es que los bitcoins y otros muchos experimentos criptomonetarios no han eliminado la fe en esa institución llamada Estado, ni en la moneda que este emite para impulsar el comercio. Si se le plantea la pregunta de a quién confiaría los ahorros de toda una vida, si a Estados Unidos o a un puñado de bichos raros de Internet, la mayoría sigue decantándose por el primero.
¡Y menos mal! Después de todo, si sacuden demasiado nuestra ya tenue fe en el Estado, todo el castillo de naipes podría venirse abajo. Y no olvidemos que el dinero emitido por los Estados es la costura que mantiene unida esa entidad organizadora de la sociedad que denominamos Gobierno.
Debido a su ingeniosa tecnología de pagos, es posible que los bitcoins acaben siendo de uso común. En muchos aspectos, espero que así sea. O quizás lo consiga otra innovadora moneda organizada en torno a la llamada tecnología de cadena de bloques [que registra las transacciones de estas criptodivisas para evitar que alguien pueda utilizar el mismo dinero digital dos veces]. Pero es posible que ese éxito a su vez dé un nuevo impulso a las monedas nacionales. ¿Cómo? Por la competencia.

Debido a su ingeniosa tecnología de pagos es posible que los ‘bitcoins’ acaben siendo de uso común

El director de la revista American Banker, Marc Hochstein, está convencido de que los supervisores de las divisas tradicionales “podrían aprovechar y adoptar muchas de las cosas que hacen que las criptomonedas parezcan especiales”: facilitar el pago para que sea más rápido, proporcionar una mayor discreción y reforzar las medidas contra las falsificaciones. Si combinamos todos estos elementos con las actuales ventajas que ya ofrecen las monedas nacionales (y el euro) —historia, base territorial, regulación y aceptabilidad casi universal­—, las viejas monedas podrían ser las grandes ganadoras en un futuro no muy lejano.
Debería añadir, por cierto, que la reciente caída de la cotización del bitcoin y las riñas internas relacionadas con la divisa son interesantes, pero no es lo que ha dado pie a este artículo. Las subidas y bajadas a corto plazo son menos atractivas para aquellos que, como yo, nos obsesionamos con lo que estas innovaciones monetarias significarán dentro de unos años.

David Wolman es editor asociado de la revista Wired y autor de The End of Money (Da Capo, 2012). @davidwolman.
Traducción de News Clips.

Adiós al dinero contante y sonante

Adiós al dinero contante y sonante

Article publicat a El País

La adopción de medios de pago digitales, en lugares tan dispares como Kenia o Dinamarca, y las criptomonedas ponen en entredicho la supervivencia del efectivo.

En esta era de transformación digital en la que la música son archivos MP3, los libros son e-books, las fotografías nunca las imprimimos y las cartas han dado paso a los e-mails, hay un reducto que aún resiste: el dinero. Pero ¿por cuánto tiempo?
En 2015 el efectivo fue el principal medio de pago en el mundo. Las estimaciones sitúan en un 85% el número de transacciones realizadas al contado, lo que representa un 60% del volumen total de pagos.
Y, sin embargo, a pesar de estas abultadas cifras de efectivo, la digitalización del dinero y de los medios de pago es un hecho. Se pasó de las cartillas y los cheques a las tarjetas de crédito, y llegan ahora las aplicaciones móviles y sistemas de pago electrónico de todo tipo. Si las canciones y los periódicos se han digitalizado, ¿qué impide que se digitalicen también las monedas y billetes? ¿Qué lo limita realmente?

Si las canciones y los periódicos se han digitalizado, ¿qué impide que se digitalicen también las monedas y billetes?

En Dinamarca el Gobierno quiere apostar por eliminar el efectivo del país en los próximos meses. Esta decisión se suma así a la tomada por otros países nórdicos como Suecia o Islandia donde se promueve la desaparición del dinero físico con la aplicación de medidas que permiten abonar con tarjeta cualquier compra, desde un café hasta unos caramelos.
Los daneses han prohibido el efectivo en tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes, la primera fase de un plan, cuyo objetivo a medio plazo es convertir al país en el primero del mundo sin monedas ni billetes. De hecho, el Banco Central de Dinamarca ya no los fabrica. Uno de cada tres ciudadanos de ese país emplea MobilePay, aplicación creada en 2013 que permite transferir dinero a otros teléfonos o cuentas. Quizá el caso de Dinamarca, con 5,6 millones de habitantes, no es equiparable a otros países europeos de mayor tamaño como Alemania o España —las dos naciones europeas que más utilizan las monedas y billetes según el Banco Central Europeo—.
La digitalización del dinero ¿tiene que ver con el tamaño del país o con el nivel de modernización de su sociedad? Ni lo uno ni lo otro.
En el mundo hay unos 2.500 millones de personas que no tienen servicios bancarios pero que, por el contrario, pueden acceder fácilmente a un teléfono móvil, como es el caso de Ecuador, donde el 40% de la población activa no está bancarizada pero el 100% de los hogares dispone de teléfono móvil. Esto va a facilitar claramente la transición del dinero físico al “dinero móvil”. El modelo de transferencia de dinero con mensajes de teléfono, a través de aplicaciones, ya ha logrado colocar a África como el epicentro mundial del dinero móvil. Gran parte del éxito en la región subsahariana se ha debido a la falta de bancarización de muchos de sus habitantes. Hoy en Kenia más de la mitad de la población adulta utiliza M-Pesa, una aplicación lanzada por Vodafone en 2007 que permite transferir fondos o pagar facturas domésticas desde una terminal móvil. El volumen de dinero que mueve es superior a los 18.000 millones de dólares en pagos, con unos costes de transacción más bajos que los de las compañías de envío de dinero. El modelo ya se ha exportado a otros países como Afganistán, India y, más recientemente, Rumania.

Los daneses han prohibido el efectivo en tiendas de ropa, gasolineras y restaurantes, la primera fase de un plan, cuyo objetivo es convertir al país en el primero del mundo sin monedas

Así que ni el tamaño de un país ni su modernización financiera influyen en la digitalización del dinero. Entonces, ¿qué frena o acelera la desaparición de los billetes? En Alemania las compras por importes inferiores a 20 euros se realizan casi en su totalidad en efectivo, mientras que cuando el coste es de entre 50 y 100 euros se utiliza la tarjeta de débito en un 43% de las ocasiones. Algo parecido pasa en nuestro país, donde las comisiones en los pagos por tarjeta o móvil para bajos importes son un desincentivador para que los comercios permitan pagar por esa vía.
Así las cosas, ¿realmente llegará el fin del dinero físico? Hay tres detonantes que pueden acelerar este cambio. El primero es tecnología aplicada a los medios de pago. Actualmente hay una interesante competencia entre entidades financieras, compañías de tarjetas de crédito (como Visa y Mastercard), grandes tecnológicas como Google y Apple (con sus aplicaciones Google Wallet y Apple Pay, respectivamente) y multitud de pequeñas empresas dedicadas al fintech (tecnología financiera) con innovadoras iniciativas. Hay una gran y heterogénea gama de soluciones, sin que ninguna de ellas sea aún la líder indiscutible. Visa, por ejemplo, está trabajando en un sistema que permita realizar pagos directamente con el dedo utilizando un lector biométrico de las venas, y también se avanza en la tecnología ponible (wearable technology), que desarrolla relojes, pulseras o anillos conectados a internet que impulsarán los medios de pago digitales. El objetivo es que el acto de gastar sea lo más sencillo posible. Habrá que analizar cómo en el futuro podría afectar esto al descontrol en el consumo. Si nos cuesta menos pagar con la tarjeta de crédito que con efectivo, ¿qué pasará cuando se pague simplemente con el dedo?

Hay unos 2.500 millones de personas que no tienen servicios bancarios pero que pueden acceder a un móvil

El segundo factor determinante del cambio son las famosas criptomonedas, encabezadas por el bitcoin. Este es posiblemente uno de los cambios más desconocidos y disruptivos. Pero lo más atractivo —y gran parte de la genialidad— de esta moneda programable radica en su tecnología. La llamada cadena de bloques o blockchain es un libro contable descentralizado donde se registran todos los intercambios de una unidad de cuenta o bitcoin. Esto permite solucionar el problema del doble gasto en un sistema de pagos descentralizados, es decir, que nadie pueda utilizar el mismo dinero digital dos veces. Además, también se elimina la necesidad de tener una entidad central que controle todas las transacciones. Es lo más parecido a tener un billete físico en un mundo virtual, porque cada moneda digital está numerada.
Hace un año, la start-up americana de Bitcoins21 obtuvo más de 116 millones de dólares de inversores. El Gobierno británico ha creado un fondo de 10 millones de libras esterlinas para la investigación de la tecnología detrás de la moneda (el blockchain). Y Rusia a través de su mayor banco, Sberbank, también montó un fondo de capital de riesgo de 100 millones de dólares para apostar, entre otras, en innovaciones que tengan impacto dentro del espacio financiero.
El tercer y último detonante que puede acelerar la desaparición del dinero tiene que ver con el impacto fiscal y el fraude. El fin de las operaciones en efectivo permite un mayor control de las transacciones evitando el blanqueo de capitales y la evasión de impuestos, que genera la economía sumergida. Un país sin dinero físico no tendría más evasores, ni problemas de pagos en b. Además se evitarían los atracos físicos, aunque la piratería se pasaría al lado digital. Por otro lado, las entidades financieras y los Gobiernos se ahorrarían mucho en la manipulación, el transporte y la custodia del efectivo.

El objetivo es que el acto de gastar sea lo más sencillo posible. Habrá que analizar cómo podría afectar esto al ‘descontrol’ en el consumo

El final del dinero físico está más cerca que nunca. Su fecha de caducidad aún está por determinar, pero la tecnología ya proporciona todo tipo de soluciones para realizar pagos, y los usuarios son cada día más digitales —y adictos— al móvil. Ellos tendrán la última palabra a la hora de elegir el medio de pago definitivo. Y puede que los billeteros tengan sus días contados.

Rodrigo García de la Cruz es ingeniero en robótica y director PD Innovación y Tecnología Financiera del IEB.

Falciani presenta un “PayPal” democrático

Article publicat a La vanguardia

  • “Es la única manera de evitar que las transacciones financieras pasen por paraísos fiscales” explica el informático que filtró la lista de defraudadores fiscales del HSBC

Falciani presenta un “PayPal” democrático
Herve Falciani (JEAN-PHILIPPE KSIAZEK – Getty)

28/01/2016 18:16 | Actualizado a 29/01/2016 09:24

El control ciudadano de las operaciones financieras es el objetivo de la iniciativa que han expuesto Hervé Falciani, condenado a 5 años de prisión en Suiza por difundir una lista de defraudadores, y el equipo del Partido X de Barcelona. A través de una plataforma para pagar, la propuesta pretende revertir el efecto de privatización de los mercados financieros y conseguir que el poder asociado a las transacciones quede en manos de la ciudadanía.
Falciani insiste en que “el marco legal permite que el poder de vigilar y emitir la moneda se traslade de los estados a las empresas privadas”.
La propuesta utiliza la misma tecnología que otras herramientas como Bitcoin, y le añade transparencia y código abierto. Simona Levi, activista de X-net, ha confirmado que pronto van empezar conversaciones con el Ayuntamiento de Barcelona para ver de qué forma se puede implantar esta iniciativa.
El poder de controlar las transacciones
Comprar un billete de avión, como cualquier otro pago, tiene un sobrecargo de entre el 3 y el 5% del importe de la compra, que va destinado a la entidad gestora de la transacción (Visa, PayPal y Google Wallet entre otros). Más allá de este porcentaje, la empresa también consigue acumular datos únicos sobre los movimientos financieros. Esta información es incluso más valiosa que el porcentaje que se aplica sobre el producto, ya que puede condicionar las inversiones en un país.
Según Falciani, la aplicación de la plataforma permitiría que los ciudadanos pudiesen ser productores y usuarios a la misma vez.

El FMI da un voto de confianza a las monedas virtuales

Uns moneda de Bitcoin. JIM URQUHART REUTERS
 

Article publicat a El País 

«Pueden proporcionar servicios financieros más rápidos y más baratos», dice la directora gerente, si bien advierte de los peligros del fraude fiscal o la financiación del terrorismo

 Amanda Mars

Las monedas virtuales tienen un largo recorrido antes de convertirse en un sistema habitual para uno mundo de consumidores al que ha costó convencer de usar la tarjeta de crédito por Internet. La dificultad crece cuando Bitcoin, el máximo exponente de ese dinero virtual, se ha envuelto en estafas e irregularidades. En medio de este escenario, el Fondo Monetario Internacional ha dado un voto de confianza al sistema con un documento de trabajo en el que defiende sus virtudes y anima a los gobiernos a crear la regulación necesaria para impulsar su uso de forma segura.
Es la primera vez que el Fondo se mete en el jardín de analizar un mercado aún minoritario pero muy escurridizo, que escapa al control de gobiernos y bancos centrales. “Las monedas virtuales ofrecen muchos beneficios potenciales, como la rapidez y eficiencia en la realización de pagos y transferencias y ayudando a la inclusión financiera”, apuntan los expertos, y añaden que la tecnología que subyace a estas divisas “ofrecen beneficios que van más allá de las monedas en sí mismas”, dicen los expertos.
Al mismo tiempo, el Fondo admite que hay “riesgos” que debe gestionarse a través de regulaciones equilibradas que no frenen la innovación. También, admite, son demasiado volátiles como hucha para que su uso se extienda de forma masiva. Además, nada como una moneda virtual y encriptada para defraudar al fisco: nadie tiene por qué identificarse cuando esas estas divisas, así que las transacciones por Internet y de país a país gozan de oscuridad suficiente.

Las monedas virtuales son representaciones de valor emitidas por desarrolladores privados y pueden comprarse por vía electrónica y abarcan, desde cupones a millas aéreas, pasando por unidades respaldadas por oro o las más conocidas, las bitcoin, que están encriptadas y son seudoanónimas.
Bitcoin nació en 2009 como un proyecto de moneda virtual y cifrada que se desarrollaba de forma colectiva a través de una plataforma. El objetivo de su creador, un desconocido que se hacía llamar Satoshi Nakamoto, era impulsar un sistema monetario paralelo y descentralizado e una de las primeras implantaciones del concepto de criptomoneda. Pero no está clara la verdadera paternidad de una moneda, ya que admitirla es exponerse al delito en EEUU de atentar contra el dólar. Seis años después, el pasado diciembre, era detenido en Australia un emprendedor de 44 años llamado Craig Wright como presunto creador de la moneda.
Las monedas virtuales, además, no ofrecen las mismas garantías que una tarjeta de crédito, admite el Fondo, ya que los errores de las transacciones son irreversibles.
Tampoco ayuda a la confianza la detención en verano del fundador de la operadora de bitcoins Mt.Gox, Mark Karpeles, después de que se evaporaran grandes cantidades de dinero de la empresa, que había acabado quebrando.
Pero, independientemente de las actuaciones penales contra los individuos, este mercaqdo sigue vivo. Y si las Administraciones logran contrarrestar sus peligros, según el FMI, son una innovación financiera positiva.
 “Las monedas virtuales y su tecnología pueden proporcionar servicios financieros más rápidos y más baratos y pueden convertirse a una herramienta poderosa para profundizar en la inclusión financiera en un mundo en desarrollo”, según las palabras de la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, en el comunicado. «El reto será cómo recoger esos frutos al mismo tiempo que se previenen los usos ilegales, como el lavado de dinero, la financiación del terror, el fraude”, añade.
 Las bitcoin fueron utilizadas, por ejemplo, para una web “oscura” de compraventa de productos ilegales llamada Silk Road que fue cerrada en Estados Unidos en 2013. El documento del Fondo anima a crear marcos internacionales homogéneos y la cooperación entre países.
Pese a las dudas, hay una realidad de grandes cantidades de estas nuevas monedas en ciruclación. Hay ONG, como Cruz Roja o Save the Children, que usan bitcoins para recibir donaciones. Y el banco de inversión Goldman Sachs puso 50 millones de dólares en la startup de Bitcoin, Circle.

Suecia, camino de ser el primer país sin dinero en efectivo

Publicat a  Tendencias 21

Las transacciones electrónicas sustituyen a las materiales, pero pueden dejar atrás a mayores y pobres

La popularidad de los servicios electrónicos de pago en Suecia va camino de acabar con el papel y las monedas, según algunos expertos. Asimismo, una prueba en Estados Unidos demuestra que el dinero electrónico reduce el número de delitos. Sin embargo, acabar definitivamente con los sistemas de pago materiales podría dejar atrás a las personas mayores y a los pobres. Por Carlos Gómez Abajo.
, redactor de Tendencias21, es máster en periodismo (El País-UAM), Experto en… Saber más del autor
Carlos Gómez Abajo


Niklas Arvidsson, con coronas suecas. Imagen: PetraD. Fuente: KTH.
Niklas Arvidsson, con coronas suecas. Imagen:PetraD. Fuente:KTH

Suecia está en camino de convertirse en la primera sociedad sin dinero del mundo, gracias a la pasión del país por las tecnologías, según un estudio del KTH Royal Institute of Technology de Estocolmo.

Niklas Arvidsson, investigador en economía industrial y gestión en KTH, dice que el abrazo generalizado y creciente del sistema de pago por móvil Swish, está ayudando a acercar el día en que Suecia reemplace el efectivo por completo.

«El efectivo es todavía un importante medio de pago en los mercados de muchos países, pero ya no es así en Suecia», dice Arvidsson en la información de KTH. «Nuestro uso del efectivo es pequeño, y está disminuyendo rápidamente.»

En un país donde las tarjetas bancarias se utilizan habitualmente, incluso para las compras más pequeñas, hay menos de 80 millones de coronas suecas en circulación (aproximadamente 8 millones de euros), un fuerte descenso respecto a hace apenas seis años, cuando el total en circulación era de 106 millones de coronas.

«Y de esa cantidad, solamente entre el 40 y el 60 por ciento está en realidad en circulación regular», dice. El resto está apartado en los hogares y cajas de seguridad bancaria sde la gente, o circulando en la economía sumergida.

Resultado de la colaboración entre los principales bancos suecos y daneses, Swish es una aplicación de pago directo que se utiliza para las transacciones entre particulares, en tiempo real.

Pero si Swish comienza a ser utilizado a una escala más grande y crece para incluir transacciones al por menor y el comercio electrónico, Arvidsson dice que es probable que toda la infraestructura del sistema de pagos del país tenga que ser renovada.

Eso puede no ser tan prohibitivo como parece. Arvidsson dice que Swish ya está revolucionando el sistema bancario, que no es ajeno a los proyectos digitales audaces.

Con los sistemas de cheques digitales, servicios de pago electrónico temprano y otros avances en servicios financieros en línea, los bancos suecos han sido los primeros en adoptar sistemas avanzados de TI, dice.

«Combinado con un fuerte sector de TI, eso ha llevado a servicios financieros más competitivos en Suecia. El éxito también se basa en la tradición de los consumidores suecos de dar la bienvenida a los servicios de pago electrónico.»

Sucursales ‘digitales’

Además de la simplicidad y los menores costes, los pagos digitales también añaden transparencia al sistema de pagos de la nación. Varios bancos de Suecia ya tienen sucursales 100 por 100 digitalizada, que simplemente no aceptan dinero en efectivo.

«En las oficinas que sí manejan billetes y monedas, el cliente debe explicar de dónde viene el dinero, de acuerdo con las normas sobre lavado de dinero y financiación del terrorismo», dice. El personal del banco está obligado a presentar informes a la policía en caso de transacciones en efectivo sospechosas.


Para todos

A pesar de su popularidad, Suecia todavía tendrá que asegurarse de que todas las personas sean capaces de participar en el nuevo sistema de pago, dice Arvidsson. La transformación presentaría serios desafíos para aquellos que no están familiarizados con los ordenadores y los teléfonos móviles -principalmente las personas mayores que viven en zonas rurales.

Otros segmentos de la población que pueden sentir el impacto son los inmigrantes sin hogar y en situación irregular. En una sociedad sin billetes y monedas, estarán aún más a merced de los sistemas del Gobierno para sobrevivir.

Que las sociedades sin efectivo se extiendan más allá de Suecia es otra cuestión. «Swish es una idea brillante, pero introducirla a nivel internacional es un reto, sobre todo porque se necesita mucho tiempo para cambiar los sistemas bancarios de otros países partiendo de cero. Pero no es imposible que una revolución bancaria basada en Swish también ocurra en el extranjero», dice Arvidsson.

Menos delitos en la calle

Un estudio publicado en 2014 por el Gobierno estadounidense demostró que cambiar el sistema de ayudas públicas de los cheques de papel a tarjetas de débito redujo el número de delitos callejeros, gracias a que se redujo el nivel de anonimato propio de las transacciones en efectivo.

«Nuestros resultados indican que la aplicación del programa se asocia con una reducción del 9,8 por ciento en la tasa global de delitos, incluidos robos y asaltos a casas», dice el coautor del estudio Volkan Topalli, profesor de criminología en la Universidad Estatal de Georgia (Atlanta, EE.UU.), en la nota de prensa de ésta. «También encontramos un menor número de arrestos por delitos no-de-drogas en las zonas donde se implementaron los pagos electrónicos.»

«Nuestro estudio muestra que incluso una pequeña reducción de dinero en efectivo tiene un efecto positivo en la reducción de la delincuencia callejera,» dice Topalli. «Eso es bueno. Pero la pregunta es: ¿cuál será el impacto de un futuro con aún más transacciones sin efectivo en los pobres, que hasta ahora han dependido en enorme medida del efectivo?»